Campaña de prevención contra el suicidio (II)

Mantener en silencio e invisibilizada una realidad que afecta a nuestra población no es respuesta, solo continuará incrementando estadísticas. Rompamos el silencio y la indiferencia como sociedad salvadoreña y ayudemos a nuestros hermanos.

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Almejas, cascos de burro y otros moluscos muertos en la bahía de La Unión. Foto EDH / Insy Mendoza.

Por Ricardo Sosa

2019-11-19 5:40:31

En El Salvador se registraron 205 suicidios cada año en el periodo del año 2010 al 2017 (datos oficiales del Ministerio de Salud). A estas cifras debemos agregar las tentativas de suicidio: son hasta 20 veces más frecuentes que los casos consumados, lo que hace indispensable que el Estado salvadoreño tome acciones directas, contundentes e inmediatas para prevenir la pérdida de más personas. Por lo anterior, me permito sugerir algunas recomendaciones para que se consideren por las autoridades a todo nivel y sociedad en general:

-Al Ministerio de Salud, que en su política nacional de salud para el año 2020 establezca por primera vez en nuestro país el “Plan de prevención nacional y manejo de conducta suicida en El Salvador”, que incluye la estrategia de salud mental para toda la población. De igual manera, mejorar su trabajo con información epidemiológica, estadística, indicadores con un registro adecuado de suicidios y tentativas para entender mejor la problemática y medir los avances y no ocultar la información. El silencio deben romperlo el mismo Ministerio y entidades relacionadas.
-Para la Asociación Salvadoreña de Radiodifusores (ASDER) para que pueda iniciar una campaña de prevención por radio, televisión y sumar periódicos impresos y digitales respetuosa, creativa, con información rigurosa para romper el silencio.

-A las asociaciones de profesionales en psicología, psiquiatría, trabajo social, enfermería, médicos y otras afines a unirse por un bien común y en esa sinergia, sin duda, resultarán ideas creativas y de bendición para el país.

-El silencio deben romperlo también los padres de familia con sus niños, niñas, adolescentes, educando, orientando, capacitando y adiestrando a la familia, para que puedan desarrollar resiliencia, enfrentarse al estrés, resolver conflictos o problemas, así como los cambios de etapas. No pueden delegar en la escuela o las instituciones los que les corresponde.

-Al Estado, que incluye a las universidades, para desarrollar capacitaciones, adiestramientos, cursos especializados, posgrados y maestrías relacionadas a salud mental, prevención de violencia y cultura de paz, dirigidos a profesionales del sistema de salud, pero aportando desde las aulas a los futuros profesionales de todas las carreras para trabajar en prevención y multiplicar el mensaje.

-Al Ministerio de la Defensa Nacional y PNC, a continuar con el excelente trabajo en supervisión, regulación, control y requisitos para permisos de portación y compras de armas de fuego.

-A la sociedad salvadoreña en general, que el silencio sobre la prevención del suicidio requiere que entendamos el dolor y sufrimiento de las personas, va más allá de quien se quita la vida o intenta quitársela, trasciende a la familia y amigos cercanos en un dato entre cinco a quince personas; debemos mostrarnos más empáticos con el más próximo, porque podríamos ser fuente de bendición para ayudar, asistir y acompañar a un familiar, amigo, vecino, compañero de trabajo. Juzgar, criticar y condenar no ayuda.

Mantener en silencio e invisibilizada una realidad que afecta a nuestra población no es respuesta, solo continuará incrementando estadísticas. Rompamos el silencio y la indiferencia como sociedad salvadoreña y ayudemos a nuestros hermanos. No ignoremos las posibles amenazas o mensajes de suicidio; considérelas con seriedad y responsabilidad.

Experto en seguridad y criminología