Brexit, ¿epopeya histórica o telenovela?

Una salida sin acuerdo obliga desde ahora a preparar todas las opciones para la Unión Europea: que sea para los 3.6 millones de ciudadanos europeos que viven en Reino Unido, tanto como los 1.2 millones de británicos en Europa.

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Raquel Avoleván, Alejandra Costa, Luiza Manga y Alejandra Ochoa son algunas de las famosas que se han pronunciado contra la violencia infantil. Foto EDH / Instagram

Por Pascal Drouhaud

2019-10-11 6:15:54

A pocas semanas del 31 de octubre, que supuestamente será la fecha de salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, la atmósfera política y diplomática se carga de nerviosismo, a lo cual se agrega una forma de confusión.

Cada uno de los actores se guardan de apostar sobre lo que pasará en esa fecha. La última reunión entre el primer ministro británico, Boris Johnson, su ministro encargado del Brexit, Stephen Barclay por una parte, y Jean Claude Juncker, todavía Presidente de la Comisión Europea y el encargado europeo de las negociaciones Michel Barnier, parece haber marcado un tiempo de respiro en un medio ambiente tenso, mientras la cumbre del 17 de octubre próximo aparece como un tiempo estratégico en este proceso infernal que viene desde el referendo de junio de 2016.

Pragmatismo es la santa palabra usada por los responsables europeos para marcar temas que son desafíos en lo que parece todavía como un hipotético horizonte de negociación: llegar en la ausencia de frontera física con Irlanda del Norte y lograr un acuerdo sobre las relaciones económicas que podrían enmarcarse en un acuerdo de libre comercio en el mínimo, una zona aduanera para los más optimistas. El nuevo Parlamento Europeo votó hace pocos días una resolución sobre el Brexit. Hacer lo posible para evitar una salida sin acuerdo de Gran Bretaña, reafirmar el carácter “justo y equilibrado” del acuerdo saliente y afirmar que un nuevo plazo será obtenido solamente si “razones y objetivos válidos” existen.

Después de los giros en serie de estas últimas semanas en Londres, el primer ministro pensó que se podía concluir estas peripecias con la decisión de suspender el Parlamento británico hasta el 14 de octubre, tres días antes de la cumbre europea. Era sin pensar que la Corte Suprema cancelaría esta decisión.

Por cierto, los diputados británicos adoptaron el 4 de septiembre pasado una proposición de ley que impone al primer ministro pedir a la Unión Europea un plazo de tres meses.

El Brexit está, por el momento, previsto el 31 de octubre próximo, si ningún acuerdo está establecido antes del 19 de octubre. Esta opción no hace parte de lo posible para Boris Johnson. Pero con el Parlamento retomando su papel por decisión de la Corte Suprema, se pueden esperar nuevas reglamentaciones que pondrán en relieve la guerra de desgaste con Boris Johnson. Elecciones anticipadas para salir de esta situación que hace pensar en Kafka.

¿Dimisión del primer ministro pocos meses después de su llegada? Todo parece posible aunque la posibilidad de elecciones anticipadas parece difícil de concretarse. Y aunque haya, parece delicado prever qué saldrá de las urnas, pues el país está dividido sobre el tema.

El primer ministro oscila entre posturas que tienen vocación en hacer pensar en Winston Churchill en sus “ horas negras” del 1940 y otras que parecen asociarse más a una telenovela de serie B — afirma que “prefiere estar muerto en el fondo de una zanja”— da la impresión de no controlar todo el espacio político británico.

Por cierto, el acuerdo de salida negociado durante 18 meses por la ex-primera ministra Teresa May y rechazado tres veces por el Parlamento no favorece el optimismo. Pero la posibilidad de un “ no deal” da miedo a los medios económicos que temen una caída de la moneda (la libra esterlina), un aumento de la inflación, el restablecimiento de derecho aduaneros, la escasez de productos de alimentación , gasolina y medicinas. Desde el referendo de 2016, la libra esterlina ha perdido 15% de su valor.

Una salida sin acuerdo obliga desde ahora a preparar todas las opciones para la Unión Europea: que sea para los 3.6 millones de ciudadanos europeos que viven en Reino Unido, tanto como los 1.2 millones de británicos en Europa. Reino Unido ha previsto en este caso la instalación de controles aduaneros, inspecciones de seguridad alimentaria, la verificación de las normas europeas en las fronteras . En reciprocidad, el Parlamento Europeo ha previsto desde abril pasado la exención de visas para los británicos que efectúan estadías cortas en el continente. Se propondrá un permiso de estadías de tres años a los europeos que quieren vivir en el Reino Unido.

Pero el punto aún más sensible queda siendo el de Irlanda. Las autoridades irlandesas han previsto más de 1.5 mil millones de dólares para poder aguantar el costo económico de un divorcio sin acuerdo con los europeos. El “backstop”, que tiene vocación en evitar una frontera física entre la República de Irlanda y la provincia británica de Irlanda del Norte, limitaría la capacidad de Londres en negociar acuerdos comerciales con países. Esta opción es inaceptable para las partes de una salida sin acuerdo.

Mientras no se sepa cuál será la opción durante octubre, los países se preparan a esta ruptura : Alemania prevé un periodo de transición de meses para permitir a los británicos en ser en regla administrativa. Francia prevé acordar un año a los 15.000 ciudadanos británicos que viven sobre su suelo para tener una autorización de residencia mientras espera lo mismo para los 300.000 franceses que viven en Gran Bretaña. Inquietud en Italia sobre unos productos agrícolas, autorizaciones en circular con Gibraltar para España, inquietud sobre el turismo para Grecia, que recibe anualmente a más de 3 millones de británicos, tantas situaciones diferentes y complementarias por la situación del Reino Unido.

Más que nunca Gran Bretaña debe decidir de su destino: los debates que se pueden esperar en las próximas semanas confirman por lo menos la lógica del péndulo, alternando entre instantes históricos, que cambiarán el rumbo del país por el porvenir y peripecias de una telenovela cuyo escenario no parece contener la palabra “fin”.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr y Corresponsal de El Diario de Hoy en París.