Borges

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Por Daniel Olmedo

2019-08-28 4:20:14

El sábado fue el día del lector. Fue el cumpleaños del más grande de todos: Borges.
En 1976 le entrevistó la Televisión Española. Comenzaron a leerle su poema ‘Fragmentos de un evangelio apócrifo’, y el viejo, con sencillez y ternura, reaccionó conmovido: “Bueno, yo creo que eso es… es algo esencial. Ahí estaría mi credo”.

Tras cada verso que le leen, el divino ciego lo comenta espontáneamente así:

“Desdichado el pobre de espíritu, porque bajo la tierra será lo que ahora es en la tierra” (Claro, suponer que ser desdichado es un mérito es un disparate).

“Desdichado el que llora, porque ya tiene el hábito miserable del llanto” (Creo que eso de ponderar a la desdicha y al llanto son cobardías o algo demagógico).

“No basta ser el último para ser alguna vez el primero” (Sería demasiado fácil ser el primero).

“Feliz el que perdona a los otros y el que se perdona a sí mismo” (Creo que uno no debe abrumarse con reproches, pensar ‘obré mal’, porque es una forma de insistir en el error; si uno ha obrado mal, bueno, a olvidarlo).

“Bienaventurados los que no tiene hambre de justicia, porque saben que nuestra suerte, adversa o piadosa, es obra del azar, que es inescrutable” (Claro. ¿Cómo vamos a pedir justicia? Almafuerte decía: ‘Sólo pide justicia, pero será mejor que no pidas nada’)

“Bienaventurados los misericordiosos, porque su dicha está en el ejercicio de la misericordia y no en la esperanza de un premio” (Sí. Aquello que dijo Shaw: ‘He dejado atrás el soborno del cielo’. Porque el cielo es un soborno, realmente).

“Bienaventurados los de limpio corazón, porque ven a Dios” (No estoy nada seguro de que alguien pueda ver a Dios. Creo que es una frase. Vamos a olvidarla. Táchela. Es una frase literaria en el sentido más triste de la palabra)

“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque les importa más la justicia que su destino humano” (Eso está bien).

“Nadie es la sal de la tierra; nadie, en algún momento de su vida, no lo es” (Creo que en todas las vidas hay un momento que las justifica, que las salva. En todas las vidas, aún en las vidas más…)

“Los actos de los hombres no merecen ni el fuego ni los cielos” (¡Es absurdo! Vamos a suponer que yo llego a los ochenta años [en ese entonces tenía apenas setenta y siete], ¿cómo va a ser premiado eso con una eternidad de cielo, o castigado con una eternidad de infierno? Es desproporcionado. ¿Por este instante que vivimos aquí me van a castigar o premiar tanto?).

“No odies a tu enemigo, porque si lo haces, eres de algún modo su esclavo. Tu odio nunca será mejor que tu paz” (Es un consejo egoísta, desde luego [ríe]).

“No exageres el culto de la verdad: no hay hombre que al cabo de un día, no haya mentido con razón muchas veces” (Decir la verdad siempre es una pedantería ética. La convivencia sería imposible).

“Yo no hablo de venganzas ni de perdones; el olvido es la única venganza y el único perdón” (Tengo un poema que habla de eso, y dice: ‘Hoy es difícil el arte del olvido’. ¡Claro que es difícil! Pero, con todo, uno debe buscar el olvido en ciertas cosas. A la larga, uno lo logra).

“Felices los amados y los amantes y los que pueden prescindir del amor” (Sí, aunque es mejor ser amado o amante, que prescindir del amor. Creo que no estoy de acuerdo con este autor sudamericano; se ha equivocado varias veces en el curso de una página).