Cien años: de la valentía al miedo

Escribía Nicolás de Maquiavelo en el siglo XV: “El hombre está más dispuesto a perdonar el asesinato de su padre que el despojo de sus bienes”.

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El ultraderechista José Antonio Kast (izq.) y el izquierdista Gabriel Boric (der.), con programas y conceptos antagónicos del futuro de Chile, se enfrentarán en una segunda vuelta electoral el 19 de diciembre de 2021 para convertirse en el próximo presidente de Chile. Foto / AFP

Por Mirella Schoenenberg Wollants

2021-11-21 5:35:36

Concepción Cornejo de Figeac se detuvo en seco para estar segura que sus ojos no la engañaban. Con una mano se limpió el sudor que corría desde su frente hacia sus ojos, no fuera ser que éste, nublando su visión, causara las visiones que tenía: fuerzas de seguridad del gobierno venían corriendo hacia ellas, portando macanas, garrotes y fusiles.
Las decenas de vendedoras del Mercado Central, lideradas por ella, junto con otros centenares de hombres y niños, chocaron con aquéllos, iniciándose un combate, cuerpo a cuerpo. Hubo tiros y porrazos de parte de los agentes, contra gritos, puñetazos, patadas y arañazos de las aguerridas mujeres que estaban dispuestas a todo por defender el producto de su trabajo de casi toda una vida.

Las mujeres que combatían frente al palacio se dieron cuenta de la desigualdad de armas que las ponía en desventaja. Siendo que las calles de la época eran de piedras y tierra apelmazada, las heroínas comenzaron a arrancar los pedruscos bajo sus pies y a lanzarlas a los uniformados. En ese combate tan desigual, diez gendarmes fueron lapidados y murieron. La fuerza emocional de las féminas obligó a los policías a retirar sus uniformes por indumentaria de civil y luego salir huyendo del lugar.

Otro grupo de mujeres venía marchando desde Santa Tecla, reaccionando a la convocatoria de las damas capitalinas de los mercados, no obstante, las hicieron retroceder los tiros de la gendarmería. Desde Santa Ana salió otro grupo camino a San Salvador para apoyar, así como estudiantes universitarios y de escuelas secundarias. Las vías públicas estaban abarrotadas de protestantes, alrededor de un mil quinientos, por lo que el presidente Jorge Meléndez Ramírez ordenó que salieran todas las tropas de la policía.

Las protestas llegaron hasta alrededor de las cuatro de la tarde. Los universitarios fueron encarcelados y macaneados. El cortejo fúnebre de las víctimas civiles pasó al día siguiente frente a la casa de Jorge Meléndez y los acompañantes gritaban frases de protesta contra él.

El Estado de Sitio fue establecido a las 4 p.m. de ese día, mientras el Ministro de Hacienda y Crédito Público del gobierno, don José Esperanza Suay Villacorta, el del “error involuntario”, salió huyendo hacia Guatemala, para protegerse de represalias populares.

Todo lo antes descrito había iniciado como una manifestación pacífica, partiendo las mujeres muy temprano, ese 28 de febrero de 1921, acompañadas por hombres, niños e incluso, ancianos que, a pesar de sus achaques, no dudaron en luchar por su patrimonio.

El origen de la protesta había sido un aviso publicado por orden del señor Suay Villacorta, en el Diario Oficial el 23 de febrero de 1921, conteniendo lo que él dio en llamar (posteriormente) “error involuntario”, en relación con la Ley Monetaria emitida el 11 de septiembre de 1919 que establecía al colón como la nueva unidad monetaria representativa de oro, desmonetizando la moneda fraccionaria de plata; por tanto, todas las personas con caudales guardados —pues no se confiaba mucho en los bancos— en dicho metal, se quedaban ¡sin nada! El aviso expresaba: “…las oficinas fiscales no admitirían en pago (de impuestos), la moneda (de plata) desmonetizada…”. Pero aquella involuntariedad fue seguida por una compra sistemática por parte de enviados del clan Meléndez-Quiñónez, de todas las monedas de plata, a una pequeña fracción de su valor.

Por lo anterior, las manifestantes pretendían hacer oír su voz ante los diputados de la Asamblea Legislativa, cuya sede estaba en el Palacio Nacional. Para ello, tenían que ingresar al gran salón donde sesionaban. No obstante, era evidente que el Ejecutivo no estaba de acuerdo, por lo que envió sus fuerzas para detener a esa masa humana, mayormente estrogénica, a como diera lugar.

Escribía Nicolás de Maquiavelo en el siglo XV: “El hombre está más dispuesto a perdonar el asesinato de su padre que el despojo de sus bienes”.

Las eternamente invisibilizadas dispusieron luchar contra la autoridad para que otro grupo de ellas lograran entrar al edificio, donde, con gritos y amenazas, coaccionaron a los congresistas a suspender el articulo legislativo. El decreto de la desmonetización de la plata fue derogado.

Seis mujeres, por lo menos, perdieron la vida defendiendo los bienes y la libertad económica de los salvadoreños, entre ellas Concepción Cornejo de Figeac, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida sobre la calle frente al Palacio.

Exactamente cien años después la historia se repitió: Se impuso el bitcoin como moneda de curso legal, a pesar de la afectación económica financiera para los salvadoreños. No obstante, la población no reaccionó al igual que las mujeres en el año 1921, sino que se sometió. ¡Hasta la próxima!

Médica, Nutrióloga y Abogada

mirellawollants2014@gmail.com