El Experimento

La mayoría de especialistas que hemos oído y los economistas más serios que tiene el país manifiestan su preocupación por la “volatilidad” y lo “especulativo” de las criptomonedas.

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Ayer por la tarde, la Selecta hizo el reconocimiento de cancha al Bethlehem Soccer Complex. Foto EDH / Cortesía La Selecta

Por Oscar Picardo Joao

2021-06-10 7:15:45

Según el diccionario de la RAE, el concepto de experimento hace referencia al diseño de pruebas para provocar un fenómeno en unas condiciones determinadas con el fin de analizar sus efectos o de verificar una hipótesis o un principio científico, o bien, para determinar las cualidades y la eficacia de una cosa o producto. En el mundo científico, investigación experimental está integrada por un conjunto de actividades y manipulación de variables en una situación provocada por el investigador.
El experimentador, con hipótesis en mano, diseña el contexto, define algunas variables y manipula otras; luego observa el resultado y al final describe el efecto final; puede que compruebe su teoría hipotética o la anule. Simple.
En El Salvador, a lo largo de la historia contemporánea –post Acuerdos de Paz- y a nivel político se han diseñado varios experimentos bajo ciertos marcos hipotéticos, entre los cuales destacamos: a) La privatización de los servicios públicos de energía, telecomunicaciones y pensiones (1998): Los empresarios son más eficientes que el Estado, además una economía desregulada generará el rebalse económico; b) La dolarización de la economía (2000): Ningún gobierno podrá imprimir dinero o hacer política monetaria con ideologías políticas, no crecerán los intereses y será mejor para el crecimiento económico; c) Ley Bitcoin: Con esta nueva criptomoneda en curso se atraerá más inversión extranjera y mejorará la economía.
El problema de estos experimentos, los dos primeros con limitados resultados, es que no han sido sometidos a un análisis riguroso; en materia económica y financiera hay suficientes “datos” para hacer prospectiva y saber qué va a suceder. Pero las simulaciones y regresiones deben hacerse en contextos más reales y menos imaginarios.
Al final los servicios privados de energía, comunicaciones y pensiones son más caros e igualmente ineficientes y la dolarización ha ocasionado una “Enfermedad Holandesa” que no permite el crecimiento económico. Se reprodujo el modelo de acumulación de capital y nada cambió.
Lo que funciona bien en Singapur o Irlanda no siempre va a funcionar bien en El Salvador; existe un entorno, un marco cultural o un ambiente, que determina y condiciona el funcionamiento de las variables. Familia, escolaridad promedio, creencias, valores, sistema educativo, religión, etcétera son factores muy influyentes en los resultados económicos.
Países con sólidas raíces protestantes, basadas en la predestinación luterana y calvinista, poseen una visión “terrenal” de bienestar y del sistema de justicia muy diferente a naciones católicas ancladas en la providencia anselmiana, cuyo modelo se sustenta en la justicia divina post mortem. En los primeros, la pobreza es vista como signo de fracaso y condena, mientras que los segundos la pobreza es una virtud. Esto impacta significativamente en los modelos económicos.
Es válido y necesario hacer experimentos y poner a prueba la imaginación y la creatividad, pero en escalas muy reducidas y específicas. Experimentar con un sistema nacional o con un país representa un riesgo muy alto. ¿Alguien puede sostener, en un paper o en un debate serio, qué sucederá con la economía en cinco años cuando ya esté en pleno auge el uso de Bitcoin?
La mayoría de especialistas que hemos oído y los economistas más serios que tiene el país manifiestan su preocupación por la “volatilidad” y lo “especulativo” de las criptomonedas. Hubiese sido prudente hacer un piloto más amplio que la experiencia de surfistas de la playa El Zonte o, al menos diseñar una ley más flexible que permitiera la circulación del Bitcoin sin obligatoriedad en un período determinado, y si va bien luego reformar la ley.
Estamos en un marco de transformación digital, no hay duda, todo apunta y apuesta hacia el Smart pone, big data, blockchain, IoT, automatización, robótica, e-learning, etcétera, pero es importante tener un plan, una ruta crítica, simulación, indicadores, estudios, y no sólo ocurrencias.
Veamos otras hipótesis del experimento: a) Quienes tienen empleos formales, cuentas bancarias o tarjetas y un nivel de alfabetización digital pueden que naveguen mejor en las aguas de las criptomonedas; pero son una minoría. b) Los riesgos financieros a escala doméstica pueden ser menores, pero en ciudadanos que viven al día vinculados al comercio informal, pueden tener problemas domésticos serios. c) Muchas empresas al vender en Bitcoin se verán obligadas a pagar salarios en Bitcoin, y esto generará un encadenamiento comercial, pero muchos ciudadanos se mueven fuera de la formalidad.
El experimento ya comenzó y es irreversible, tendremos que esperar y asumir los riesgos y consecuencias en el mediano plazo. El Colegio de Economistas, ABANSA y los académicos no fueron consultados, y una vez más no hace falta consultar nada a nadie, el Presidente y su equipo de asesores y ministros lo saben todo; hasta dirigir y ejecutar experimentos, el problema es que los ratones de laboratorio son los ciudadanos, los que financian el ensayo…

Investigador Educativo/opicardo@asu.edu