Bella historia de la vida real de un niño

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Por Evelyn del Pilar de Sol

2018-05-26 9:16:27

Por espacio extractaré esta bella historia del amor de un niño, que en el Mes de la Madre merece ser leída por todos.

Un niño protestante de 6 años escuchaba a sus compañeros católicos rezar el Avemaría. Le gustaba tanto que la memorizó, rezándola cada día. “Mira, mamita, qué bonita oración”, le dijo a su madre. “No la digas nunca más,” respondió la madre. “Es una oración supersticiosa de los católicos que adoran ídolos y piensan que María es diosa, pero ella es una mujer como cualquier otra”. Le entregó la Biblia diciéndole “Mejor léela.” El pequeño dejó de rezar su Avemaría diaria y empezó a leer la Biblia.

Un día leyó el pasaje sobre la Anunciación del Ángel a la Virgen. El chiquillo corrió a su madre diciendo: “Mamita, encontré el Avemaría en la Biblia y dice: ‘Llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita Tú eres entre las mujeres’, ¿por qué la llamas una oración supersticiosa?”. Ella no contestó. Posteriormente encontró la escena de la salutación de Isabel a María y el hermoso Magnificat, donde María anunció: “Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones”. Ya no dijo nada a su madre volviendo a rezar el Avemaría cada día.

Un día, ya adolescente, su familia discutía sobre María. Decían que era una mujer común y corriente. El niño, luego de oír sus errores, lleno de indignación interrumpió diciendo: “María no es como cualquier hijo de Adán manchado de pecado. ¡No! El Ángel la llamó LLENA DE GRACIA Y BENDITA ENTRE LAS MUJERES. María es la Madre de Jesús y en consecuencia, la Madre de Dios. No existe una dignidad más grande a la que pueda aspirar nadie. El Evangelio dice que todas las generaciones la llamarán bienaventurada, mientras que ustedes la menosprecian. Su espíritu no es el espíritu del Evangelio ni de la Biblia que proclaman, es el fundamento de la religión cristiana. La honda impresión que causaron las palabras del chico a su madre, la hicieron llorar desconsolada, temiendo que su hijo se haría católico. Efectivamente, su hijo se convirtió en uno de sus más ardientes apóstoles.

Años después se encontró con su hermana ya casada. Ella lo rechazó indignada: “Si algún hijo mío quisiera hacerse católico, primero le enterraría una daga en su corazón que permitirle abrazar la religión de los Papas”.

Un día, uno de esos hijos enfermó gravemente y agonizaba. Tan pronto se enteró su hermano, fue al hospital y le habló con cariño diciéndole: “Hermana, tú deseas que tu hijo sane. Entonces recemos juntos un Avemaría y prométele a Dios, que si tu hijo sana, estudiarás la doctrina católica. También, en caso de que concluyas que el Catolicismo es la única religión fundada por Cristo, tú la abrazarás. Su hermana aceptó y rezó con él un Avemaría. Al día siguiente su hijo estaba completamente curado. La madre cumplió su promesa, poniéndose a estudiar la doctrina católica. Se convirtió al catolicismo con toda su familia.

Esta historia relatada en una homilía del Padre Francis C. Tuckwell de Westminster Cathedral en Londres, la termina diciendo: “El niño protestante que se hizo católico y convirtió a su hermana es el sacerdote que les habla, yo”.

Lo escrito pueden encontrarlo, con fotografías del Padre Tuckwell, en Internet:

Este Mes de la Madre, honremos a la más excelsa madre de todas, la bendita entre las mujeres, la Virgen vaticinada como Madre de Dios por el profeta Isaías (7/14) y confirmada en el Evangelio de San Mateo (1/23): “Sepan que la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y lo llamarán Emmanuel que significa: ‘DIOS CON NOSOTROS’”.

Columnista de
El Diario de Hoy