La guerra secreta contra el programa nuclear iraní

Revelando un grado de penetración del sistema de seguridad iraní , el último atentado manda una señal muy fuerte; después del ataque del complejo nuclear de Natanz en agosto pasado, este asesinato significa que la impunidad no existe para Irán, ni siquiera en su propio territorio nacional.

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Por Pascal Drouhaud

2020-12-05 3:25:51

El asesinato de Mohsen Fakhrizadeh, personaje central en el programa nuclear iraní, el 27 de noviembre pasado, reveló la fuerza de la guerra secreta contra el programa nuclear iraní.
General de los gGuardianes de la Revolución, el órgano de seguridad de la república islámica, Mohsen Fakhrizadeh tenía un rango elevado, tal como se puede entender a raíz de las funerales reservadas a los “martirios” del régimen iraní. Responsable de la «”defensa antiatómica” para Teherán, Jefe del programa nuclear secreto para Israel, lo cierto es que la muerte de Fakhrizadeh es una perdida para Irán. La organización con una forma de simbólica de sus funerales, confirman esta realidad y participan de una llamado a una alerta general. Doctor en física e ingeniería atómica, realizo una tesis con Fereydoun Abbassi, que fue Jefe de la Organización iraní de la energía atómica (OIEA) , era en realidad el Director general del programa “Amad “ quien , según las organizaciones de inteligencia israelí y estadounidense, está ligado a los esfuerzos de Irán para adquirir el armamento nuclear.
Las condiciones de su muerte, mientras beneficiaba de una protección, viajando en un carro blindado en la ciudad de Absard, en el este de la capital iraní, Teherán, ratifica las modalidades de una operación especial muy bien organizada, en el propio territorio nacional irán. Sus restos fueron honorados en dos de los principales sitios chitas en Irán, Maccha y El Qom. Después de su muerte, se revelo que tenia rango de viceministro, siendo el Jefe de la “Organización de la investigación e innovación en materia de defensa”, el famoso “Sepand”. Después de estas informaciones publicas, como olvidar las declaraciones del Primer ministro israelí en Avril de 2018, Benyamin Netanyahu presentando el papel central de Fakhrizadeh en el programa militar secreto, y afirmando que era “el cerebro” de dicho programa. Obviamente, era un blando de primera importancia en esta guerra secreta que esta librada a día abierto desde meses.
En realidad, Fakhrizadeh no era un desconocido: apareció en documentos oficiales en 2015, cuando la Agencia internacional de la energía atómica ( AIEA) como el dirigente “a partir de los años 2000”, de “las actividades de apoyo a la posible dimensión militar” del programa nuclear iraní, que parecen haber empezado en los años 1980. El programa AMAD agrupó estas actividades hasta 2003, Fakhrizadeh siendo su director general de 1999 hasta 2003. Recibió sanciones del Consejo de seguridad de la Organización de las naciones unidas con “otras personas participando al programa nuclear o de misiles balísticos” de Irán.
La resolución 1747 lo tenia identificado como un “encargado de investigaciones en el Ministerio de defensa” y “ex jefe del Centro de investigación en física”. Las sanciones fueron levantadas cuando se aplicó el acuerdo internacional sobre el tema nuclear iraní en 2015. Había sido firmado en Viena, Austria, entre la república islámica y el grupo de los países 5 + 1 : China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Rusia y Alemania. Fueron restablecidas por Washington, en 2018, cuando el presidente Trump salió del acuerdo.
Y por cierto, desde el mayo de 2018, Donald Trump salió del acuerdo establecido por su predecesor, Barack Obama. Desde agosto de 2018, las sanciones estadounidense volvieron contra Irán que parece haber retomado el rumbo de su programa nuclear. En ese contexto, es importante recordar que la muerte de Mokhzen Fakhrizadeh no es la primera de un actor científico iraní: en 2010, por ejemplo, fueron dos en ser eliminados: Massud Ali Mohammadi y Majid Shahriari. En 2020, golpes fuertes fueron llevados contra Teherán: en enero, la muerte del general Qassem Soleimani, Jefe de las fuerzas Al Qods, encargado de las operaciones en el exterior, fue eliminado en Irak. Estos últimos meses, son varias las destrucciones contra las infraestructuras energéticas que ocurrieron en Irán. Teherán les atribuye a Israel sin que nunca, obviamente, haya una forma de reconocimiento del acto.Es el contexto clásico de una guerra secreta llevada a cabo cuyos blandos son bine escogidos: sitios estratégicos, personas centrales en los dispositivos esenciales para, en el caso de Irán, la estrategia militar y entonces la influencia regional e internacional. Fueron blancos de ataques precisos. En agosto pasado, había sido Abu Mohamad El Masri, el N°2 de Al Qaida, viviendo en Teherán, que fue asesinado. La muerte de Mohsen Fakhrizadeh es reveladora de este contexto : en la fase de transición en la cual entraron los Estados Unidos antes de la próxima toma de posesión del Presidente electo Joe Biden, Irán puede permitirse el lujo de dejar pasar el tiempo, dejando pasar el fin de la administración Trump.
Washington por su parte, mantiene la estrategia de la presión máxima, permitiendo a Israel ganarse espacios de seguridad. Se trata de « acabar el trabajo », dejando heridas, huellas fuertes que permiten una desaceleración de los esfuerzos iraní para acceder a un potencial militar atómico. Obviamente, esta opción sería una catástrofe de mayor importancia para Israel y Europa, al alcance inmediato de posibles misiles balísticos estratégicos, amenazando el equilibrio mundial con los Estados Unidos. La neutralización de científicos centrales, como lo fue Mohen Fakhrizadeh, contribuye en una forma de paralización de la mecánica iraní. Pero los aspectos políticos refuerzan la complejidad del ejercicio: la tensión permanente que existe puede debilitar los que no están en contra de futuras discusiones con la comunidad internacional, empezando con los Estados Unidos.
Revelando un grado de penetración del sistema de seguridad iraní , el último atentado manda una señal muy fuerte; después del ataque del complejo nuclear de Natanz en agosto pasado, este asesinato significa que la impunidad no existe para Irán, ni siquiera en su propio territorio nacional. Este mensaje implícito puede ser entendido como una alerta de urgencia : según especialistas, el famoso “breakout time”, es decir, el tiempo necesario para llegar a un punto de no retorno hacia, en este caso, la acceso a una material suficiente para lograr en tener una primera ojiva, sería de 2 hasta 5 meses. A pocas semanas de la llegada de Joe Biden en la Casa blanca, este ataque puede impedir el regreso progresivo pero real de una nueva ronda de negociaciones con Irán. Más que nunca, la guerra secreta contra el potencial militar nuclear iraní ha vuelto a la primera plana de la actualidad internacional.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr