Deshumanización en servicios de salud

La falta de sensibilidad no siempre es condenable en el ejercicio de la profesión porque en una sala de emergencia donde llegan tantos lesionados y más de alguno agonizante, no se puede tener la sensibilidad de un poeta ni la exquisitez de un pianista; por el contrario, se necesita de temple, control y cabeza fría para tomar las mejores decisiones.

descripción de la imagen
Más temprano, Ricardo Zúñiga se reunió con la Junta Directiva de la Asamblea. Foto EDH / Jorge Reyes

Por Rodolfo Chang Peña

2021-05-11 9:15:06

Ante varias quejas y reclamos del público un profesor de medicina de un conocido centro hospitalario organizó y llevó a cabo un conversatorio sobre la “deshumanización de la medicina” al que asistieron especialistas, médicos residentes de varias especialidades, enfermeras y estudiantes. Los aspectos relevantes se exponen a continuación:

  • Es un decir popular que en los centros de atención, sobre todo de la red pública, hay deshumanización en la entrega de servicios y que se ha hecho muy poco para contrarrestar esa lacra. De entrada es preciso deslindar que la Medicina como ciencia no está en duda, sino los profesionales que la ejercen. Por otra parte, además de médicos y enfermeras, se señala a porteros, recepcionistas, secretarias clínicas, técnicos de laboratorio y administrativos.

 

  • Se considera que el médico que trabaja con humanismo es aquel que se dirige al paciente con educación y amabilidad, lo examina en forma respetuosa y le explica de manera comprensible sobre su enfermedad y tratamiento. Los reclamos casi siempre van dirigidos, en el caso del médico, a su falta de sensibilidad hacia el sufrimiento, tristeza, preocupación e intranquilidad del enfermo.

 

  • La falta de sensibilidad no siempre es condenable en el ejercicio de la profesión porque en una sala de emergencia donde llegan tantos lesionados y más de alguno agonizante, no se puede tener la sensibilidad de un poeta ni la exquisitez de un pianista; por el contrario, se necesita de temple, control y cabeza fría para tomar las mejores decisiones. Después de ver formarse varias generaciones de médicos, al principio todos vienen “delicados”, se impresionan con facilidad, se preocupan por todo y hasta se les quita el hambre cuando ven de cerca el dolor humano y la muerte. Pero a la vuelta de un par de años son capaces de estudiar y comer a la par de un encamado que agoniza.

 

  • El médico estadígrafo estima que la producción en la especialidad de la Medicina Familiar arroja un promedio de 5 a 6 pacientes por hora, desafortunadamente este parámetro se ha tomado como una cuota obligatoria que se impone al galeno contratado en la consulta externa, situación que hace que apenas tenga tiempo para interrogar y examinar, de ahí las quejas de deshumanización: “el doctor me examinó a la carrera”, “apenas me dirigió la palabra”, “le pregunté y no me hizo caso”, etc.

 

  • La doctrina recomienda incrementar la fé y confianza del paciente en su médico porque ello contribuye con su recuperación y esto se logra con el seguimiento en la misma forma como se hace en el ejercicio privado. En la practica un médico refiere al enfermo al especialista, éste lo recibe y le hace el diagnóstico y lo hospitaliza, otro lo interviene quirúrgicamente, y una vez que le dan el alta, otro lo atiende en el control postoperatorio. Este modelo de atención crea condiciones para percibir deshumanización.

 

  • Deshumanización más grave es obligar a los enfermos a hacer cola a las cinco de la mañana para entregar una muestra de laboratorio, perder todo el día para que lo atiendan en Emergencia, esperar seis meses para que lo vea el especialista en consulta externa, que le den cita para un año para una operación de catarata, posponer una intervención quirúrgica urgente por falta de camas, obligar al enfermo que viene de lejos a que eche varios viajes para preguntar por una medicina y obligar a un paciente en condiciones de pobreza a que traiga el dinero para la radiografía y el electrocardiograma.

 

  • Se perciben diversos niveles o grados de deshumanización porque no es lo mismo desatender un niño por una dermatosis alérgica o por un catarro común que no operarlo por una cardiopatía congénita porque el hospital en lugar de intervenir 120 niños por año, solamente interviene de 10 a 12 por carestía crónica de medicamentos, equipos, materiales y accesorios especializados.

 

  • El médico tratante y la enfermera son los más frecuentemente señalados, a veces con razón y muchas veces sin razón, porque son los que ponen la cara y constituyen los eslabones operativos de un sistema caduco, ineficiente, rezagado tecnológicamente que funciona con planeación reactiva, es decir solamente se activa ante el colapso de alguna unidad organizativa. De ahí que corrientemente en el análisis se omite al responsable de planificar mal los servicios de salud, a los encargados de aprobar presupuestos hospitalarios insuficientes y los creadores de procesos hospitalarios engorrosos, anacrónicos, ineficientes, deshumanizados y colmados de papelería. Los anteriores dicho sea de paso, se protegen tras profundos fosos llenos de tinta y elevadas murallas de burocracia.

 

  • El Salvador en materia de salud nunca ha dejado de progresar, el problema es que lo hace con velocidad de carreta tirada por bueyes. Además de que prevalece la metodología de remiendo y no la solución de fondo, mucho menos se hace uso del pensamiento estratégico.