El 19 de octubre se celebra el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama, con el objetivo de crear conciencia y promover que cada vez más mujeres accedan a controles, diagnósticos y tratamientos oportunos y efectivos, tomando en cuenta que la detección prematura con el fin de mejorar el pronóstico y supervivencia de alguien que presente esta situación, sigue siendo un talón de Aquiles en la lucha contra esta enfermedad tan arraigada en la sociedad actual.
El cáncer de mama es el tipo de tumor más frecuente en mujeres y es de las principales causas de muerte a nivel mundial. Actualmente el cáncer de mama es el más frecuente en las mujeres a nivel global. La mayoría de las muertes por cáncer de mama se producen por casos que se diagnostican en un estadio avanzado, sobre todo por la escasa concienciación y las barreras que dificultan el acceso a los servicios de salud.
Sin embargo, más allá de las recomendaciones medicas y en el área de salud que puedan promoverse, existen otros retos que tienen que ver con la parte anímica y emocional de la persona que enfrenta una situación de esta envergadura. En muchas ocasiones, el temor, la incertidumbre, la ansiedad, influyen significativamente en el entorno que rodea a la persona que enfrente el cáncer. Luchas constantes enfrentan los sobrevivientes, desde la escuela, el lugar de trabajo, espacios de convivencia, discriminación, ansiedad, ira, aflicción, y ahora con lo de la pandemia, espacios cerrados y distanciamientos, representando esto último un reto mayor anímica y emocionalmente para este grupo social.
Por lo anterior, es necesario buscar la forma de erradicar estas situaciones a las que se hace referencia, aprendiendo a respetar cada uno de los procesos y la manera en que cada persona los está viviendo, interpretando y la decisión que toma con su vida, con su cuerpo y con su enfermedad. Sumado a lo anterior, un proceso de estos requiere ante todo mucha inteligencia emocional, lo que significa controlar y gestionar cada una de las emociones, a darse el derecho de sentirlas, pero a prohibirse dejarse paralizar por esos sentimientos, siendo tarea de la persona que posee la enfermedad y de quienes son su núcleo mas cercano ponerlo en práctica. También significa el vivir el día a día, valorar cada espacio de tiempo, en donde cada segundo que pasa se vuelva motivo para celebrar.
Por lo tanto, quienes somos agentes externos pero cercanos a personas que luchan contantemente y sufren esta enfermedad debemos respetar las decisiones que la persona que lucha contra el cáncer tome, apoyarle o acompañarle en la búsqueda de alternativas, más allá del cuadro clínico y panorama que se presente, aprender a sentir las emociones que fluctúan constantemente y aprender a vivir con ello, bajo la resiliencia y voluntad que permita plenitud en cada espacio de vida de los/as involucrados.
Que esta fecha sea un punto de inyección para que todos de una forma u otra como sociedad apoyemos a las personas que se debaten la vida y luchan incansablemente contra el cáncer de mama, trayendo en alusión una frase que dice “cuando el mundo te dice renuncia, la esperanza te dice que intentes una vez más”. (Dedicado a quienes viven o sobrevivieron esta enfermedad y a quienes, como mi padre, trabajan incansablemente en el área médica para detectar y salvar vidas a tiempo).
Abogado, Master en Tributación Internacional y Asesoría Jurídica de Empresas, Decano de la Universidad Nueva San Salvador