De préstamos, planchas y Iphones tornasol

Existe en la lengua española un término que se llama AHORRO. Esto implica que uno guarda dinero para futuras necesidades, con el fin de pagar la plancha de $30 (que puede encontrar a $19.00) sin endeudarse. Esto implica que yo escojo dónde comprar y cuándo comprar.

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El volante salvadoreño Julio Martínez (6) entre rivales de Estados Unidos, el 28 de marzo de 2009. Foto EDH Archivo / Lissette Lemus

Por Carmen Marón

2021-08-31 4:35:10

La noticia de las últimas dos semanas ha sido que la Comisión Financiera llamará a los bancos y los almacenes para ver por que “abusan” de tal manera del noble pueblo salvadoreño, subiéndole los intereses hasta las nubes y haciendo que una plancha de $30.00 (ya de las buenas) termine costando “cientos”.
Difiero., diputados.
Como una ciudadana que aún está de luto por el Génesis, que no compra nada si no está en rebaja, que s contrata con quien le ofrezca mejor tasa de interés y que posee tarjetas de crédito, diré que quienes deberían ser llamados no son ABANSA y los almacenes, sino el noble pueblo salvadoreño que nos encanta endeudarnos y pagar intereses por todo.
La banca y la empresa privada son eso: entidades privadas. Existe lo que se llama libre competencia. Existe lo que se llama diferencia de precios y tasas de interés. Existe lo que se llama exclusividad. Y está bien, es el libre mercado. En cristiano: yo puedo comprar en el mercado o un centro comercial, conforme sea mi voluntad y me alcance el pisto. Las tarjetas tienen diferentes tasas de interés: una tarjeta normal y silvestre tiene más interés que una Black. Y todo esto se basa en lo que se llama riesgo: es más probable que alguien que gane $500 no pague su cuota que alguien que gane un sueldo mayor. O al menos así debía ser, porque en este país entre más se gana, más se gasta
Como salvadoreños sufrimos, no de abuso, sino de un consumismo comunitario. Nunca se me va a olvidar cómo, un mes después de la cuarentena, vi a una señora gastar seiscientos dólares en seis edredones. Pero lo que más me impactó fue que gritó en la caja con voz de triunfo: “¡YA VEN! ¡YA TOPÉ LA TARJETA OTRA VEZ!”. Parece que no nos damos cuenta de que una tarjeta de crédito no es un plástico mágico que produce dinero, es un préstamo. Por ende se usan cuando a) se puede pagar de contado, o una buena parte o b) es una emergencia. Pero yo veo que ese par de zapatos, sin los cuales moriré rápidamente, se consiguen en sesenta segundos, endeudándome.
De igual forma, los préstamos. Los intereses van de acuerdo con el monto, sueldo devengado e historial crediticio. Es más, los que trabajamos por servicios profesionales no podemos optar a préstamos sin fiador y hay mil trabas. Y aunque no nos guste, está bien, porque eso mantiene el sistema financiero sólido.
Cualquiera que es medianamente inteligente va a buscar el banco que le ofrezca mejor interés antes de endeudarse por 30 años con una casa. Incluso, la casa se puede re-valuar después de un tiempo y renegociar el préstamo con otro banco en mejores condiciones. Y cualquiera que es medianamente inteligente no se compra una casa cuya cuota lo va a apretar, ni se enjarana para viajar, ni se compra una camioneta que no cabe en la cochera.
Existe en la lengua española un término que se llama AHORRO. Esto implica que uno guarda dinero para futuras necesidades, con el fin de pagar la plancha de $30 (que puede encontrar a $19.00) sin endeudarse. Esto implica que yo escojo dónde comprar y cuándo comprar.
No, señores de la Comisión Financiera. No niego abusos, pero somos los salvadoreños quienes nos endeudamos no sólo con las planchas, sino con pantallas de 42”, cocinas, refrigeradores, sets de sala, IPads, IPhones, tablets, relojes, carros, perfumes, zapatos y ropa de marca, motos, camionetas, vacaciones, joyas, terceras casas, baldes de cerveza con los cheros hasta que bailamos, etc. Todo lo sacamos al crédito, con los respectivos intereses. Pero, como el punto es tener lo que queremos, no discriminamos hasta que nos despertamos un día y no nos alcanza el pisto. Nos ahorcamos voluntariamente por tener el IPhone12 rosado tornasol, ya que la vida sólo se vive una vez...

Educadora, especialista en Mercadeo con Estudios de Políticas Públicas.