Crisis inédita en el Pacífico aumenta tensión China-EE.UU.

Beijing desarrolla sus “rutas de la seda” en el Pacífico, tanto como en el mundo, extendiendo una influencia comercial, pero obviamente política y de seguridad. Afirmándose con un líder regional, China refuerza sus posiciones militares en la región. Influencia en materia militar pero obviamente, con las nuevas tecnologías que están construyendo nuestro porvenir: inteligencia artificial, tanto como el espacio, son las nuevas fronteras del poder del siglo XXI y del futuro. Los países que no podrán seguir el movimiento estarán dependientes de una tecnología y, a través de ella, de unas posiciones internacionales de los actores productores.

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Por Pascal Drouhaud

2021-10-07 5:46:36

La nueva crisis en el Pacífico es inédita. Los actores implicados son países supuestamente aliados mientras el contexto de fondo involucra a las relaciones entre China y los Estados Unidos.
Washington concluyó una nueva alianza estratégica militar con Australia y Gran Bretaña anunciada el 15 de septiembre pasado, llamada AUKUS. Oficialmente ha sido creada para constituir un frente preventivo y de contención de la influencia de la República Popular de China en la región. Pero esa alianza ha causado una víctima que no lo acepta: Francia.
Por cierto, Francia es tal y como Australia, China, Japón o los Estados Unidos entre otros, un país del Pacífico: Nueva Caledonia, Wallis y Futuna tanto como Polinesia francesa son colectividades francesas de alta mar, con casi 11 millones de kilómetros cuadrados. Los Estados Unidos tienen 11.350.000 km 2.
Al igual de su aliado americano, Francia es miembro permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Es una potencia nuclear, teniendo una tecnología civil y militar enmarcada en varios tratados establecidos a partir de los años 1960 para establecer una lucha contra la proliferación nuclear.
Francia había firmado un acuerdo comercial en 2016, por un valor de 55 mil millones de dólares, a través de una empresa, Naval Group, para la entrega de 12 submarinos convencionales, de tipo “Shorfin Barracuda” a Australia a partir de 2030. El contrato representa 10% de los compromisos de la empresa, pero más allá de la sola dimensión económica, se trataba de una asociación regional inédita, estableciendo cierta visión del Pacífico y del papel de dos países participantes, Francia y Australia.
Francia había ganado la licitación contra los alemanes de “ThyssenKrupp Marine Systems” y el japonés “Mitsubishi Heavy Industries”. Se trataba de una renovación de la flota de submarinos “Collins”, la más importante de la historia de Australia. El contrato preveía materiales convencionales, pero obviamente Francia se volvía un socio estratégico, una forma de protector nuclear para Australia. Seguramente, esa visión inédita e innovadora en el Pacífico, reforzando las posiciones mutuas, se inscribió en un contexto caracterizado por el aumento de las tensiones entre los Estados Unidos y China, mientras corea del Norte sigue con sus experimentaciones de misiles a corto y mediano alcance, amenazando Corea del Sur y Japón.
AUKUS acaba con esa asociación. Constituye un reversión de alianza que Francia no tenía prevista, a tal punto que el propio canciller francés, Jean-Yves Le Drian, habló de “golpe de sorpresa”. Reversión económica, los Estados Unidos proponiendo una flota de submarinos a propulsión nuclear , que no preveía el contrato inicial con una entrega a partir de 2040. Se trata de una alianza militar cuyo objetivo consiste en “reforzar y apoyar los intereses de los tres aliados en materia de seguridad y defensa” asociado a un intercambio en materia de información y tecnologías. Se trata de ciber-capacidades, inteligencia artificial y de informática cuántica. China está en el centro de la problemática : las tensiones con Australia aumentaron estos últimos años.
Beijing desarrolla sus “rutas de la seda” en el Pacífico, tanto como en el mundo, extendiendo una influencia comercial, pero obviamente política y de seguridad. Afirmándose con un líder regional, China refuerza sus posiciones militares en la región. Influencia en materia militar pero obviamente, con las nuevas tecnologías que están construyendo nuestro porvenir: inteligencia artificial, tanto como el espacio, son las nuevas fronteras del poder del siglo XXI y del futuro. Los países que no podrán seguir el movimiento estarán dependientes de una tecnología y, a través de ella, de unas posiciones internacionales de los actores productores.
El despertar norteamericano se oficializó a raíz del discurso del presidente Biden, el 31 de agosto pasado. El Presidente estadounidense recentró las prioridades internacionales de su países: menos “conflictos periféricos” como el de Afganistán. Por cierto, los países que podrán participar en esta nueva lucha podrán condicionar la organización mundial. ¿Podrá contribuir en la redefinción de la representación en los organismos internacionales como la ONU por ejemplo? ¿Por el momento, abre un debate fuerte sobre el riesgo de un uso de tecnologías nucleares en el Pacífico? ¿Por qué prohibir a Japón, Corea del Sur, Indonesia o Filipinas por ejemplo, no acceder en ellas mientras Australia firma su entrada en esa nueva fase en el Pacífico ?
China, por cierto, declaró, a través el portavoz de su cancillería, que “la cooperación entre los Estados unidos, Australia y Gran Bretaña en materia de submarinos nucleares socava la paz y estabilidad regional”.
Para Francia, el momento es muy difícil, tenso: pone en tela de juicio una forma de confianza con países aliados que demostraron que ponían por encima de su alianza sus intereses.

Politólogo, especialista francés en relaciones internacionales, presidente de la Asociación Francia-América Latina (LATFRAN). www.latfran.fr