Nuevo año, nueva vida

Es el Nacimiento de Jesús que nos brinda un nuevo comienzo y es precisamente por eso que el año nuevo que está por comenzar debe ser fuente de ilusión, de renovación, de volver a soñar, de reír y de amar. Que nuestro corazón se llene de fe, agradecimiento, y certeza del plan perfecto que Dios tiene para cada uno de nosotros.

descripción de la imagen

Por Carlos Armando Lemus Bolaños

2020-12-29 5:49:37

Cada amanecer Dios nos da la oportunidad de tener un nuevo comienzo, y un año nuevo son 365 oportunidades nuevas para dar gracias a Nuestro Señor por tener vida, por volver a iniciar, por reescribir nuestros sueños, por tener más fe y cargar baterías para luchar por los que amamos y por nuestro querido El Salvador.
El 2020 nos dejará marcados para siempre sin importar el rincón más remoto donde vivamos en este hermoso planeta. Será un año que cambio nuestra forma de vivir y relacionarnos. Cada uno de nosotros tenemos la capacidad de decidir qué lecciones aprendimos para seguir adelante. El 2020 sacó lo mejor de nosotros, de nuestra creatividad, tenacidad y nuestro espíritu por siempre querer una mejor vida. En el 2021 le podremos mostrar al año por terminar que lo vencimos y salimos mejor que antes. Nuestra actitud ante la vida determina si vemos el vaso medio lleno o medio vacío.
No hay duda alguna que ha sido difícil y retador tanto en el plano económico como en lo personal. Qué duro volver a empezar el trabajo de muchos años, y ni qué decir el dolor de tener un familiar o un buen amigo que se nos adelantó por el virus o por otra enfermedad, o simplemente por causas naturales y ni siquiera haber podido acompañarle como un año normal lo hubiera permitido.
Pero lecciones siempre hay y dependerá de nosotros para sacarles el mejor provecho. Para los que han perdido su trabajo o lo han visto afectado, tendrán la oportunidad de probarse y ver lo fuerte que son al reinventarse y no dejar de luchar para mostrar su amor de no darse nunca por vencidos para sacar adelante a la familia que es el tesoro más preciado que Dios y la vida nos regala.
Para los que perdieron a un ser querido tendrán más fuerte que nunca la memoria y recuerdos de esa persona tan especial que marco sus vidas. Estoy seguro de que para los familiares que se quedaron su unión se habrá aumentado pues si algo nos ha dejado claro este año es que el amor, la fe, la familia, la gratitud y la solidaridad son lo más importante.
Debemos haber aprendido a agradecer y valorar aún más los más pequeños grandes detalles que la vida nos da día a día. La libertad, salud, una caricia, la risa de un niño, escuchar la voz de un buen amigo, tener un hogar donde regresar, el beso de un ser querido son de infinito valor, no tienen precio ni substituto.
Este año también nos deja como lección valorar la vida y el preciado tiempo.
Es comprensible que tengamos ciertas ansiedades en el futuro, pero no podemos permitir que el miedo nos domine pues nos quita nuestras energías y nuestra capacidad de reinventarnos. Busquemos tener paz interna y aumentaremos nuestra fe, fuerza y positivismo. Confiemos en Dios, en la vida y usemos nuestro coraje para transformarnos y salir adelante sin importar las circunstancias.
Aprovechemos este único momento para mostrar a nuestros hijos y nosotros mismos cómo ser resilientes pero además transformadores para no solo vencer cualquier coyuntura sino salir aún mejor que antes. Los salvadoreños somos arrechos, luchadores, ganadores y capaces siempre de sobre ponernos a cualquier obstáculo. Apoyémonos que juntos será más fácil y satisfactorio.
La Navidad es época de fe, unión, amor, magia y tantos otros maravillosos sentimientos. Es el Nacimiento de Jesús que nos brinda un nuevo comienzo y es precisamente por eso que el año nuevo que está por comenzar debe ser fuente de ilusión, de renovación, de volver a soñar, de reír y de amar. Que nuestro corazón se llene de fe, agradecimiento, y certeza del plan perfecto que Dios tiene para cada uno de nosotros.
Aprovecho para desearles a todos aquellos que tengo la dicha de conocerles —y aquellos que aún no— una Feliz Navidad llena de amor, de esperanza y 365 días de mucha fe y dicha en el nuevo año. Que nuestro Señor cuide de cada uno de ustedes, de sus familias y de nuestro querido El Salvador.

Empresario.