Uno de los principios más importantes que nos ayudaría a los seres humanos a vivir mejor es “elegir el bien mayor”. Entre más pronto lo pongamos en práctica tomaremos mejores decisiones y tendremos menos cosas de qué arrepentirnos. “El bien mayor” es lo que nos conviene, lo que favorece nuestro crecimiento, nuestro desarrollo y nos ayuda a alcanzar la plenitud.
Este principio opera en todos los órdenes de nuestra vida:
- En la alimentación. por ejemplo, elegimos que es más nutritivo y saludable lo que nos alimenta.
- En el estudio, elegimos la carrera que más nos gusta, en la que podamos desarrollar nuestras aptitudes, habilidades y capacidades, que luego nos permite realizarnos haciendo un trabajo que nos agrada, nos provee los recursos necesarios y nos haga sentirnos creativos, productivos y útiles para los demás.
Y así podríamos ejemplificar cómo el principio de “elegir el bien mayor” es de suma importancia. Ahora pensemos, si ese principio es tan importante, ¿por qué no lo ponemos en práctica? ¿Por qué sufrimos y nos arrepentimos por haber elegido mal?
Porque para elegir el bien mayor se necesitan otros dos principios que no siempre practicamos:
1. La libertad de elegir.
Muchas veces las circunstancias nos empujan a tomar decisiones rápidas y nos apresuramos haciendo cosas que luego lamentamos haberlas hecho. Peor aún, personas nos exigen, nos presionan a actuar en contra de nuestra voluntad. Sabemos que no siempre nos es posible elegir con libertad lo que es mejor hacer, pero debemos estar conscientes de que las consecuencias de nuestras decisiones las enfrentaremos nosotros y de nada servirá querer culpar a los demás.
La regla de oro para elegir el bien mayor nos la ha dado San Pablo en 2 versículos:
“Todo me es lícito, mas no todo me conviene. Todo me es lícito, mas no me dejaré dominar por nada” (1 Corintios 6, 12).
“Todo me es lícito, mas no todo es conveniente. Todo me es lícito, mas no todo edifica” (1 Corintios 10, 23).
2. Conocer la verdad
Jesús nos ha dado el principio más decisivo en la elección del bien mayor: para elegir lo mejor es necesario conocer la verdad. Él nos dice: “La verdad los hará libre” (Jn 8, 34), libres también para elegir el bien mayor en el campo del objeto de nuestra elección.
Aun teniendo el deseo, la libertad y la mejor disposición no se hará la mejor elección si no se tiene la información oportuna y sobre todo veraz de lo que se desea elegir.
Ejemplo: para elegir lo mejor en el campo de la nutrición es necesario leer no solo la fecha de caducidad del alimento sino todo el cuadro de información con respecto a los ingredientes con los que ha sido elaborado y su valor nutritivo.
Para elegir la mejor ropa con la que te quieres vestir o los zapatos que quieres usar, no solo tomamos en cuenta lo que está de modo o el precio, sino también la calidad de los materiales, la comodidad y la durabilidad de las prendas.
Para elegir los dispositivos electrónicos (smartphone, computadoras, smartwatch o smart TV) entre más información tengas de sus funciones, mejor será tu decisión.
Si todas esas decisiones en asuntos pasajeros y de relativa importancia necesitan un mejor conocimiento y una mejor información. Para las decisiones fundamentales en la vida, tus valores, tus motivaciones, tus metas, tu realización, en definitiva, tu felicidad, no debe ser una decisión apresurada, ni condicionada.
Piensa, reflexiona, infórmate, medita estos pasos, te ayudaran a elegir el bien mayor.
- Pide consejo a personas que te aman y en las que confíes.
-Busca en la palabra de Dios los textos que puedan iluminarte.
-Ora pidiendo al Espíritu Santo que te guíe a la verdad completa (Jn 16, 13)
Toma la decisión que consideres mejor para ti, sin que nada ni nadie te presione, decidas lo que decidas, elige siempre lo que te ayude a crecer, a ser mejor persona, a realizarte y a ser feliz.
Predicador Católico/salvadorgomezoficial.com