"El principio por el que toda variación genética se perpetúa si es de algún provecho para la especie, lo designo con el nombre de Selección Natural." C. Darwin. La evolución natural de las primeras formas de vida les condujo del agua a la tierra (anfibios) y de la tierra al aire (aves). El destino de llegar a volar es propio, al parecer, de muchas especies del planeta. (Incluyendo al ser humano, mediante sus máquinas voladoras). El insecto evoluciona hasta llegar al aire (la mariposa); en los peces surgió el "pez volador"; los reptiles evolucionaron al ave, descendientes del prehistórico y volátil reptil. La ascensión del ser humano no sólo fue en el campo tecnológico de la aero transportación, sino también en lo divino, tecnológico, espacial e interestelar. Todo en el mismo destino natural de ascender en nuestro trayecto evolutivo. Ahora bien ¿Qué nos distingue del ratón volador (murciélago) o de los dinosaurios voladores de la prehistoria? ¡Nuestra evolución en lo cultural, social, moral y espiritual! Mas ¿Cuánto hemos alcanzado? Viendo el panorama del mundo actual -agresor de la naturaleza, la paz y de sí mismo- nos preguntamos si en verdad hemos trascendido del primigenio cavernícola. Así como ha habido genios o iluminados, también hay ceguera existencial en nuestro linaje. El ratón volador o murciélago posee una destreza visual casi perfecta. Sus hábitos nocturnos lo llevaron a ver en la oscuridad ¡pero es ciego en la luz! (Aquellos que habitan las sombras no pueden ver en la claridad). ¿Cuánta similitud habrá entre él y nosotros, como en nuestro ciego destino de llegar al aire? ¿Somos la especie final o sólo la transición a una futura subespecie?
Nuestro ancestral destino de llegar al aire
