Mientras escribo estas líneas, avanzamos en los preparativos de la reunión de la Comisión Binacional México-El Salvador, que se llevará a cabo de manera semi-presencial en San Salvador y que será encabezada a nivel de Cancilleres.
Se trata de la IX reunión del principal mecanismo bilateral de diálogo político, económico, comercial, cultural y de cooperación, cuya última sesión fue en 2016 y que ahora ofrece la oportunidad para reencaminar nuestra relación e imprimirle nueva fuerza y dirección.
Nuestros países siempre han sido cercanos, tanto por nuestra vecindad como por nuestro devenir histórico. En 2022, por ejemplo, se celebrarán 30 años de la firma de los Acuerdos de Chapultepec de 1992 que trajeron la paz a El Salvador después de 12 años de conflicto.
En la actualidad tenemos retos muy distintos a los de hace 30 años. Hoy enfrentamos desafíos comunes en materias como migración, seguridad y desarrollo económico, entre otros. El Salvador, como parte del Triángulo Norte de Centroamérica, es un país estratégico para México y tenemos la tarea de abordar de manera conjunta temáticas como la migración irregular y el desarrollo compartido.
Es por ello que la cooperación bilateral representa uno de los principales activos con El Salvador. Actualmente se implementan programas insignia de la cooperación mexicana en tierras salvadoreñas como “Sembrando Vida” y “Jóvenes Construyendo el Futuro”. Estos programas atienden las causas estructurales que generan la migración forzada y procuran generar condiciones de desarrollo y bienestar.
Este compromiso de trabajar de la mano se hizo patente durante la visita que el entonces presidente electo Nayib Bukele realizó a México el 12 de marzo de 2019, para sostener un encuentro con el presidente Andrés Manuel López Obrador, en donde suscribieron la Carta de Intención en el marco del Plan de Desarrollo Integral (PDI).
La cooperación binacional también tiene otras aristas. Por ejemplo, a través del Banco Centroamericano de Integración se construyó y entregaron las obras del puente elevado “Bypass de La Libertad”, infraestructura que incluyó la ampliación de la carretera CA04 de San Salvador a La Libertad, así como la construcción del Puente Internacional sobre el Río Anguiatú en la frontera entre El Salvador y Guatemala.
Lo anterior a fin de promover el desarrollo económico y social de los hermanos salvadoreños, a través del impulso al comercio e inversiones. Cabe señalar que actualmente existen más de 40 empresas mexicanas en El Salvador, mismas que inyectan recursos de manera directa hasta por 684 millones de dólares, convirtiendo México en la quinta fuente de inversión extranjera directa (IED). De modo que los trabajos de la Comisión Binacional también tienen por objetivo potenciar el crecimiento económico, los flujos de inversión, la cooperación aduanera y la conectividad aérea, a través del TLC Único con Centroamérica,
Al cabo de unos días pisaré suelo salvadoreño para formar parte de estos trabajos y para evaluar el estado que guardan los temas de nuestra agenda bilateral. Sin duda se aprovechará la ocasión para relanzar las relaciones, con proyectos innovadores, coadyuvantes al bienestar y desarrollo de nuestros pueblos, profundizarán los vínculos de amistad y cooperación y servirán para fortalecer la relación estratégica entre los dos países.
Director General para América Latina y el Caribe de la Secretaria de Relaciones Exteriores de México