La “normalización” no siempre es buena

Agustín Laje, licenciado en Ciencias Políticas y egresado de la Universidad de Córdoba, dijo: “El primer derecho que defiendo es la vida, pues sin vida no hay libertad, ni ningún otro derecho que valga”.

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Foto: AFP

Por Roberto Meléndez

2021-01-13 7:00:21

Durante las últimas décadas se ha presentado una práctica sin precedentes que es responsable de la muerte de millones de personas en el mundo. El aborto ha sido impulsado tanto por partidos y gobiernos de izquierda, como por ejemplo el de Argentina, y por movimientos como el feminismo. Este impulso tiene como objetivo la justificación y “normalización” de esta práctica. Esto se puede percibir por lo general en el entorno de los jóvenes. En las redes sociales es fácil notar esta iniciativa.
Antes hay que hablar de la gravedad de este fenómeno. Por ejemplo, en un país con una alta calidad de vida como los Estados Unidos, 60 millones de humanos aún por nacer fueron asesinados en los últimos 40 años, según los datos publicados por la organización Live Action. Hoy en día, la problemática del aborto es algo que influencia no solo a los jóvenes, sino a la sociedad en sí. El hecho de que una mujer quiera o sienta que necesita un aborto refleja la ausencia de programas por parte del gobierno. Estos deberían informar y asistir a las personas para que los niños sean concebidos en condiciones dignas, en especial en áreas rurales en países como El Salvador. Son situaciones lamentables, pero a la vez complejas, ya que la madre no es la única que es propensa a sufrir mental o físicamente; en los casos en los que hay aborto, se acaba con la vida que está dentro de la persona gestante.
Esto es una cara del problema que es imposible ignorar y que ha estado sujeta a un debate a lo largo de las últimas décadas. Por el lado pro aborto, se propone que la mujer gestante tiene la opción de acabar con el embarazo por medio de procedimientos médicos o píldoras, ya que “es su cuerpo y puede hacer con él lo que quiera”. Esta noción es apoyada por grupos como el feminismo con el objetivo de poner la vida de la madre y sus derechos por encima de la del hijo o hija. Este lado del debate propone que el derecho a abortar es un derecho reproductivo básico. Por el lado pro vida del debate, se plantea que, desde la concepción existe una persona en sus etapas más tempranas de desarrollo, y por lo tanto tiene todos los derechos que una persona ya nacida tiene.
Ahora bien, cuando se habla de una “normalización” del aborto, esto quiere decir que, por medio de los medios de comunicación, como por ejemplo las redes sociales, se trata de suavizar o acolchonar el hecho que se está terminando con una vida. El objetivo principal de esto es cuestionar y/o negar la humanidad de la persona no nacida. Se trata de enfocar solamente en la salud mental y física de la mujer sin tener en cuenta la otra vida. Finalmente cuando los entes que impulsan esta masacre la divulgan e intentan venderla como derecho, omiten los efectos negativos de abortar en las mujeres: según un artículo de la Librería Nacional de Medicina en Estados Unidos escrito por los Drs. Abolghasem Pourreza y Aziz Batebi, estas pueden morir al tener el aborto, son más propensas a tener ansiedad, depresión, y desarrollar adicción a drogas como el alcohol. En muchos casos, estos efectos las llevan al suicidio.
Primero, hay que dejar clara la postura de la ciencia frente a esto. Gracias a la embriología moderna se puede determinar que a partir de que un espermatozoide fecunda un óvulo, se forma un nuevo ser humano, con ADN diferente a cualquier otro incluso al de los padres. Aquí comienza su desarrollo natural. Esto también refuta que las mujeres gestantes puedan decidir sobre la vida del hijo, ya que no son parte de su cuerpo, sino que están dentro de este: son dos seres distintos.
Segundo, hay dejar claro como el aborto atenta sobre los derechos de la persona que está por nacer. Agustín Laje, licenciado en Ciencias Políticas y egresado de la Universidad de Córdoba, dijo: “El primer derecho que defiendo es la vida, pues sin vida no hay libertad, ni ningún otro derecho que valga”. Esto se sustenta en la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En el artículo 3, se define que todos tienen derecho a la vida y a la seguridad. Por lo tanto, si la ciencia concluye que una persona existe desde la fecundación, entonces es imposible ignorar los derechos a los que están sujetos los no nacidos, ya que estos son inalienables.
En conclusión, cuando una mujer aborta, se asesina a una persona, se ultrajan sus derechos. Sin embargo, no hay que ignorar muchas de las razones por las cuales las mujeres quieren abortar, la más importante de estas, una violación. En mi opinión, esta es una situación lamentable, y que surge a causa de la falta de apoyo por parte del Estado para ayudarles a superar los efectos mentales y físicos de tal experiencia, y de proporcionarles un ambiente seguro para tener a sus hijos. Finalmente, se tiene que poner más atención a la escasa seguridad que se les proporciona a las mujeres y niñas que corren peligro de abusos, en especial en zonas vulnerables. Eso sí, acabar con una vida inocente no es el camino indicado, ya que no resuelve la problemática de la violencia sexual.

Estudiante de Ingeniería de Negocios

Club de Opinión Política Estudiantil (COPE)