El rodeo de los funcionarios

Aunque es imposible poder citar un tan solo país democrático en donde la irrupción de militares con armas largas en el congreso se vea como algo habitual, como él trató de pintarlo, el ministro se mantuvo dentro del guión

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La Corte Suprema de Justicia (CSJ) ha denunciado ataques digitales contra jueces y juezas. Foto EDH / Archivo

Por Carlos Ponce

2020-08-25 8:24:34

La gran cantidad de presuntos actos de corrupción y delitos, descubiertos por investigaciones periodísticas, puede llevar a algunos a suposiciones imprecisas. Por ejemplo, hay quienes podrían suponer que los señalados simplemente no se comparan a los que operaban las redes de corrupción y cometían otros abusos e ilícitos en administraciones pasadas. Después de todo, sus picardías salieron a la luz en muy poco tiempo, mientras que sus antecesores, en su mayoría, nunca han sido acusados públicamente. Ser sorprendidos tan temprano puede interpretarse como una consecuencia directa de falta de sofisticación y pericia. Bajo este supuesto, entonces, el país estaría relativamente a salvo, ya que tendría mejores posibilidades de librarse de una endeble telaraña tejida por novatos e inexpertos. Sin embargo, todo apunta a que estamos ante un escenario completamente opuesto.

Es necesario prestar atención a la forma en que se ha respondido a las publicaciones periodísticas que revelan, en el menos grave de los casos, presuntas faltas éticas y, en los más graves, la supuesta comisión de delitos. La reacción de los señalados sugiere que no estamos ante principiantes. Todo indica que los involucrados son de un calibre respetable, con un desenvolvimiento relativamente sofisticado en este tipo de andadas.

Algunos de los funcionarios mencionados han optado por esconderse. Osiris Luna, director de Centros Penales, por ejemplo, se escabulló rápidamente para evadir las preguntas de una periodista cuando, mientras capturaba tomas de video, le cuestionó sobre el desvío de fuertes cantidades de dinero de las tiendas que funcionan en los presidios. También se escondió cuando se popularizó #QuienLePagoElViajeOsiris en redes sociales, después de que circulara una fotografía en la que aparece con su asistente en un jet privado.

Esconderse, aunque no parezca, indica un alto nivel de control y pericia. El primer instinto de las personas comunes es tratar de limpiar su honorabilidad. Convencidos de que el bien está de su lado, aprovechan cualquier espacio para dar su versión de los hechos y así disipar toda sospecha. Piensan que entre más detalle revelen, mejor. Guardar silencio y cuidar sus palabras ante acusaciones que ponen en duda su integridad y honestidad, no es de principiantes.

Otros no han tenido más remedio que enfrentar públicamente los señalamientos. Por ejemplo, el ministro de la Defensa Nacional, Francis Merino Monroy, quien fue recientemente interpelado por la incursión de un aparatoso dispositivo de militares fuertemente armados que se tomó la Asamblea Legislativa en febrero de este año. Durante aproximadamente 10 horas, Merino se mantuvo dentro del escueto guión, negándose a revelar información importante para deducir responsabilidades y conocer la verdad de lo que se dio ese día. El funcionario argumentó que la toma del recinto legislativo fue un procedimiento normal de seguridad para resguardar al presidente. Además, sostuvo que su presencia en el lugar ese día fue solo para supervisar.

A pesar de lo ridículo de su versión de los hechos, se mantuvo dentro del guión, sin dar mucho detalle. Aunque es imposible poder citar un tan solo país democrático en donde la irrupción de militares con armas largas en el congreso se vea como algo habitual, como él trató de pintarlo, el ministro se mantuvo dentro del guión. No le importó sonar totalmente absurdo cuando afirmó que solo llegó al lugar a supervisar, se mantuvo dentro del guión. Esta habilidad para mantenerse fiel a un libreto, aún a costa de verse ridículo, no es de principiantes.

Todos los funcionarios han reaccionado ante los señalamientos de las investigaciones periodísticas como lo han permitido las circunstancias. Sin embargo, todas sus reacciones sugieren que, como dice un reconocido refrán estadounidense, este probablemente no es su primer rodeo.

 

Criminólogo.