El invierno está aquí

Aquí, en este mundo menos épico y mas ridículo que el de Martin, la violencia, la pobreza y el deterioro institucional nos consumen poco a poco. Mientras tanto, nuestros líderes se entretienen en batallas miserables.

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Foto Twitter Michael McCaul

Por Daniel Olmedo

2019-04-24 5:37:14

Comenzó la recta final de Juego de Tronos. La serie, aunque basada en la saga literaria de George R.R. Martin, a partir de la cuarta temporada llevó su propio rumbo. Lo que hoy vemos es ajeno a la historia de Martin; y eso a veces se nota mucho.

Poniente es una isla-continente que emula a Gran Bretaña. Ahí siete reinos que luchaban entre sí se sometieron desde hace trescientos años al Trono de Hierro de la Casa Targaryen. Hubo una revuelta y el trono pasó a ocuparlo la Casa Baratheon. Cuando muere el rey Robert Baratheon inicia la guerra civil. Es la inglesa Guerra de las Rosas en el mundo imaginario de Martin.

Las distintas casas se la han pasado matándose entre sí en estas siete temporadas. Mientras tanto en el norte, más allá de un inmenso y antiguo muro que separa a los siete reinos de las heladas Tierras Salvajes, una amenaza se ha ido gestando.

Cuentan las leyendas que hace seis mil años hubo un invierno que duró varias generaciones: la Larga Noche. Dicen que en esa época bajaron del norte unas criaturas antropomorfas hechas de hielo. Se les llamó los Otros. Montaban en arañas gigantes y en caballos muertos; y a los hombres que iban asesinando en su camino los reanimaban con alguna magia desconocida, y los unían a su fuerza para avanzar hacia el sur y conquistar las tierras de Poniente.
Resulta que hoy, seis milenios después, la amenaza de los Otros ha vuelto. Mientras en las temporadas previas los siete reinos luchaban por el Trono de Hierro, los Otros fueron en silencio preparando su conquista. La séptima temporada terminó cuando finalmente derrumban parte del muro, y comienza la invasión.

En esta octava y última temporada Invernalia fue el primer episodio y El (La) Caballero de los Siete Reinos el segundo. En estos ciento doce minutos hemos visto cómo los distintos enemigos, alarmados ante la muerte helada que acecha desde el norte, unen sus fuerzas para enfrentar a la muerte. Pero no se unen tanto.

Aunque los distintos ejércitos se preparan en Invernalia para la batalla del próximo domingo, hemos visto que continúan las intrigas sobre quién se sentará en el Trono de Hierro cuando venzan a los Otros. Como si fueran a vencerlos.

Daenerys Targaryen, lejos de preparar a sus dragones para el combate, se la ha pasado refunfuñando porque los norteños rechazan ser súbditos de una reina extranjera. Jon Snow, hoy que conoce su linaje real, a regañadientes puso a un lado su mandil, y ha hecho un tímido reclamo al trono. Cersei Lannister se ha mantenido en el sur en espera de que todos sus enemigos mueran en manos de los Otros; y así, en el remoto caso de que triunfen, terminen con sus fuerzas tan diezmadas, que resulte fácil vencerles.

En fin, parece que los distintos líderes de Poniente continúan pendientes de quién controlará el reino, sin advertir que es la propia existencia del reino la que está amenazada con esa invasión helada.

Canción de Hielo y Fuego, y Juego de Tronos, su serie televisiva, es una genial metáfora del poder y sus entresijos. Los dos capítulos anteriores nos han mostrado cómo la lucha por el poder de distintos líderes les ciega ante los verdaderos problemas que acechan y que amenazan a toda la sociedad, incluyéndoles a ellos.

Aquí, en este mundo menos épico y mas ridículo que el de Martin, la violencia, la pobreza y el deterioro institucional nos consumen poco a poco. Mientras tanto, nuestros líderes se entretienen en batallas miserables. Tal como ocurre en el Juego de Tronos.

Abogado @dolmedosanchez