El Valle de los Caídos

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Por Eduardo Torres

2019-02-19 8:19:30

La exhumación de los restos de Francisco Franco, en el Valle de los Caídos, ha sido la iniciativa de mayor relevancia política de Pedro Sánchez como presidente del gobierno español, quien al no haberle sido aprobados los presupuestos, recién ha convocado elecciones nacionales anticipadas para este próximo 28 de abril. Llegó en julio de 2018 tras esgrimir una cláusula constitucional de censura que quedó desde la transición en España, sin elecciones de por medio. Contó para la formación de gobierno con los votos parlamentarios de Podemos y partidos minoritarios regionales, algunos de los cuales suelen ser nombrados como “independentistas”.

Serio era el desgaste político que se encontraba viviendo el expresidente del gobierno español y líder del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy, con la dispersión del voto de centro-derecha, fortaleciéndose Ciudadanos y, últimamente, con un partido más duro como Vox y la polémica que rodea a esta agrupación. Imposible hubiese sido que intente renovarse el Partido Popular sin haber sabido interpretar el tipo de sociedad fragmentada que se ha vuelto España o, para ponerlo mejor: sin una buena lectura situacional. Pablo Casado representó la renovación en las internas del PP y Soraya Sáenz de Santamaría, respetada exvicepresidenta del gobierno, mano derecha de Rajoy. Ganó el primero.

El gobierno de Sánchez, mientras tanto, se embarcó en una disputa legal difícil de ganar ya que era de esperarse que la familia de Franco recurriera ante los tribunales por el intento del gobierno de exhumarlo. Sin entrar a las pasiones que desata el tema en España, mucho menos aún al tema de la “memoria histórica”, si la idea era sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos y dejar la majestuosa obra arquitectónica solo para quienes murieron en la Guerra Civil (y que dejara de servir para rendirle pleitesía al polémico líder), debió considerarse que su familia tiene nichos en la Catedral de Almudena, en pleno corazón de Madrid (no a cincuenta kilómetros como se encuentra el Valle). Comprendo a su vez a quienes ven el Valle como “obra faraónica”, en el sentido literal de lo que ello significa.

He escuchado también que llegó a considerarse la opción del Palacio de El Pardo para la exhumación de los restos de Franco, ya que ahí vivió y su esposa yace en ese lugar. Jurídicamente estaba claro que no sería suficiente el procedimiento administrativo del gobierno para la exhumación. La propia ministra de Justicia, Dolores Delgado, reconoce ahora que ha sido un proceso “difícil” al que, entre otros, se han opuesto los nietos de Franco y los benedictinos a cuyo cargo está la Basílica donde se encuentran los restos del caudillo, de José Antonio Primo de Rivera y, entre las rocas, de 34,000 combatientes caídos durante la Guerra Civil Española.

Lo más cerca que quien escribe había estado del Valle de los Caídos era El Escorial, recomendado lugar para cualquier persona que visite Madrid y vaya a la periferia. Pero tras la polémica desatada aproveché un viaje familiar para tomar Cercanías hacia El Escorial y de ahí un taxi hacia El Valle de los Caídos. Quedamos maravillados con uno de mis hijos. Le deseo a España que con el correr del tiempo ceda el componente político sobre el Valle y crezca la majestuosidad de la arquitectónica obra que ahí hicieron. En plena montaña resalta antes de entrar a la Basílica una especie de ”columnata”, como si hubiese sido hecha por Bernini. La cruz, enclaustrada en la roca, deja sin palabras. La Basílica y el lugar, fuera de serie.

Con elecciones nacionales en dos meses y medio en España e independientemente del resultado, con el turismo que recibe nuestra Madre Patria, en verdad le deseo que sane esa profunda herida que rememora el Valle, enclavado en la montaña, y que tiene bajo la Basílica 34,000 combatientes —de uno y otro bando— caídos durante la Guerra Civil Española. ¡Ojalá sea así!

Abogado y periodista