Después del 3F

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Por Teresa Guevara de López

2019-02-09 10:03:50

El resultado de las elecciones, inesperado para muchos, permite hacer una serie de reflexiones que varían dependiendo de las simpatías de los votantes. En lo personal, debo reconocer que me equivoqué absolutamente al creer, como muchos prestigiosos y experimentados analistas, en la importancia y peso que el trabajo territorial tenían sobre campañas realizadas desde una computadora o teléfono a través de las redes sociales.

De igual manera no funcionó la certeza de que al ser Carlos y Carmen Aída los mejores candidatos, con distancia sobre sus oponentes por su preparación intelectual, su exitosa trayectoria empresarial y académica, tenían las mayores posibilidades de llegar al Ejecutivo. Así mismo, las propuestas por ellos presentadas en los ejes de educación, salud y seguridad, mediante el uso de la tecnología parecían asegurar el apoyo a la coalición.

Los resultados que declararon a Bukele ganador en los 14 departamentos y lo convertían en presidente electo en la primera vuelta con un 53 %, generó todo tipo de reacciones. Acusaciones a los areneros de haberse dividido a raíz de las primarias, por los que optaban por el otro candidato e indignados reproches al voto duro de no haber votado para expresar su resentimiento. Y una gran mayoría que votó para castigar a los dos partidos mayoritarios por no haber hecho nada por mejorar la calidad de vida de un gran segmento de la población y que era hora de probar otra opción para lograr el tan ansiado cambio.

Hay que aceptar que en el siglo XXI la tecnología es una de las armas más poderosas y que ha llegado a todos los habitantes de nuestro territorio; que hay más teléfonos celulares que habitantes, que todos los que tienen fincas o propiedades en el mar cuentan con que sus empleados tienen teléfono celular para comunicarse con ellos y que así funcionó la exitosa campaña de la golondrina celeste.

La campaña iniciada por importantes organizaciones de la sociedad civil aconsejando el voto inteligente y razonado ha sido un paso importante para educar a los ciudadanos en responsabilidad política, recomendando la lectura y el estudio de las diferentes propuestas. No podemos afirmar que tal intento fue inútil porque creo que los que analizamos el plan de gobierno detallado en las propuestas que auguraban un mejor futuro para el país fuimos los 831,726 que votamos por la coalición, mientras que a los 1,388,009 votantes que llevaron a Bukele a la presidencia, no les importó que las propuestas del candidato de las redes sociales presentara soluciones descabelladas e irrealizables, que demostrara su falta de conocimiento en los dos únicos debates a los que se presentó y que sus propuestas fueran plagios de documentos privados y del Goes.

La frase “devuelvan lo robado” fue determinante ante la vergüenza de un expresidente arenero preso y otro del Frente esté prófugo, por haberse apropiado entre ambos de más de $700 millones de dinero del pueblo, mientras miles de salvadoreños subsisten malamente con ingresos precarios. Ellos dieron su voto y su confianza a una nueva opción, con la esperanza de que vendrá finalmente un cambio, con la promesa de que “cuando no se roba, alcanza” aunque el candidato tuviera serios señalamientos durante su gestión en dos alcaldías, y que entre los principales dirigentes del partido camaleón haya personas de dudosa honorabilidad. (¿Devolverán lo robado Gallegos y Araujo para cumplir con la promesa de campaña?). Por el bien de El Salvador, esperamos que los golondrinos tengan la capacidad para hacer un buen gobierno que todos debemos apoyar en la medida de nuestras posibilidades, pero también exigir que trabajen por el bien común.

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