OPINIÓN | Cristina López: Gracias, Carmen Aída

A pesar de estos meses de atención grotesca y discriminatoria, Carmen Aída Lazo no ha dejado de ser una voz racional y mesurada, enfocada en el futuro y el potencial de El Salvador

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Por Cristina López*

2019-02-01 1:55:05

Hay algo que espero no se pierda entre el análisis post-elección y el ruido ensordecedor del proselitismo: un espacio de apreciación humana, sin agenda política alguna, hacia Carmen Aída Lazo. Con independencia de lo que deparen los resultados, la manera en la que se ha conducido durante la campaña política la vuelve desde ya una figura histórica.

Si bien El Salvador ya tuvo una mujer en la vicepresidencia (que fue víctima también en su momento de ataques sexistas), en la coyuntura en la que Ana Vilma de Escobar resultó electa, Facebook, Twitter, WhatsApp y los sitios web de noticias falsas y ataque no estaban siendo explotadas por las campañas de la misma manera que ahora.

El análisis independiente del periodista mexicano Alberto Escorcia reveló el altísimo nivel de manipulación cibernética en la campaña electoral salvadoreña, en la que granjas de cuentas inauténticas han contribuido a crear una burbuja que encierra, en palabras de Escorcia, “una falsa realidad del panorama” con el potencial de “alterar la libre elección de los votantes salvadoreños.”

Todos los candidatos deben ser sujetos de escrutinio justo, pero el sexismo vulgar y asqueroso que ha enfrentado Carmen Aída Lazo (y Karina Sosa, aunque en menor volumen) simplemente por ser mujer ha sido evidencia deprimente del machismo cultural y la desigualdad de género sintomática de la falta de desarrollo de nuestro país.

Considerando la manipulación reportada que las campañas hicieron en redes sociales con legiones de cuentas inauténticas, es bastante obvio que detrás de varios ataques existió intencionalidad por parte de la campaña de Nayib Bukele en explotar los peores elementos de nuestra cultura (por ejemplo, el machismo de valorar a las mujeres por su atractivo) para atacar a su competencia.

Me consta. Lo viví en carne propia. En un tweet relaté (con evidencia, porque adjunté las capturas de pantalla que conservé en su momento) una ocasión en la que Bukele me ofreció via WhatsApp acompañarlo como concejal en su candidatura por la alcaldía capitalina. Era 2014 y en aquel momento yo le daba el beneficio de la duda y admiraba el potencial de su trayectoria. Cualquier intención de servir en su equipo se me desplomó cuando en la misma conversación me dijo (transcripción literal): “Hasta ahorita de concejales sólo tengo al Dr. Fabio Castillo”, seguido de “La segunda serías vos: joven, inteligente y sexy jajaja”.

La sensación humillante de sentirme minimizada no se me ha olvidado. Estoy segura que en la oferta que le hicieron al doctor Castillo, no se mencionó su atractivo físico y sexual. La risa no vuelve el sexismo menos tóxico porque no minimiza lo que hay detrás: que a la hora de considerar a las mujeres y su participación en política y el mercado laboral, se vale aludir a sus aspectos físicos de maneras que no se hacen con los hombres. En esa diferencia descansa la inequidad. Y esa inequidad la ha tenido que aguantar Carmen Aída Lazo por meses, solo por atreverse a aspirar a un puesto de servicio público.

Por varios días las respuestas asquerosas de los seguidores (artificiales o no) de Bukele a mi tweet simplemente reforzaron mi punto sobre el sexismo del candidato y pusieron en evidencia que en El Salvador, a las mujeres que denunciamos estos abusos se nos tilda de mentirosas u oportunistas (como si le debiésemos al patán que se pasó la cortesía de esperar un momento conveniente para él para discutir el tema).

En los ataques continuos que recibe Lazo se nota que para la campaña de Bukele y sus seguidores, los méritos de las mujeres (y vaya que los tiene ella) valen menos que lo que los hombres opinen de su apariencia. Y a pesar de estos meses de atención grotesca y discriminatoria, Carmen Aída Lazo no ha dejado de ser una voz racional y mesurada, enfocada en el futuro y el potencial de El Salvador, inspirando ojalá a una nueva generación de niñas a ser parte clave del desarrollo del país, sin que importe lo que opinen los trolles.

Por este ejemplo, ¡gracias Carmen Aída!

Lic. en Derecho de ESEN, con maestría en Políticas Públicas de Georgetown University. @crislopezg