Por una campaña electoral propositiva y de respeto (Segunda parte)

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Foto EDH/ Ricardo Flores

Por Carlos Quintanilla Schmidt

2019-01-16 9:21:31

Como resultado del ataque sufrido, de parte de troles y seguidores tuiteros de Nayib Bukele, que relataba en la anterior entrega de este artículo, deseo hacer un llamado a la cordura. Primero, al candidato Bukele para que ordene a sus correligionarios y seguidores, incluyendo los que manejan los troles, la suspensión de estas prácticas sucias y dañinas a nuestra democracia, que utilizan las redes sociales para insultar, difamar y distorsionar la realidad nacional.

Conocí a Nayib por medio de su padre, el doctor Armando Bukele, durante una cena de trabajo en el restaurante denominado 503, que era de su propiedad. He conocido a su querida esposa, a quien tuve el gusto de entregar el título profesional cuando era Vicerrector de la Universidad Dr. José Matías Delgado; conozco, además, a su familia política, personas a quienes guardo aprecio y estima.

Al doctor Armando Bukele siempre lo respeté por su inteligencia y su moderación; fue un brillante químico, autor del libro “Aclarando conceptos en Física”, que me obsequió con una fina dedicatoria, que agradecí con una nota que finalizaba así: “Gracias, Armando, por compartir tu libro con este abogado que reconoce y admira estos esfuerzos académicos”. Como Vicepresidente tuve oportunidad de apoyar su trabajo social en el Club Kiwanis; y después, como abogado en ejercicio, me consultó sobre asuntos legales de su actividad farmacéutica y otras representaciones comerciales que tenía. Hasta donde le conocí, fue un hombre correcto, ecuánime y consecuente con sus pensamientos, pero siempre respetuoso a través del don de su palabra, tal como se apreciaba en su programa televisivo “Aclarando Conceptos” y mensajes en redes sociales.

Puedo afirmar entonces que ni Nayib Bukele ni su familia son personas desconocidas para mí; y aunque no he compartido su forma de pensar ni algunas de sus acciones políticas, le he tratado siempre con respeto y consideración, como a él mismo le consta. Por tanto, nunca he guardado sentimientos negativos para la familia Bukele Ortez-Rodríguez Perezalonso.

Por esa relación y conocimiento, quiero aconsejar a Nayib para que imite el modelo de persona que fue su padre, pidiendo a sus seguidores que actúen con moderación y tolerancia, que no se conviertan en turbas provocadoras de caos social, que no utilicen como armas políticas la difamación y la injuria, para crear falsas imágenes de la realidad. Que los mensajes que él y sus seguidores divulguen sean críticos pero constructivos, propositivos y no destructivos, que vayan a la esencia de los problemas y no a la superficialidad de los mismos, tal como lo hacía su recordado progenitor en su programa de televisión y en sus cuentas de redes sociales.

El segundo es un llamado a los equipos de campaña de Bukele, a sus operadores políticos y fanatizados comentaristas, que se están convirtiendo en causantes y responsables del deterioro de nuestra democracia, al señalar a todos como culpables de nuestros males, con excepción de ellos mismos. Muchos han sido tan culpables de la frustración política que siente la población, como las personas a quienes acusan; y para limpiar su pasado, divulgan mensajes de odio, división de clases, ofrecen falsas esperanzas, que terminarán provocando más decepción política. No abusemos de la libertad que hoy gozamos, hagamos un buen uso de ella. No sigamos el ejemplo de otros países, algunos muy cerca del nuestro, cuyos habitantes perdieron su libertad por creer en falsas promesas y líderes mesiánicos que los convirtieron en dependientes permanentes de subsidios gubernamentales, con lo cual perdieron la posibilidad de desarrollar sus propios talentos.

El tercer llamado es a todos políticos que hoy se enfrentan y buscan el apoyo de los ciudadanos, para alcanzar las máximas magistraturas del país. La honestidad y la honradez deben ser su primera consigna si se convierten en servidores públicos; pero, además, la sinceridad y el diálogo permanente para construir una mejor sociedad, en vez de destruir la que tenemos. Deben procurar el rescate de nuestra dividida sociedad, construyendo oportunidades de vida, buscando el bien colectivo a costa del beneficio particular y sectorial. Para lo que resta de su campaña, deben ganar la voluntad de la población dando a conocer el tipo de gobierno que desean instaurar, con propuestas serias, posibles y realizables, las cuales deben ser debatidas no solo por la población, sino por sus opositores, porque el debate es, en sí mismo, el primer filtro de toda propuesta que incluso puede mejorarla y enriquecerla.

Conciudadanos: necesitamos un país de oportunidades para el próximo quinquenio presidencial, eligiendo a aquellos candidatos que se comprometan con el respeto a la libertad del individuo, que procuren la armonía, la paz y el entendimiento social, que no dividan a la población entre buenos y malos, sino que permitan la prosperidad familiar por medio del trabajo honesto y el esfuerzo emprendedor del salvadoreño, que respeten y fortalezcan las instituciones, la democracia, y finalmente, que sean defensores del estado de derecho. El próximo 3 de febrero nosotros mismos seremos los responsables de nuestro propio destino. No nos equivoquemos.

Exvicepresidente de la República