Fiscal General: ¿cambio o continuidad?

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Por Raúl Alberto García Mirón

2018-12-13 9:48:36

Concluyeron las entrevistas a los aspirantes a Fiscal General, que como parte del proceso de evaluación, es lo único que públicamente la comisión política nos ha permitido conocer. Lo que además sabemos, es que de nuevo los grupos parlamentarios se están cruzando listas de preferencias, cada vez más cortas. Nada más. Entre los candidatos, hay algunos que parecen no inmutarse pese a sus conocidos conflictos de interés, o sus gestiones anteriores cuestionadas. Hay otros que no pudieron aunque intentaron, disimular su rostro partidario.

La Comisión Política de la Asamblea Legislativa, por risible que parezca, a esta hora no tiene un perfil del fiscal que busca elegir, y menos aún, un método de evaluación objetivo que les permita, primero evaluar para luego deliberar. ¡Su necedad es obsesiva!

De lo visto, con serio rigor me atrevo a afirmar, que de los aspirantes, a lo mucho, no más de tres es posible rescatar. No es que no haya profesionales idóneos, sí los hay; pero no están dentro de esta competencia. Aquí sucede, como también en su día, el Premio Nobel de Economía, Friedrich Von Hayek, en su libro “Camino de servidumbre”, se cuestionó: ¿Por qué los peores se colocan a la cabeza? Y es por la falta de lo que él llamó, la moral social tradicional, con lo cual, los más desprovistos de escrúpulos son quienes estarán más dispuestos para hacer realidad aquello de que el fin justifica los medios, y por eso, son quienes más compiten por optar a puestos de poder. Le sirven al poder para también servirse de este ellos mismos.

En la columna anterior hablé del Fiscal que necesita El Salvador, enfatizando que debe ser un profesional competente, honesto, valiente, independiente, y sin compromisos con ninguna fuente de poder. Ante tal afirmación, recibí comentarios que sugerían mi ingenuidad, recomendándome encargarlo en Ilobasco. Pero insisto, ese es el perfil del Fiscal que haría posible el lema de “Una Fiscalía fuerte y justa”. Es simple entonces. Solo debe cumplir a cabalidad con su rol constitucional. Otra cosa distinta es el Fiscal que los estamentos del poder elegirán.

El corrupto y el corruptor, toda forma de crimen organizado, el político sucio y el “hábil empresaurio”, necesitan de alguien a quien puedan controlar, o que al menos no moleste, que conteste el teléfono, y que archive expedientes; que guste fácilmente de los placeres de esta vida, pues con obediencia, las deudas, casas de lujo y hasta justicia se pueden comprar.

Ante tal escenario, y teniendo en cuenta la realidad, la reelección de Douglas Meléndez no se puede descartar. No estoy pujando a su favor, solo estoy juzgando las evidencias. Nunca en la historia se procesó y menos condenó a un Ex Fiscal General. Jamás nos pudimos imaginar que al expresidente Antonio Saca, reo confeso, al sector 9 de Mariona, su familia tendría que irlo a visitar. Su trabajo anticorrupción ha sido lo más destacable. Es bueno lo logrado pero es insuficiente. La gente quiere ver como el Fiscal actual procesa y logra condenar a muchos de los grandes beneficiarios de los 300 millones que Tony Saca nos robó. La gente quiere ver como Funes y demás imputados, responden por los 351 millones que presuntamente en bolsas de basura nos saqueó. La gente quiere ver como el Fiscal actual procesa a “unos” pero también “a los otros”.

Ante un posible retroceso y una transición incierta, yo prefiero como opción la continuidad. Pero le recuerdo al Fiscal actual, la célebre frase que nos dejó Montesquieu: “La ley debe ser como la muerte, que no exceptúa a nadie”.

Abogado y Notario