La felicidad ja, ja, ja, ja…

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Jugadores de la Selecta Playera

Por Jorge Alejandro Castrillo

2018-10-19 10:17:36

Este pasado miércoles una de las AFP que opera en el país hizo rebalsar los salones del hotel donde invitaron a la conferencia SUMMIT. Presentaron a Tal Ben-Shahar, el profesor más famoso de Harvard cuya cátedra “Psicología de la felicidad” ha sido la más concurrida en toda la historia de tan prestigiosa universidad. Aquí, como allá, las localidades se agotaron desde semanas antes.

El académico no medirá más de 182 cm, pesará alrededor de 180 libras; ronda pero no llega a los 50 años. Aunque debe ejercitarse diariamente, no es un hombre de complexión musculosa: sus espaldas son apenas más anchas que sus caderas. Eso sí, se ve ágil, rápido y sano. Usa el pelo corto, sin brillantina, causalmente despeinado. Su clara tez mostró algunos signos de cansancio por el largo recorrido de estas últimas semanas. Usa delgados anteojos rectangulares, de marco poco llamativo. Para la ocasión, vistió de traje oscuro, zapatos negros, camisa de un rosado tenue, sin corbata: se lo veía cómodo. Denotó interés en comunicar lo mejor posible: su hablar es pausado, medido, sin gritos ni aspavientos, hace uso del sentido del humor, articula y pronuncia bien las palabras, sin mucho acento. De mirada franca y tranquila, establece auténtico contacto visual, al punto que dio la impresión de hablar a cada uno de los asistentes, muchos de los cuales lo vieron en pantallas gigantes colocadas ex profeso. Su contextura y apariencia no debe llamar la atención ni en su país de origen ni en el de residencia: un hombre común y corriente. Sin embargo cautivó a los cientos de personas que atendieron su conferencia. Un dato del que no pretendo inferir nada, solo lo anoto: entre los cientos de asistentes no se vio a ninguno de los políticos “famosos” de este país.

Nos felicitó a los salvadoreños por ser el país que mejor había puntuado entre los que participaron en el estudio que realizó el grupo Sura sobre la felicidad. —“No creo que seamos tan felices, nos quejamos de todo” —me susurró la distinguida señora que se sentó a mi lado. Corroboré, por otros comentarios que escuché después, que su sentimiento de incredulidad era compartido por otros.

El maestro Tal Ben-Shahar empleó eficazmente el tiempo para enviar con fuerza su mensaje. Se puede ser más feliz enfocándose en ejercitar los cinco componentes: 1. Permítase ser humano: usted no es perfecto, tiene altibajos, tiene emociones, acéptese y déjese fluir. 2. El estrés no es el problema, puede incluso ser positivo: el problema es no tener espacio para recuperarse. Ofrézcase ese tiempo. 3. Ejercítese regularmente: aparque su vehículo lejos de donde va, suba gradas en lugar de usar el ascensor, levántese de su silla cada 40 minutos, ¡baile! 4. Atesore y promueva buenas relaciones humanas. Es el predictor más importante de felicidad, por encima del dinero y la fama. Entre mejores relaciones tenga, más feliz y longevo será. Soltó una bomba, producto del estudio, que ya veíamos venir desde hace algunos años: las generaciones mayores son más felices que las actuales pues sus relaciones son reales, en tanto que para los jóvenes muchas son virtuales. 5. Practique la gratitud. Cuando usted hace algo por alguien, esa felicidad es más duradera que si gasta el dinero que le regalan para comprarse algo que quiere (experimentalmente comprobado).

En el conversatorio posterior a la charla, emplearon el recurso de nombrarlo “Ministro de la felicidad” solo para preguntarle “¿Qué tres cosas haría?” Un conveniente fallo del micrófono le dio tiempo para pensar su respuesta. 1. Medir la felicidad. Lo que se mide puede mejorar; lo que no se mide se deteriora (¿se lo dijo a la asociación de colegios privados o al viceministro de Educación por lo de la Paes?). 2. Desarrollar conferencias sobre los componentes de la felicidad, y 3. Educación, educación y más educación de calidad.

Tal, colega de profesión, confirmó magistralmente lo que decía yo en un artículo de marzo de 2017 (“La quinta revolución en la Psicología”) en el que presenté la Psicología Positiva. “La Psicología Positiva ha cambiado el quehacer de los psicólogos: hemos pasado de solo aliviar el sufrimiento y la miseria emocional de las personas a procurar la búsqueda de una auténtica, genuina y duradera felicidad para quienes buscan nuestros servicios”. Gracias a CRECER por haber facilitado esta radiante experiencia. Quedo a la espera de los resultados del estudio para comentarlo.

Sicólogo