¿Por qué leer?

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Por Teresa Guevara de López

2018-08-18 9:46:33

Me decidí a escribir sobre este tema por un artículo del Dr. José María Sifontes, en este periódico, en el que califica la lectura como la mejor terapia y muestra su preferencia por los clásicos, en lugar de los textos de auto ayuda, tan en boga, que para enterarse de su contenido, basta con leer el prólogo.

Me apasiona el tema de la lectura, por herencia familiar y vicio personal y por haber impartido por casi 30 años clases de literatura en niveles de bachillerato y universitarios, que me enfrentaron al desolador panorama del bajo nivel cultural de los salvadoreños y su desprecio por la lectura en todos los sectores.

Al preguntar a los alumnos cuántos libros habían leído y el que estaban actualmente leyendo (que para todo lector empedernido ocupa lugar privilegiado en la mesa de noche) me respondía una cara sorprendida y una tímida aclaración: “Solo he leído obras”. Pronto descubrí que los libros de lectura obligatoria de los programas de literatura, se designan con el despectivo título de OBRAS, carga pesada, injusta y desagradable que pacientemente debían sobrellevar y pronto olvidar, porque no suponía ningún placer ni el deseo de leer otro tipo de libros.

¿Culpables? Algunos profesores leen por obligación y demuestran así su cansancio y aburrimiento, y los hogares salvadoreños promedio no tienen padres lectores, sino más bien prefieren series de TV, videojuegos o telenovelas de muy bajo nivel cultural y vocabulario de dudosa calidad.

Despertar en los alumnos la ilusión de leer exige un profesor enamorado de los libros, que considere a sus personajes como sus íntimos amigos y logre despertar en los educandos la ilusión por conocerlos y tratarlos, identificándose con ese mundo irreal que les permitirá analizarlos y juzgarlos. Recuerdo una plática con una alumna, consumada lectora a los 10 años, con padres lectores, manifestando su extrañeza por qué a muchas personas no les gusta leer. Consideraba que la vida de estos seres extraños, transcurría en un cuarto totalmente obscuro, rodeado de grandes ventanas constantemente cerradas, que al abrirlas les conduciría a mundos tan maravillosos como distintos, pero jamás lo hacían. Se perdían así la aventura de que un libro los transportara a regiones desconocidas, donde no podrían entrar al no querer abrir esas ventanas.

Entonces ¿por qué leer? ¿Y qué beneficio traería hacer el enorme esfuerzo de intentarlo? Desarrollar una personalidad más atractiva, poder mantener una conversación interesante, sobre temas diferentes al alto costo de la vida, la política desastrosa, las críticas al prójimo. Cuántas veces esto es la razón de la separación de muchos matrimonios, que una vez perdida la ilusión de los primeros años, carecen de temas de conversación que mantengan el mutuo interés, para caer en la soledad de dos en compañía.

Vivimos en un mundo globalizado donde los niveles educativos de los países del Primer Mundo están muy por encima del nivel cultural de nuestros conciudadano ajenos a temas de arte, historia, literatura y música que únicamente se aprenden en los libros. Para iniciarse en el hábito de la lectura no se recomiendan los best sellers, cuya calidad muchas veces deja mucho que desear y porque lo complicado de sus tramas, lejos de interesar, desanima al lector novel. Hay que escoger aquellos que por su perfección y armonía continúan leyéndose a través del tiempo, que han inmortalizado a sus creadores por su capacidad creativa en cuanto a forma y fondo. Se inicia con historias cuyo contenido interese al lector y le lleve a buscar argumentos más complicados. Vale la pena intentarlo para disfrutar del placer de leer.

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