Orgullo ESEN

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Por Cristina López

2018-07-22 8:38:18

A principios de la Década de los Noventa, un grupo de empresarios con ganas de hacer algo por el país decidió que apostar por la educación era posiblemente la inversión de largo plazo con las posibilidades de rendir los mayores réditos sociales. Así, con la inversión de este grupo de empresarios, la asesoría de las mentes académicas más brillantes de Chile y Estados Unidos y el esfuerzo de un equipo pequeñísimo conformado por audaces visionarios, nació la Escuela Superior de Economía y Negocios. Para algunos conocida como ESEN, y para quienes nos educamos ahí, cariñosamente recordada como “la Escuela”.

Cuando soñaron la Escuela, querían que se destacara por dos cosas: excelencia académica y oportunidad para todos. Para fines prácticos, y desde el punto de vista de la experiencia personal, doy fe de que ambos elementos describen la experiencia ESEN. Lo de excelencia académica se tradujo, en mi experiencia, en llevar más materias por año que cualquier otra universidad en las mismas carreras, con máxima exigencia, y profesores con tolerancia mínima hacia la mediocridad. Lo de oportunidad para todos es lo que a mí, y a tantos otros, nos permitió conseguir un título universitario sin que la falta de medios económicos fuera un impedimento.

En su misión, la Escuela tiene “formar de manera integral a futuros líderes de El Salvador y Centroamérica para que se desempeñen con dinamismo y visión en los sectores privado y público”. La semana pasada, cuando se confirmó la noticia de que Carmen Aída Lazo ha aceptado ser la compañera de fórmula en la candidatura presidencial de Carlos Calleja, no pude evitar pensar que la Escuela se ha ganado a pulso lo de poder decir “misión cumplida”.

El propósito de la Escuela nunca fue formar a la siguiente generación de empleados, sino a la siguiente generación de ciudadanos, en todos los sentidos. Sí, los profesores en la Escuela enseñan a sus alumnos a pensar, pero también enseñan a pensar en el contexto de un país y una región que necesita ciudadanos conscientes de que hace falta mucho por hacer para encaminarnos en la ruta del desarrollo. El legado de una institución educativa, más allá de la cantidad de títulos universitarios otorgados, se compone de las huellas que sus exalumnos dejan en la historia. Huellas que incluyen desde proyectos tan pequeños como la formación de familias y proyectos de emprendimiento empresarial, hasta proyectos enormes como el diseño de políticas públicas o la asesoría jurídica que permiten fortalecer las instituciones más fundamentales de una nación.

Y es que con independencia de lo que le deparen los resultados electorales a la fórmula Calleja-Lazo, en el creciente grupo de alumno ESEN realmente se manifiesta con perfecta claridad la misión institucional de la Escuela: en El Salvador y alrededor del mundo hay exalumnos dinamizando los sectores privados como abogados, economistas, o ingenieros en multinacionales y empresas familiares; y los hay también en los sectores públicos, contribuyendo a fortalecer instituciones gubernamentales con un nuevo estilo de servicio público, basado en conocimiento técnico, integridad y valores éticos. Y este es el estilo de servicio público que podría contribuir Carmen Aída Lazo desde el Órgano Ejecutivo. ¡Qué orgullo para la ESEN!

Lic. en Derecho de ESEN,
con maestría en Políticas Públicas de Georgetown University.
@crislopezg