El Salvador juega en el Mundial… de la corrupción

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elsalvador.com

Por Alexander Torres

2018-06-23 8:33:31

Cada 4 años el Mundial de Fútbol nos pone ansiosos los 90 minutos en que juega nuestra selección preferida. Si bien está claro que en el fútbol la Selecta nada tiene que hacer en ese nivel (desde hace 36 años… y contando). ¡Ah! Pero al Mundial de la Corrupción El Salvador ha clasificado con goles de chilena al ángulo y muy discutidos. Y no me refiero a la corrupción desatada tras los amaños de los futbolistas castigados y ni siquiera a la cuestionada Fesfut.

Al Mundial de la Corrupción se clasificó El Salvador con escandalosos goles a las finanzas del Estado anotados por Antonio “el Cejas” Saca y Mauricio “el Zurdo” Funes, que suman $651 millones —de acuerdo con las acusaciones de la Fiscalía.

Esa millonada que las autoridades atribuyen fue saqueada por Saca y por Funes bien pudo permitir otro nivel de vida y goles legítimos a miles de salvadoreños, pudo evitar que miles de niños reciban clases en condiciones indignas, sin techo y sin pupitres y lo que es peor, sin material didáctico apropiado y a tiempo; con ese dinero se pudo pagar mejores salarios a profesores, médicos y enfermeras, y por lo tanto, exigirles mejor preparación y elevar los resultados académicos y en salud, y no hacer el ridículo con las notas de la Paes (5.3 en 2017) o que de 100 examinados solo cuatro aprueben su ingreso a la Universidad de El Salvador, o que los pacientes esperen tirados en el suelo mientras desocupan una camilla en los hospitales.

Con los $561 millones de este doble saqueo también se pudo garantizar mejores condiciones de seguridad. Mejores salarios a los policías que exponen su vida a diario (ganan $450 mensuales en promedio), podrían evitar el éxodo de cientos de familias aquejadas por las maras, se podría contener el deterioro de la red vial y mejorarla, dotar de agua potable a más y no precisamente llevándosela en las pipas de un exfuncionario. Los pacientes y los que pagan impuestos merecen más que acetaminofén, recetas o propaganda. Los de Funes y Saca han sido goles fuera de lugar y que para nada festejan los aficionados honestos.

Qué lejos estamos del nivel de fútbol de Costa Rica y qué cerca de la oleada de corrupción gestada en Brasil por Lula da Silva en contubernio con la multinacional Odebrecht que sobornó a gobiernos de unos 12 países en América Latina, el Caribe, Europa y África por más de $800 millones, de acuerdo con la Justicia de Brasil.

Al Mundial de la Corrupción se clasificaron usando el pase de Odebrecht los gobiernos de Angola, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, México, Mozambique, Panamá, Perú y Venezuela, según documentos del Tribunal del Distrito Occidental de Nueva York, que condenó a corruptos confesos y a la compañía a pagar $2,600 millones.

Y como “no hay Mundial sin Brasil”, no podría ser menos que estos se clasificarán al mundial con un proceso de corruptela gestado desde 2003, periodo en el que Odebrecht sobornó con $349 millones a partidos políticos brasileños, funcionarios extranjeros y varios a cercanos a Lula, quien ahora es “comentarista” del legítimo Mundial que se juega en Rusia, lo hace desde la cárcel.

Argentina clasificó con golazos a este nefasto mundial. Bajo el gobierno Néstor Kirchner, varios de sus funcionarios recibieron $35 millones de Odebrecht y los brasileños, siempre habilidosos con el esférico y también con la chequera, ganaron de forma muy discutible tres proyectos de infraestructura por $275 millones.

Los colombianos no se quedaron atrás. Un exviceministro de Transporte llevó a su país al mundial de la corruptela; fue condenado por meter goles turbios, por aceptar $27 millones en sobornos de esa compañía brasileña que “ganó”, burlando todo reglamento, la construcción de una autopista de 528 kilómetros por unos $1,100 millones.

Los vecinos de Guatemala también clasificaron de la mano de los que tenían toda la ventaja: el presidente Otto Pérez “el General” Molina y su vicepresidenta Roxana “la Dos” Baldetti; su clave fue jugar siempre en “La Línea”, la trama de corrupción gestada desde el Gobierno y que se movía a través de órdenes vía una línea telefónica.

Panamá ha vuelto al concierto global: Ricardo “el loco” Martinelli (presidente 2009-2014) es además de millonario ambicioso sobre el que pesan $100 millones malversados a través de alimentos deshidratados para escolares y por no cobro de impuestos, y por transferir $40 millones a bancos en el exterior, entre otras jugadas antirreglamentarias. Acaba de ser extraditado a su país. Esposado.

En El Salvador, en la clasificación más reciente, el zurdo Funes diseñó una estrategia —según las investigaciones de la Fiscalía General de la República— casi indescifrable para sus adversarios pero que rayan cualquier reglamento. Los del equipo del Ministerio Público han recibido apoyo externo para descifrar la jugada de Funes en cuyo equipo alinearon su pareja, su exesposa, hijos, cheros y exfuncionarios. Jugaron con demasiada ventaja y a lo largo del juego burlándose de los aficionados que pagan impuestos. Su barra ha cerrado filas y hasta hacen la ola.

Pero el Mundial de la Corrupción parece que tendrá tiempo extra, la pelota la tienen la Fiscalía y el otro partido será en la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Los tentáculos de Odebrecht ayudaron a Funes a clasificar, hubo dinero —según la Fiscalía de Brasil— para llevar al zurdo a la Presidencia y su asesor de campaña Joao Santana sigue ansioso el juego desde la cárcel, sigue este mundial que a cualquiera le provoca abucheos, hace dudar a miles de aficionados y hasta provoca rabietas a muchos fanáticos.

*Periodista.
alexander.torres@eldiariodehoy.com