¿Impactarán nuevos hospitales en la salud?

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La cuestionada falta sobre Hazard que derivó al primero gol de Bélgica. / Foto Por AFP

Por Rodolfo Chang Peña

2018-06-22 8:18:45

En El Salvador existe en la actualidad el promedio general de 1.1 camas hospitalarias por 1,000 habitantes; sin embargo, los departamentos de San Salvador, Santa Ana y San Miguel disponen de una mejor oferta de camas por arriba del promedio y por el contrario, los departamentos de la Paz, La Libertad y Morazán están por abajo del promedio.

Digno de tomar en cuenta es que el promedio antes mencionado se refiere a la oferta actual y en ningún momento hace referencia o representa la cifra que se necesita para satisfacer las demandas, es decir que una cosa es lo que hay y otra muy diferente lo que se necesita.

Para tener una idea sobre los requerimientos de camas hospitalarias en el país basta citar que en Japón el promedio es de 8.4, en Alemania 6.4, en Francia 3.8, en Canadá 3.0, en los EE. UU. 2.8 y en España 2.8, siempre por 1,000 habitantes. De los datos anteriores fácil es colegir que en El Salvador estamos muy lejos de contar con una cobertura hospitalaria aceptable.

La brecha resulta demasiado grande al comparar nuestras cifras con las naciones del primer mundo, más razonable es comparar la situación nacional con los países centroamericanos que están en mejores condiciones sanitarias. Si Panamá tiene un promedio de 2.4 camas hospitalarias y Costa Rica 2.2 siempre por 1,000 habitantes, podríamos pensar que un nivel aceptable para El Salvador podría andar entre 1.8 y 2.1. En la actualidad la disponibilidad total de camas de hospital anda por 4,700 y de incrementarse según índices anteriores al monto podría sobrepasar las 6,000 camas.

De lo expresado anteriormente se desprende que construir uno o dos nosocomios incluyendo un centro para la atención de urgencias pediátricas, en nada resuelven el problema y solamente incrementarían los costos sin impactar mayor cosa la salud de los habitantes.

Al hablar de camas hospitalarias no se puede dejar de lado varios hechos como la distinción de camas destinadas para pacientes agudos (que deberían ser más), para pacientes subagudos y para pacientes crónicos. También tiene que hacerse la distinción de camas para enfermos de riesgo moderado que son propias de Hospitales Generales y camas para enfermos de alto riesgo propias de centros especializados. Obviamente existen diferencias entre unas y otras en cuanto a horas médico especialista/paciente, horas enfermera/paciente, etc.

También no se debe olvidar que el uso de las camas hospitalarias se encuentra en estrecha interacción con el servicio que atiende las urgencias, con la consulta externa y con el sistema nacional de remisión y contraremisión de enfermos, que articula el funcionamiento de los niveles de atención. Muchas veces los problemas de la hospitalización son consecuencia de factores limitantes que tienen su origen en las dos dependencias primeramente citadas.

En realidad el poder decisorio debería centrar su atención más en la salud que en las enfermedades porque el meollo del asunto es evitar que la gente se enferme y no esperar a que llegue a los nosocomios. En ese sentido, es posible beneficiar a más salvadoreños si los 170 millones de dólares que se pretenden aprobar se destinen mejor a la educación para la salud, prevención de accidentes de tránsito, prevención de enfermedades cardiovasculares, cáncer e insuficiencia renal crónica, prevención de enfermedades epidémicas mediante educación, vacunas y control de vectores. Mayor saneamiento ambiental y mejorar la calidad del agua y aire que respiramos. Eliminar tradiciones nocivas como la quema de pólvora y mejorar la seguridad para que hayan menos lesionados.

Doctor en Medicina.