El feminicidio siempre ha estado ahí

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Foto Por Twitter/ Arzobispado de SS

Por Mirella Schoenenberg de Wollants

2018-04-28 8:12:34

Algunos escriben que el feminicidio es uno de los crímenes más comunes en la sociedad actual y yo desvaloro esa afirmación y la reescribo: el feminicidio es uno de los crímenes más comunes en toda la existencia de la humanidad.

Estos asesinatos cometidos por hombres contra mujeres por la mera condición de “poder” que les da su sexo, los vemos en los escritos más antiguos, la Biblia por ejemplo, donde las adúlteras eran lapidadas públicamente por el pecado cometido contra la honra de su esposo y hacia Jehová.

Lo conocemos de la Grecia Antigua, en donde para aplacar la ira de los dioses o complacerlos se sacrificaba a las jóvenes vírgenes; y la tragedia, la forma teatral más gustada, se caracterizaba, en su mayoría de obras, porque en ella las mujeres morían de manera brutal, ya sea suicidándose (solo las esposas, pues la solteras vírgenes no tenían potestad para elegir el suicidio) o siendo asesinadas.

Siempre es recordado el sacrificio de Ifigenia a la diosa Artemisa (Diana) para que ésta permitiera la llegada de los vientos favorables que permitieran a la flota aquea partir hacia Troya, así como el asesinato de la matemática, astrónoma y filósofa Hypatia, de Alejandría, vapuleada a muerte en el siglo IV por no aceptar ni el paganismo ni la religión cristiana.

Ya no se diga en la Edad Media donde, de acuerdo con varios investigadores, entre ellos Jack Holland (“Una breve historia de la misoginia”, 2010), el número total de víctimas de la caza de brujas no puede ser establecido de modo completamente certero, debido a gran número de actas de juicios que se extraviaron y procesos que no se registraron nunca de forma oficial; sin embargo, se calcula que “las brujas” asesinadas en las llamas fueron de entre 60,000 a 2 y 5 millones.

Muchas de ellas acusadas de ser hijas del demonio por sus dotes de curanderas y su afán de sanar a los enfermos y atender a las parturientas, a pesar de que arriesgaban sus vidas.

Y aunque también se asesinaron a hombres acusados de brujos, la enorme mayoría fueron mujeres, situación que fácilmente explican los autores que se origina, en gran medida por el fuerte carácter misógino de muchos de los tratados escritos sobre brujería en esa época (ejemplo, el Malleus maleficarum) que consideraban a las mujeres moralmente más débiles y presas más fáciles para Satanás.

La evidencia demuestra que la violencia doméstica originada por hombres es la fuente más común de feminicidios; sin embargo, son situaciones poco atractivas para el público y fácilmente se olvidan.

Irónicamente, “Barba Azul”, la historia de la mujer que descubre que su marido oculta en una habitación prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas, está clasificado como un cuento de hadas (¿!¡?), escrito por Charles Perrault en 1697.

No sucede lo mismo cuando se llevan a cabo crímenes en forma colectiva, que por lo mismo han quedado en la memoria popular, estando entre ellos los del famoso y estelarizado Jack “El Destripador”, del siglo XIX, por sus múltiples crímenes contra mujeres… “malas”; nunca sometido a la justicia pues sus crímenes no merecían el proceso… pues sus víctimas no valían la pena.

De igual manera, muchos tienen en sus mentes que en los años 60 el “Estrangulador de Boston” mató a 13 mujeres; y Henry Lee Lucas mató a más de 100 mujeres en los estados del sur de los Estados Unidos entre aproximadamente los años 50 y 70. Asimismo Ciudad Juárez se ha hecho famosa por sus más de 700 mujeres asesinadas desde al menos enero de 1993 a 2012.

Y de nuestro país muy pocos conocen que el 15 de diciembre de 1922 el gobierno del Presidente de la República, Jorge Meléndez, atacó con lujo de violencia a una manifestación de mujeres que apoyaba la candidatura presidencial del doctor Miguel Tomás Molina.

El feminicidio siempre ha estado ahí. Para algunos es nuevo porque sus ideas y la forma de considerar la vida humana digna implican el reconocimiento del derecho, para ambos sexos, a ser tratados con respeto y de manera igualitaria.

Para otros, solo el nombre de feminicidio es nuevo: Es el castigo que se merecen ésas que estorban y/o no son buenas, seres inferiores, quizá simplemente, objetos.