Satisfacción del resultado electoral 2018

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elsalvador.com

Por Ricardo Esmahan

2018-03-05 8:39:49

Hacer un balance de las lecciones que deja la reciente contienda electoral es obligado. Es válido afirmar que los ciudadanos salvadoreños dieron un paso histórico para mejorar el sistema político de democracia representativa constitucional. Sin embargo, más allá del mero ejercicio del sufragio y sus modalidades como el voto directo para elegir diputados, están las señales claras de la decisión del Soberano de iniciar el cierre del ciclo de la alternancia en el poder en las presidenciales de 2019. Fundamental para el perfeccionamiento de la democracia.

El traspaso del poder ha sido un aprendizaje para los políticos. Unos asumieron esa decisión popular como el llamado a renovar su instituto político volviendo a sus principios y el servicio a la gente. A otros, el poder los llenó de soberbia y mostraron incapacidad para administrar el Gobierno y conducir el país a destinos mejores, comprometidos con su misma militancia. El pueblo hoy juzgó quién es quién.

Las recientes elecciones, tanto de diputados como de alcaldes, han sido particularmente aleccionadoras para los políticos, ya que no tardó mucho el pueblo en decidir y ensayar de nuevo el principio democrático de la alternancia del poder, seleccionando a los mejores y desechando a los no aptos para estos cargos. Pero lo que verdaderamente es invaluable para los institutos políticos es saber que la gente les dispensa confianza, que en política es un tesoro que cuesta conquistar y mantener. Perderla es muy fácil.

El castigo popular que algunos recibieron en las urnas se debe al cansancio ciudadano a la supeditación de las estructuras del partido a seguir las decisiones erróneas de una cúpula partidaria aferrada y que ha perdido el rumbo; y sobre todo, el significado de la democracia y el respeto a la Ley. Lo que deteriora incluso, la misma ideología de izquierda y decepciona a su militancia, al voto duro.

Que la democracia despliegue sus bondades no será algo fácil. Persisten abusos, exclusión social, falta de oportunidades y de empleo, el nefasto uso patrimonialistas del Estado y toda clase de mezquindades en la clase política. Pero el pacto social expresado en la Constitución y los Acuerdos de Paz debe orientarnos en el perfeccionamiento de la democracia. Y sobre todo, superar aberraciones de malos funcionarios, quienes deben ser castigados conforme a la Ley.

Y no se vale que las cúpulas partidarias ancladas en el pasado vean el sistema democrático, republicano y representativo de nuestra Constitución como una mera “transición” para aprovechar sus bondades para entronizar nuevamente una dictadura irrespetando la Constitución, caminando hacia la luz del faro bolivariano.

Si El Salvador durante el siglo XX tuvo dictaduras, no justifica a nadie imponerlas de nuevo. Los Acuerdos de Paz fueron ejemplo al mundo del entendimiento; hoy, años después, la democracia fundada en la Constitución y en estos Acuerdos debe ser ejemplo para nuestros hijos, las nuevas generaciones.

El triunfo de Ernesto Muyshondt en la Alcaldía capitalina evidencia que los capitalinos requieren un modelo de gestión descontaminada del control de la cúpula partidaria del Alcalde, algo nefasto en la administración actual. La alcaldía no puede ser centro de activismo y clientelismo político, deformación que ha sido el camino al fracaso de varios ediles y sus proyectos.

Los nuevos alcaldes están obligados a dar la cara a la población de su municipio. Los ediles que son buenos líderes son reconocidos por los conciudadanos del municipio, no por lo que hablan, sino por lo que hacen, por su honestidad, su disciplina de trabajo, su visión de un mejor municipio.

Los políticos deben comprender que el poder es temporal y que lo otorga el pueblo con un vencimiento que tiene término.

Columnista de El Diario de Hoy.
resmahan@hotmail.com