El voto es un deber y una obligación del ciudadano

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Por Padre Óscar Rodríguez Blanco

2018-03-02 9:42:42

La ciudadanía salvadoreña acudirá nuevamente a las mesas electorales para elegir a sus representantes en la Asamblea legislativa y en las alcaldías. Los que salgan elegidos tendrán la responsabilidad de servir a su pueblo en forma adecuada y eficiente. Se les pide hacer realidad lo que han prometido; caso contrario, se expondrán al reclamo de sus electores.

Ejercer el voto es un privilegio y una obligación ciudadana. El voto se ejerce en forma libre y responsable. Se trata de contribuir para buscar aquellos candidatos que mejoren el futuro político del país. Conviene votar sin prejuicios. Habrá quienes se abstengan porque dudan de las promesas hechas. Quienes no acudan a dar su voto deberían de abstenerse de futuras críticas pues dejaron que otros votaran por ellos. Leemos en la “Exhortación Apostólica Christi Fideles Laici”: “Los fieles laicos de ningún modo pueden abdicar de la participación en la política, es decir, en la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común, el orden temporal, respetando su naturaleza y legitima autonomía” (n.42).

El voto tiene que ser libre y responsable desde la propia conciencia, y para esto es necesario conocer bien a los candidatos. El recordado San Juan Pablo II nos decía: “La vida en un sistema político democrático no podría desarrollarse provechosamente sin la activa, responsable y generosa participación de todos, sí bien con diversidad y complementariedad de formas, niveles y responsabilidades (AAS 81). Una correcta información y un discernimiento objetivo, sin dejarse llevar por pasiones, ayudará a dar un voto consciente y maduro.

La propaganda preelectoral no ha estado exenta de tensiones y discusiones, las mismas luchas fratricidas que a través de los años ha tenido esta nación, no han dejado de producir un cierto deterioro social. Es hora de superar esta situación ofreciendo soluciones prácticas. Hay que ser concretos, no basta con ofrecer mares y montes que después no se pueden cumplir. La realidad que vive el país necesita soluciones a corto plazo para no crear frustraciones y empeorar las cosas. Es necesario que se respeten los derechos fundamentales de las personas como lo es el derecho a la vida, la dignidad de la persona humana, la educación, la familia y el efectivo protagonismo de las instituciones públicas que favorezcan el bien común.

Ha llegado el momento de alentar la fe y la esperanza que tiene el pueblo en los futuros responsables de la nación. En estos momentos se hace necesario poner la confianza en Dios, orar por la Patria y sus dirigentes. Un pueblo que pone su fe y esperanza en Dios, es un pueblo con futuro. Pienso que en este momento son muy oportunas las sabias y orientadoras palabras del Papa Francisco que exhorta a los políticos y gobernantes a que “entren en auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces profundas y no las apariencias de los males de nuestro mundo y que los gobernantes levanten su mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y cuidado de la salud para todos los ciudadanos”. (El gozo del Evangelio. 205). ¡Ánimo hay que ir a las urnas! La verdadera democracia supone la participación de toda la ciudadanía.

Sacerdote salesiano