Mujeres de cacao y chocolate

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Por Susana Barrera*

2018-02-16 9:37:15

Cuenta la mitología azteca que fueron las mujeres las responsables de guardar, aun a costa de sus vidas, el secreto del “tesoro sagrado”. La esposa del dios Quetzalcóatl (deidad de la sabiduría, la luz y los cultivos) junto a otras mujeres, se sacrificaron antes de revelar dónde se encontraba el tesoro de la ciudad. La narrativa continúa, y dice que Quetzalcóatl fertilizó la tierra con la sangre de su amada para dar vida al árbol de cacao; el color ligeramente rojo y el sabor amargo del fruto lo adjudicaron al sacrificio de las valientes mujeres, y de la princesa en cuestión, y así fue como la cultura del cacao entre los ancestros ganó terreno. Este es uno de tantos hermosos mitos sobre el “Alimento de los dioses”; el cacao (Theobroma cacao).

Lo que no es un cuento, sino una prometedora realidad es que los últimos diez años hemos sido testigos del renacer de este milenario cultivo en el país. Diversas entidades han impulsado la siembra como revitalizador de la economía agrícola, generador de bosque, hábitat, paisaje, identidad, turismo rural e incluso salud. Han visto en el cacao la oportunidad de reactivar tierras ociosas o de combinar este cultivo con otros. Tenemos los suelos apropiados y tenemos la historia.

Y ese contexto las mujeres son protagonistas, sin menospreciar a los hombres; son ellas las que mejor se entienden con la naturaleza. En la producción del cacao se evidencia; si hay que injertar, son ellas las que mejor dominan la psicomotricidad, y con delicadeza son capaces de pegar mayor número de injertos.
Son las mujeres las que se relacionan con el patio, reclaman la zona verde y son rectoras de las plantaciones caseras, y en las grandes plantaciones de cacao no son la excepción.

También son las comerciantes por excelencia de la almendra de cacao en el mercado, las mismas que ellas clasifican, tuestan y saben dar el punto para la receta que por historia conservan. Aunque cabe aclarar, que la bebida de chocolate que consumismos no es la receta original, algunos estudios revelan que la bebida de los dioses debió ser parecida al “atole chuco” que conocemos, con un predominante sabor amargo, el mismo que evoca el mito.

Siempre destacando la relación cacao-mujeres, en la junta directiva de La Sociedad de Productores de Cacao de El Salvador (ES-CACAO) se cuenta con una sola mujer, pero ¡qué mujer!, no hace falta cantidad, doña Luz Marina Meza de Zarruk con un carácter fuerte, persistente y es fiel creyente de que el cacao fino de aroma en El Salvador significa avivamiento y desarrollo del campo y espacio en el mercado internacional; es respetada entre sus colegas hombres.

Las principales injertadoras de ES-CACAO son mujeres; al igual que las que administran, y son ellas las catadoras de la calidad del cacao en su moderno laboratorio y son las hacedoras de los dulces de chocolate.

En el mundo del cacao actual las vemos como asesoras, técnicas, empresarias y profesionales en la confitería del chocolate, incluso lo han trascendido a la literatura y al cine.

El chocolate, principal derivado del cacao, es sinónimo de placer ya que la liberación de dopamina y serotonina, que son neurotransmisores relacionado causante de la felicidad, y son las mujeres sus principales amantes. ¿Qué mujer se resiste a una barra de chocolate oscuro o negro?, que es el de mejor calidad, significa que son ellas las principales consumidores y las que mueven esta industria.

Todo el tema de la belleza, la salud, lo erótico y el arte vinculados al chocolate se ha inspirado en las mujeres.

Entonces, desde el mito y los inframundos hasta nuestros tiempos, la presencia de las mujeres en el mundo del cacao tiene el sabor del chocolate y la inspiración de las mujeres que ofrendaron sus vidas para salvar el “Alimento de los dioses”, ese que dejó de ser secreto para ser de consumo masivo y patrimonio histórico de estas tierras.

Periodista especializada
en turismo y desarrollo local.
Colaboradora de El Diario de Hoy.