Gustavito y la política de mentiras

Que la muerte de Gustavito, que ha indignado a todos, despierte nuestras conciencias para que le pongamos también atención a estas y otras muchas mentiras del gobierno.

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Jóvenes en busca de oportunidades en feria de empleo.

/ Foto Por Archivo

Por Jorge Daboub*

2017-03-06 8:43:00

La muerte del hipopótamo Gustavito,  uno de los huéspedes más emblemáticos del Zoológico Nacional, ha sido el detonante que ha puesto de manifiesto, una vez más, que los salvadoreños tenemos un gobierno que nos miente.

La manipulación de la realidad, la tergiversación de los hechos, la falta de transparencia, el ocultamiento de la verdad y las versiones contradictorias han llegado a formar un patrón que define el manejo de la información oficial. La honestidad, la sinceridad y la verdad están lejos de la boca de los voceros del gobierno.

Las discordantes versiones que se han vertido sobre las causas de la muerte del hipopótamo han venido a ser como la gota que rebalsa el vaso de la paciencia popular. Todos se han dado cuenta que una vez más se está pretendiendo engañar a la población. 

Esta práctica gubernamental de usar el engaño para distraer la atención de las verdaderas causas de los problemas y las intenciones del gobierno no es nueva.

Lo hicieron al negar,  durante la nefasta Administración Funes, que el gobierno había negociado con las pandillas la otorgación de dádivas y privilegios a sus cabecillas encarcelados a cambio de reducir los homicidios.  Con el tiempo, todo el país se dio cuenta de que el gobierno del autoexiliado presidente estaba metido hasta el fondo en esos tratos oscuros con los delincuentes.

También han manipulado, varias veces, la información sobre el origen real de la situación de las finanzas públicas, haciendo creer que el gobierno no tiene dinero para ejecutar sus programas y honrar sus compromisos, y culpando del caos fiscal a otros que no tienen injerencia en el manejo de los fondos públicos. 

La verdad sobre la “crisis fiscal” es que el dinero de los impuestos se malgasta en clientelismo político, propaganda oficial, la contratación de militantes partidarios como empleados de las instituciones públicas y en mantener un modelo de gobierno que es un barril sin fondo y que ha fracasado siempre. 

Asimismo, han tergiversado la información sobre la situación de las pensiones, propalando diferentes versiones contra del Sistema Privado de Pensiones, todo con la intención perversa de justificar el robo de los ahorros de los salvadoreños.
 
Recientemente se presentó una propuesta técnica de reforma integral al sistema de pensiones, la cual ha comenzado a ser rechazada, a priori, por los voceros del partido en el gobierno. Esa actitud revela lo que ya todos sabemos: que el verdadero objetivo del gobierno no es mejorar el sistema de pensiones, sino apropiarse del dinero de los trabajadores.
 
Igualmente, por medio de una sistemática campaña de desprestigio contra la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, basada en calumnias y falsedades, los dirigentes del Frente tratan de socavar la credibilidad de los señores magistrados, enarbolando para ello la bandera de la democracia. Pero su verdadera intención no es otra que anular el poder contralor de la Sala y de ese modo tener la vía libre para tomarse el control casi total de la justicia del país. De ese modo no tendrían obstáculo alguno para manipular a su antojo leyes y las instituciones a favor de su proyecto político.

Más recientemente, el Ejecutivo ha lanzado la estratégica propuesta de iniciar un nuevo diálogo de nación, incluyendo en este nuevo embuste a la bienintencionada Naciones Unidas. En realidad, esta fingida voluntad de buscar consensos sobre temas de nación solo busca distraer la atención sobre el verdadero y único objetivo del FMLN: llevar al país al socialismo del siglo XXI. Todas sus acciones, sus planes partidarios y su literatura ideológica apuntan hacia ese fin. Solo hay que oír hablar a los funcionarios del gobierno y a los dirigentes del partido en foros populares o en reuniones con sus camaradas latinoamericanos para darse cuenta del embuste.

A través del triste ejemplo de Venezuela, “faro que alumbra el camino” que el partido de gobierno se empecina en seguir, los salvadoreños hemos podido darnos cuenta que el socialismo del siglo XXI nos es más una dictadura que únicamente genera corrupción, pobreza, escasez y división social. No ofrece nada que los salvadoreños deseemos.

Que la muerte de Gustavito, que ha indignado a todos,  despierte nuestras conciencias para que le pongamos también atención a estas y otras muchas mentiras del gobierno. Que nos sirva para exigir que nos digan la verdad sobre la situación real de la seguridad del país, las causas de la crisis fiscal, el bajo crecimiento económico y el uso que hacen del dinero que han obtenido con los veintiún nuevos impuestos y los casi $1, 000 millones anuales en préstamos.

Sabemos que en lo sucesivo nos seguirán diciendo más y más mentiras, pero tengamos siempre presente que el mejor castigo para el mentiroso es… nunca creerle.
 

*Expresidente de ANEP
@DaboubJorge