Carta a Héctor Silva: David contra dos Goliat

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Un médico revisa a un paciente infectado con el nuevo coronavirus COVID-19 mientras permanece conectado a dispositivos de respiración artificial y recibe medicamentos intravenosos, en la unidad de cuidados intensivos del Hospital San Rafael. Foto AFP/ Yuri CORTEZ

Por Paolo Lüers

2020-07-27 6:09:49

Estimado Héctor:

David contra Goliat. Más bien, David contra dos Goliat. Así parece tu decisión de postularte como candidato a ser alcalde capitalino, desafiando a Neto Muyshondt, alcalde y el segundo político más popular en las encuestas, solo superado por Nayib Bukele; y a Mario Durán, ministro de Gobernación, a quien el presidente ha asignado la misión de convertir la capital en bastión de Nuevas Ideas.

Son dos Goliat que estás desafiando: Poderosos, disponiendo de aparatos fuertes, con equipos profesionales de propaganda a su disposición. Ambos dispuestos a poner las estructuras estatales y sus recursos en función de sus respectivas campañas. Y, aunque parezca absurdo, ambos con el aval del presidente.

Y vos, más que un David, sos un Davidcito. Un joven sin experiencia electoral. Postulado por un partido pequeño, que por primera vez participa en elecciones. Parece una locura. ¿Pero realmente lo es? No necesariamente.

Vos tenés algunas ventajas. Primero que llevás el nombre, apellido y hasta la cara de tu abuelo, el Dr. Silva que fue el primer alcalde capitalino de izquierda, el hombre que muchos ven como “el presidente que no fue”. El que pudiera haber sido presidente, si no fuera por el veto de los ortodoxos en el Frente. Muchos dicen con nostalgia: Si el primer presidente de izquierda, el presidente del cambio, hubiera sido un hombre honesto, capaz y transparente como el Dr. Silva en vez de un charlatán y corrupto como Mauricio Funes, otro rumbo hubiera agarrado de El Salvador…

Pero tenés más puntos a tu favor. Puedes convertir las aparentes desventajas en ventajas: la juventud tuya y de tu partido Nuestro Tiempo, por ejemplo. No tienen pasado político que los compromete. Lo que representan no cuenta mucho cuantitativamente, pero mucho en cuanto a calidad. Mostrando audacia (como con tu candidatura), tienen un gran potencial de convocatoria y movilización de ciudadanos jóvenes, profesionales, escépticos de la política tradicional, pero igual de la antipolítica irracional; sedientos de alternativas racionales y con fundamento ético.

Y la ventaja más grande tuya y de tu partido es que no están condenados a ganar, como los partidos grandes que ya han gobernado: Arena, Frente y Nuevas Ideas/Gana. Para ustedes, si hacen buenas campañas, perder con dignidad sería ganancia política. Ustedes lo único que necesitan es ponerse en el mapa, consolidar un espacio en el tablero político, una cabeza de puente dentro del sistema político, para desde adentro introducirle racionalidad y dignidad. O sea, si vos hacés una buena campaña, logrando movilizar lo mejor de la juventud urbana, no por lástima sino por la calidad de tus propuestas y lo sincero de tu discurso, no tienes que ganar la alcaldía para ganar como persona y como opción política. Lo que no significa que vos no puedes incluso ganar. Nada está escrito en piedra en nuestra política tan volátil.

Para proyectarte, las condiciones son casi ideales. Por la alcaldía van a pelear dos Goliat, con gran despliegue de recursos, retórica populista, ejércitos de activistas y propagandistas en las redes, pero con una debilidad muy grande: en el fondo representan el mismo populismo; la misma manera caudillista de conducir; la misma disposición de usar recursos estatales para consolidar su liderazgo. Contra esto, será relativamente fácil para vos y tu partido perfilarse como la alternativa diferente.

Lo único que tenés que hacer, en toda la campaña que viene, es mantenerte fiel al espíritu de audacia, sinceridad y humildad con el cual te lanzaste. Y vas a tener más apoyo del que te imaginaste. Incluso de bastantes viejos como yo.

He sido amigo de tu abuelo, y me encanta el regreso de un Héctor Silva.

Saludos, Paolo Lüers