Carta a María Chichilco: Humildad como recurso publicitario

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Imagen captada en el distrito de al-Salmi, una zona desértica a 120 kms al oeste de la ciudad de Kuwait, muestra la gran conjunción de Júpiter y Saturno. Foto/AFP

Por Paolo Luers

2020-12-21 6:40:13

María:

Cuando en los años 80 llegué a Hollywood para conseguir fondos para las películas documentales de Radio Venceremos, te conocí en la sala de edición de la cineasta Pamela Cohen, que estaba terminado la edición de la película “Maria’s Story”, que por lo menos en Estados Unidos te hizo la guerrillera más famosa de El Salvador. “¡Qué mujer!”, me dije, impresionado por tu humildad y tu compromiso con la causa de los campesinos de Chalatenango.

Hoy veo que tu humildad se ha convertido en recurso publicitario y que tu compromiso ahora es con un joven heredero, quien con sus hermanos ha usado la fortuna millonaria de su tata para financiar su ascenso político. Los propagandistas de Bukele explotan sin piedad la imagen tuya comiendo tortilla con sal y caminando, como hiciste en la guerra, por las veredas, aunque siempre tu camioneta de lujo y tus fotógrafos están cerca.

Ver esto primero me dio tristeza, pero luego más bien rabia. Ni tanto con vos, sino más bien con el gran maestro del engaño. Cuando te vi acompañando a Bukele a El Mozote y luego en televisión avalando su inédito discurso calificando de farsa no sólo los Acuerdos de Paz, sino de un solo la guerra con todos sus sacrificios, para mi murió la figura de María Chichilco.
Quedó una señora María Navarrete, otra más en el séquito servil de Bukele.

Luego de regresar del Mozote, declaraste en el noticiero gubernamental: “Es triste que la clase política se comporte como se está comportando. Deben tener un momento de reflexión. Este Presidente es un líder indiscutible.”

Si alguien representa la tal “clase política”; es gente como usted, señora Navarrete.
Fue dirigente política de las FPL en Chalatenango; luego diputada del FMLN en los 90, viceministra de Gobernación en el gobierno de Mauricio Funes, para terminar como titular de un ministerio inventado para usted en el gabinete de Bukele (quien fue electo por GANA) y haciendo campaña electoral para el partido Nuevas Ideas.

Hay que decirlo con claridad – y usted lo sabe perfectamente: en ninguno de los cargos que ha ocupado en la postguerra (diputada, viceministra y ministra) usted ha desarrolla un trabajo profesional que justificara sus jugosos sueldos. No era su función. Le dieron estos cargos para que sirviera de pantalla, como figura popular, como la humilde mujer comprometida con los principios de la revolución social – precisamente lo que usted dejó de ser, más tarde entró en el gabinete de Funes y se calló cuando éste comenzó a robar.

Igual como ahora se calla cuando se topa con la corrupción, la militarización y el desmontaje de todo lo que se logró con la guerra y con los Acuerdos de Paz. Y no me diga que no se da cuenta con lo que está pasando con las arcas del Estado, con los militares patrullando en Chalatenango, con la policía negándose a cumplir con sus deberes y sus limitaciones constitucionales.

Quisiera saber qué sintió María Navarrete sentada frente a los hijos y nietos de las víctimas de El Mozote, a la par del presidente hablando de la farsa que fueron los Acuerdos de Paz que pusieron fin a la represión. Nunca lo vamos a saber, porque usted nunca va a pronunciar una duda o una crítica a Bukele. Horrible tener que decir esto de una mujer que en su tiempo fue valiente y rebelde y se ganó la admiración y el cariño de muchos.

Paolo Luers