Carta a los que se fueron: desplazados, buscadores de oportunidades y exiliados

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El procedimiento fue realizado en el centro de Sonsonate. Foto de referencia. Archivo EDH / Foto Por Archivo

Por Paolo Luers

2021-11-17 5:21:27

Estimados amigos:

A veces uno tiene la impresión que todos se van - o se quieren ir de este país. Es lo peor que uno puede decir sobre un país.

Nos llegan números récord de inmigrantes salvadoreños detenidos en la frontera Sur de Estados Unidos: 10 mil al mes. Hay que sumar los que lograron entrar sin ser detenidos. A saber cuántos serán.

Literalmente son números récord. Antes del 2019, el número más alto de salvadoreños que migraron a Estados Unidos fue 71 mil en 2016. Luego bajaron los números a 50 mil en 2017 y 37 mil en el 2018. Ya en 2019 el número se disparó a 92 mil. La epidemia bajó la migración a sólo 17 mil en 2020. Pero este año 2021, en los primeros 9 meses, los que se fueron a Estados Unidos llegaron a 87 mil. O sea, cuando termine el año, serán más de 100 mil.

La gran mayoría de estos migrantes podemos describirlos como desplazados. Desplazados por la falta de trabajo, por la violencia, por la pobreza.

Pero también hay muchos, sobre todo jóvenes, que no van desplazados, no sufren emergencias, sino deciden irse, porque no ven futuro en el país. Buscan oportunidades de estudiar, de trabajar, de progresar, de emprender. Los buscadores de sueños que no ven que sus sueños pueden realizarse en El Salvador.

Tres de mis cuatro hijos están en esta categoría. Aman El Salvador, sólo salieron para estudiar, pero decidieron no regresar porque no ven perspectivas, ni académicas, ni profesionales, ni sociales, ni culturales.

Y recientemente hay una tercera categoría: los exiliados. Algunos porque ya no aguantan el clima tóxico creado por el gobierno y el partido de Bukele. Sienten que esto va de mal en peor y puede llegar a extremos peligrosos para su libertad. Y hay quienes se fueron porque la persecución política ya les llegó cerca, y han perdido la confianza en un sistema de justicia que les garantice procesos justos.

Todos ellos, los que ya se ven perseguidos y los que ven que pronto lo serán, se van por razones políticas. Son exiliados. Cuántos son, no sabemos. Pero yo escucho cada vez más gente que me dicen: Me voy, porque ya no me siente seguro aquí.

Esto no es nuevo. Hubo miles de exiliados antes de la guerra, y decenas de miles durante la guerra. Campamentos de refugiados en Honduras. Comunidades de asilados en Costa Rica, Nicaragua, México, Belice, Panamá y Estados Unidos. Luego de los Acuerdos de Paz, muchos regresaron - y muchos se quedaron afuera, porque ya habían hecho su vida. Pero ya no eran refugiados. Ya no fueron asilados sino simplemente inmigrantes.

Hasta hoy, a dos años del gobierno de Bukele y su intento de construir su ‘nueva República’, vuelve el fenómenos de los refugiados, exiliados por razones políticas y buscadores de asilo por razones inseguridad o persecución...

Tengo amigos de casa una de estas tres categorías de migrantes, y me duele su ausencia. Me duele lo que su ausencia dice de nuestro país. Me duele su pérdida de confianza en el estado de Derecho, igual que me duele que 100 mil otros ya no creen tener futuro en nuestro país.

Me duele que personas tan importantes para el país como mi amigo Javier Simán se ven obligados a observarlo desde afuera, porque no encontrarían aquí un Estado de Derecho que los proteja contra persecuciones políticas.

Yo estoy decidido de quedarme. Soy terco y me gusta enfrentar los desafíos, no evadirlos. Luego de toda una vida de travesías, al fin tengo un lugar donde me siento bien, donde pertenezco, donde estoy feliz, donde tengo amigos, tengo estabilidad y puedo aportar.

Ojalá que algunos de los que se han ido algún día regresen, porque vamos a necesitar de todos para reconstruir la democracia, el Estado de Derecho y una cultura de tolerancia y diálogo en el país. Lo hicimos luego de la guerra, y podemos volver a hacerlo.

Saludos a todos los que se fueron, por las razones que sea, Paolo Luers