Estimados amigos:
La cosa más importante que dijo el presidente en 2 (¡dos!) horas de cadena nacional fue que no es dictador. La prueba: “Los hubiera fusilado a todos, si fuera de verdad un dictador. Salvás mil vidas a cambio de cinco”.
Tranquilos, no se chiveen. No se dejen intimidar. Esto no es una amenaza real. Tampoco es el lenguaje de alguien en camino a consolidar su modelo autoritario. Por el contrario: así habla alguien que ve en peligro de desvanecerse el apoyo popular masivo y ciego que necesitaría para hacerse dictador.
Aunque no es indicio que desde el gobierno estén preparando listas de personas a fusilar ni pelotones para ejecutar, lo que dijo Bukele es un indicio de la basura que tiene en la cabeza. Con esta frase el presidente alega que los 5 magistrados son responsables de miles de muertes, en el pasado y en el futuro. Vidas que se salvarían si no existieran estos 5 magistrados de la Sala Constitucional. Sólo pensando de esta forma grotesca un político, en plena transmisión de televisión en vivo, puede decir la frase: “Salvás mil vidas a cambio de cinco”.
Está muy equivocado el pobre. No son 5 magistrados que tendría que remover del camino para poder gobernar como quisiera: son límites y controles de su poder. Tendría que remover a la Asamblea, los partidos de oposición, al fiscal general, a los medios de comunicación, a muchos más jueces que los 5 de la Sala, a asociaciones de ciudadanos o profesionales, a universidades y tuiteros; toda la institucionalidad y toda la oposición. Y sabe que no lo podrá hacer, que al intentarlo se caerá. Esta realidad lo asusta, lo saca de quicio, lo confunde, porque no coincide con su visión de “un líder, un pueblo”. Esta mezcla de confusión y rabia le impide explicar en 10 minutos las 7 medidas de su gobierno (que no son un plan), lo obliga a caer en un discurso improvisado, inseguro, incoherente. Y lo induce a decir la tontería que dijo sobre la hipotética solución de su problema con la Constitucionalidad: fusilar a los magistrados que la cuidan…
Pongo el énfasis en la frase “hipotética solución”. El hecho de que un político esté fantaseando sobre esta hipotética solución (“…si fuera de verdad un dictador…”), lo vuelve un caso para un psiquiatra, más que para un juzgado.
Así que no se dejen intimidar. Chucho que ladra no muerde. Ladra por miedo. Sin embargo, ¡ojo al Cristo!, el hombre tiene control de las cúpulas de la Fuerza Armada y de la PNC. Hay que redoblar los esfuerzos de volver a limitar y controlar su poder.
Saludos, Paolo Lüers