Carta a los empresarios: ¿Olvidaron la fábula del sapo y el alacrán?

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Uno de los sujetos lanza una patada a una de las chica que corre para tratar de abordar el tren. Imagen de carácter ilustrativo y no comercial / captura de pantalla / Youtube RT

Por Paolo Lüers

2021-05-12 3:21:44

Todos conocemos la naturaleza de Nayib Bukele y su partido Nuevas Ideas. Aplica picadas fatales, aunque signifique que nos vamos a hundir todos. Es su naturaleza, no puede de otra manera. No es racional. Tampoco es racional que los sapos accedan a darle “ray” al alacrán para pasar el río, conociendo el ADN de este animal.

Hay empresarios que piensan que para pasar el río de la crisis, hay que aceptar que el gobierno se les monte encima – aun conociendo el ADN de este animal. Luego del 9 de febrero 2020 y su versión actualizada, el 1 de mayo 2021, no puede haber duda sobre el carácter del alacrán. Y ya anunció: “No nos vamos a detener”.

Sin embargo, así como el alacrán no puede pasar el río solo, Bukele solo no puede pasar la crisis económica, fiscal y social que tiene enfrente. Pide “ray” a los “buenos empresarios”.

Es cierto que los empresarios, sobre todo los buenos y responsables, también quieren superar la crisis económica y social causada no sólo por la epidemia, sino también por la improvisación, ineficiencia, corrupción y los abusos del gobierno. Pero esto no significa que se tengan que echar al lomo al alacrán para que consolide su poder. Aunque será difícil, los empresarios tienen que mantener su independencia y adquirir la creatividad y sabiduría para sacar al país de la crisis sin hacer pactos que consoliden el control y el esquema de corrupción.

Nadie en su justa razón espera que los empresarios agarren las banderas políticas que los partidos ya no logran levantar. Nadie espera de ellos que encabecen la lucha política. Sólo esperamos que no sirvan de soporte al gobierno y que no hagan pactos oscuros y mercantiles.

El control que ejercen sobre el gobierno, con todo y Fuerza Armada y PNC, y ahora también sobre la Asamblea, la Corte Suprema y la Fiscalía General, hace imposible que el país se recupere económicamente, porque genera entre los empresarios e inversionistas la terrible incertidumbre: ¿Cuándo nos va a picar el alacrán?

El control que ejercen funcionarios con trayectorias tan cuestionables como Mauricio Arriaza, Gustavo Villatoro, Rodolfo Delgado y Peter Dumas sobre el aparato de seguridad hace imposible que crezca la confianza en la seguridad jurídica y en la lucha contra el crimen organizado. Ahí el problema es mucho más grave que la simple inexperiencia e ineficiencia. Se trata de conflictos de intereses que impiden la articulación de una estrategia coherente del Estado contra la delincuencia y sus causas.

El gobierno, con toda la ineficiencia, improvisación y corrupción sistémica que hay, va a fracasar. El alacrán se va a ahorcar, inevitablemente. Pero lo que sí puede ¡y debe! evitarse es que con el gobierno se hunda la economía y su sostén principal, el sector privado; por tanto, todo el país.

Para resumir: El alacrán no puede ir contra su naturaleza. Y el sapo peca de ingenuidad si permite que el alacrán se le monte encima.

El país va a entrar en otra dimensión de política y de gobernabilidad cuando estalle una crisis social, resultado de que el asistencialismo extremo llegue al punto de no sostenibilidad. En ese momento, el país necesitará de una empresa privada creíble y autónoma para ofrecer salidas económicas. Nicaragua es el triste ejemplo de un sector privado que, con sus pactos con la dictadura de Ortega, ha perdido toda la credibilidad para colaborar ahora con la solución democrática a la crisis social y política permanente. Los empresarios nicaragüenses han estado en parálisis o incluso en coma porque el alacrán los picó.

No dejemos que esto nos pase en El Salvador. Ustedes ahora no pueden arreglar el país, pero pueden evitar que el sector privado se hunda con el gobierno. No traten de pasar el río con el alacrán. Nunca llegarán a la ribera.

Saludos, Paolo