Carta al embajador Johnson: ¿No le da pena esta amistad embarazosa?

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Paolo Lüers. Foto EDH/ archivo

Por Paolo Lüers

2020-09-14 1:52:57

Mr. Ambassador:

¿Ha leído la nota de Mary Anastasia O’Grady en el Wall Street Journal, donde advierte que Bukele es un aliado que a Estados Unidos no le conviene tener? Me imagino que la leyó, y con mucha atención. La pregunta real es: ¿Y no le dio pena? Porque usted es el que administra esta amistad embarazosa.

Todos los hechos que O’Grady cita para sustentar su advertencia a la Casa Blanca sobre Nayib Bukele, usted los conoce aún mejor que ella. A la Embajada no se le escapa nada de lo que pasa en el escenario político salvadoreño. El problema reside en el análisis y en la hipocresía con la cual actúan. 

Usted sabe que fue grave lo que Bukele hizo el 9 de febrero, cuando ordenó a la Fuerza Armada tomarse la Asamblea para que él pudiera entrar donde nadie lo había invitado y ocupar la silla del presidente del Parlamento. Lo sabe muy bien, porque usted incluso intervino para evitar lo peor. Dicen que es por su intervención que en el último momento Bukele cambió el plan, y que en vez de una ocupación militar permanente hizo una toma simbólica para mostrar quien manda. Simbólica, pero con todo el peso simbólico de las armas…

Usted sabe también que las revelaciones de El Faro sobre las negociaciones que el gobierno Bukele mantuvo durante más de un año con la MS-13 son a) ciertas, b) graves, y c) claramente contradictorias con las políticas oficiales de Estados Unidos. Usted sabe que la reducción de los homicidios se debe a entendimientos del gobierno Bukele con las pandillas, y no al Plan de Control Territorial, que Estados Unidos ha apoyado con dinero, asesoría y un respaldo político tan decidido. ¿Qué es lo que usted permanentemente ha informado a Washington sobre los supuestos logros del Plan de Control Territorial? Ahora que en Washington también han leído la investigación de El Faro (y luego el artículo de O’Grady), ¿qué correcciones va a hacer a sus informes sobre un plan ficticio? 

¿Cómo va a explicar al Departamento del Estado y a sus otros jefes en el Consejo de Seguridad Nacional que las políticas de Seguridad que la administración Trump ha apoyado tan decididamente han sido un fraude? ¿O ya informó sobre esto meses atrás, lo que significaría que el gobierno Trump supo que las políticas de seguridad salvadoreñas que apoyaba eran fraudulentas? 

Son preguntas retóricas porque solo un tonto inocente podría creer que tendrán respuestas. Pero hay que hacerlas. El hecho que una columnista conservadora tan respetada como Mary Anastasia O’Grady puso el dedo sobre estos puntos en el Wall Street Journal (del cual es miembro del Consejo Editorial) debe haber caído como bomba en los pasillos de la administración Trump. 

Otro punto delicado que tocó O’Grady es la hostilidad sistemática del gobierno Bukele contra los medios de comunicación y sus periodistas siempre que cuestionan sus políticas, investigan la corrupción y los abusos de poder, y revelan secretos gubernamentales como las negociaciones de altos funcionarios con pandilleros y el pacto electoral que se vislumbra detrás de estos contactos.

Es obvio que al presidente Trump no le va a incomodar el hecho que su ahijado Bukele actúe hostil contra la prensa. Por lo contrario. Pero el hecho de que en un periódico conservador una columnista como O’Grady hable de esto, da validez a las denuncias, que hasta ahora han hecho sólo algunos congresistas, en la mayoría demócratas, y organizaciones de Derechos Humanos.

Por más que usted se sienta respaldado por la Casa Blanca, usted será el chivo expiatorio (o como ustedes dicen, el fall guy) por el fracaso de la política estadounidense, que apostó a un aliado que a la larga resulta impresentable. Su cara, siempre sonriente, a la par de Bukele, será el símbolo de este embarazoso fracaso.

Sincerely, Paolo Lüers