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Carta a los presos políticos: Los rostros de la dignidad

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Por Paolo Luers
Periodista

Estimados amigos:

Aunque no podrán leerla, dedico esta carta a todos los presos políticos de Daniel Ortega. Por año y medio nadie les ha visto las caras, ni siquiera sus familiares. Todos ustedes estaban desaparecidos, invisibilizados, silenciados y maltratados detrás de los muros de la cárcel del Chipote. Pero ahora vimos sus caras. El régimen se vio obligado a presentarlos en una audiencia que no tenía otra razón de ser que mostrar una señal de vida.

Vimos sus caras en unos videos impresionantes difundidos por Carlos Fernando Chamorro, que todo el mundo debería buscar en Youtube. No los dejaron hablar en esta extraña ‘audiencia’, pero sus caras hablaron. Nos hablaron de lo que han sufrido: desnutrición, enfermedades no atendidas y a saber qué otros vejámenes que han quedado marcados en sus rostros demacrados y envejecidos. Pero sus caras y su porte también nos hablaron de dignidad, de resiliencia, de resistencia.

Vimos mensajes fuertes, opuestos a lo que el régimen quería emitir. Ver a Dora María Tellez, diez años más vieja en un año y medio, pero con la misma mirada desafiante que tuvo cuando comandó la operación guerrillera de rescate del entonces preso político Daniel Ortega, nos confirma (y en muchos casos nos devuelve) la fe en el sentido de la lucha por la libertad y democracia.

El rostro de Ana María Vigil, lleno de profunda tristeza, pero sin resignación, y la cara marcada de Suyen Barahona, que en 444 días de secuestro no ha perdido nada de su belleza son mensajes de que los líderes de la resistencia nicaragüense contra la dictadura no están vencidos. Y así uno tras otro de los presos políticos: un total de 27, entre ellos varios precandidatos a la presidencia, que podrían haber derrotado a Daniel Ortega en la urnas, si no los hubiera encarcelado antes de las elecciones.

Hablamos de ustedes, los presos políticos de Nicaragua, porque en este país es tan masivo y sistemático el uso de un sistema de justicia pervertido para reprimir a los opositores y porque se han publicado sus apariciones ante las cámaras. Pero hablando de ustedes, estamos hablando también de los presos políticos que ya existen en nuestro país. Nadie se ha olvidado de la cara de Neto Muyshondt, cuando aprovechó una audiencia para denunciar las torturas que está sufriendo en Mariona. Una cara demacrada, marcada de las huellas de las condiciones de su encierro, llena de desesperación, pero también de rabia.

Tampoco puedo olvidar la cara de Raúl Mijango la última vez que lo vi en una audiencia, antes de que lo devolvieran a Mariona: riéndose para no llorar. Diciéndome: “Nos vemos en 10 años”.

La gran mayoría en El Salvador no cree que tenemos presos políticos. No lo quiere creer. Pero existen, subsisten, olvidados por muchos, recordados por pocos. ¿Quién sabe dónde tienen encerrado y cómo le va al tuitero que encarcelaron porque publicó fotos del hermano del presidente en una playa, rodeado por efectivos del Batallón Presidencial? Y quién sabe cuántos más hay…

Tampoco se puede hablar solo de los presos políticos, cuando entre los 50 mil arrestados bajo el régimen de excepción hay miles de inocentes que no han tenido el derecho de defenderse. Decenas de ellos han muerto en los penales, sin que exista una investigación de las causas de su muerte.

Ustedes, los ‘presos de conciencia’, como los llaman en Nicaragua, entienden perfectamente cómo comienzan las persecuciones y las suspensiones de los derechos humanos y ciudadanos. En El Salvador estamos en este comienzo, y ustedes son los ejemplos de lo que sigue si no se detiene a tiempo la dictadura.

Con profundo respeto les manda saludos desde El Salvador, Paolo Lüers

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