Carta sobre nuestra propia novela: “Hicimos Historia”

descripción de la imagen
Los jugadores de Perú celebran la clasificación a semifinales en la Copa América. Foto / AFP.

Por Paolo Lüers

2021-07-02 5:19:04

Estimados amigos:

Es sábado, y me toca hablar de series de televisión. Esta vez de la telenovela que estamos viviendo los salvadoreños. Ya todos vivimos con pasiones (algunos con alegría y entusiasmo, otros miedo o depresión) la primera temporada, la que nos muestra cómo nuestro personaje asalta una bastión del poder tras otro: la alcaldía de un suburbio, la alcaldía de la capital, la presidencia, el parlamento y finalmente, la Fiscalía, la Sala Constitucional y la Corte Suprema. Parece imparable, pero ya intuimos que esto no terminará bien. El personaje nos hace pensar en la canción de rock: “The higher they climb, the harder they fall” (Entre más alto suben, más duro caen).

Hemos visto traiciones y engaños, la saga de un clan, movidas audaces e historias de oportunismo, y en el centro hay un protagonista que en las crisis que enfrenta, nunca da un paso atrás: cuando está en problemas, corre, pero para adelante. Creando la percepción de estar destinado al éxito y el poder...

En resumen, la primera temporada nos pintó un personaje que logra cosas imposibles: que la gente lo ame, a pesar e incluso por la arrogancia que lleva con orgullo, para esconder su inseguridad. Logra que la gente no se moleste con sus mentiras compulsivas, porque su equipo de mercadeo, propaganda y guerra psicológica logra que la gente ya no distinga entre verdad y mentira. No se trata de que la gente le crea a su líder, sino que ya dejen de creer en nada y nadie.

Logra además nuestro protagonista, el líder-presidente puesto en escena magistralmente por el actor Nayib Bukele, que sus adversarios se desmotiven. Logra que algunos se plieguen al poder, otros se callen por miedo y otros se hundan en depresión. Comienzan a ver al presidente como invencible y dejan de oponerse. Estas son las figuras trágicas de la novela.

Esta novela tiene historias aparte, que casi siempre son burlescas. El mejor ejemplo, la opereta bufa llamada Bitcoin...

Y todo culmina con nuestro personaje consolidando su poder absoluto, en una movida audaz, despreocupada de legalidades. Vemos a nuestro personaje desafiar a Estados Unidos y burlarse de los embajadores de los demás gobiernos que tradicionalmente han apoyado al país.

Así terminó la primera temporada, y tanto los que se enamoraron del personaje como los que lo detestan, se preguntaron: ¿Y qué más puede seguir?

En estos día vimos un trailer, un preview, una corta muestra de lo que viene en la segunda temporada. Parece que Washington perdió la paciencia con los berrinches de nuestro personaje y manda a algunos pesos pesados para hacerlo entrar en razón. Sin éxito. Bajo sus narices continúa desmontando la independencia judicial. Los manda al carajo: “Ya pasaron los tiempos de la United Fruit Company”. El primer episodio de la segunda temporada comenzará con un bombazo: La Lista Engel, una lista negra de personajes culpables de corrupción y/o de acciones antidemocráticas, quienes serán investigados, sancionados y declarados parias a nivel internacional. La dinamita: 5 de los 14 nombres salvadoreños corresponden al círculo íntimo del líder-presidente; 2 más son exmiembros de su gabinete; y el octavo es el personaje oscuro que tras bambalinas le ayudó a destruir a la izquierda histórica y robarle un millón de votos. Ahí se despierta una gran expectativa, porque se deslumbra una gran historia de traición al centro de esta novela – una historia nunca contada.

A la segunda temporada aún no le pusieron nombre. Se puede llamar “El imperio contraataca”, o “La soberbia antecede la caída”, y en ella veremos si nuestro personaje logrará mantener su particular estilo político de “nunca negociar, nunca hacer concesiones, nunca dar un paso atrás, aunque sea para corregir fatales errores, nunca dejar de atacar”. Nuevamente veremos a amigos sacrificados, intrigas, traiciones, testigos criteriados, que ponen el dedo a sus pares para salvarse ellos... Y con mucha tensión vamos a observar si la oposición interna al fin logrará salir del trauma de la derrota y entrar en acción y hacer política. Porque si no, la novela se volvería un poco aburrida y deprimente...

Vaya, estén todos pendientes de la segunda temporada de esta novela muy latina. Se parece a otras producidas en Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador. Tiene influencias mexicanas, pero en el fondo es una obra genuinamente guanaca. La actuación es extraordinaria: El personaje principal es magistral en el rol de político cool sin principios; hay bufones, matones y locos.

¿Cómo se llama la obra? “Hicimos historia”. Diviértanse.

Ya el martes volveremos a hablar de política. Saludos, Paolo Luers