Carta improvisada a Tony Saca: Gran desquite, poca transparencia

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Pandilleros de la MS permanecían fuertemente armados en campamentos ubicados en zonas rurales del oriente del país. Fotos Cortesía / PNC

Por Paolo Lüers

2021-07-21 6:56:52

Estimado Tony:

Me imagino que este es el momento del desquite que ha esperado por muchos años. Usted tuvo su juicio, hizo su “confesión” en el procedimiento abreviado, recibió su condena y pasó a Mariona a cumplirla... Ahora los diputados de la bancada cyan le invitaron a la Asamblea, con el manifiesto interés de hacer un juicio político-mediático a los que ellos llaman “los mismos de siempre”. Como usted no pudo tener conocimiento de los gobiernos del FMLN, posteriores al suyo, su testimonio se reduce a “revelaciones” sobre los gobiernos de ARENA.

Como los que conocemos su habilidad política y retórica podíamos esperar, usted se tomó por asalto esa comisión. Y como también se podía esperar, la comisión no puso ninguna resistencia. Por lo contrario. Lo dejaron hablar libremente, y sin ninguna interrupción – muy diferente al tratamiento que la comisión gemela (la de investigación del financiamiento de las ONG) dio a sus invitadas Lorena Pena y Milena Calderón.

Puedo entender la urgencia suya de desquitarse las humillaciones recibidas por parte del Fiscal General Douglas Martínez y el abandono que sufrió de parte de su propio partido, incluyendo los que habían servido en su gobierno y que después se hicieron los suizos, cuando a usted lo acusaron y enjuiciaron. Fue visible (y para mí perfectamente entendible) su satisfacción que expresó al tirar, como se dice en mi pueblo, estiércol al ventilador (para no usar otra palabra más fuerte).

Pero aparte del desquite, ¿fue un servicio a la verdad y la transparencia? ¿Nunca se ha preguntado cuál es el interés de los integrantes de esta comisión? Usted necesitaba desquitarse las humillaciones (su captura en la boda de su hijo; su exhibición pública como preso amarrado y vestido de uniforme de prisión, la traición hasta de sus amigos y patrocinados...), pero por parte de los diputados no es desquite, ni siquiera sed de venganza (porque nunca han sido víctimas de nada), sino búsqueda de destruir al adversario.

Cuando regrese al sector 9 de Mariona, ¿usted se hará la pregunta si su testimonio sirvió para contestar la única pregunta relevante que ventila esta comisión, si era o no legal o delito por parte de los funcionarios del Ejecutivo recibir de la presidencia de la República pagos adicionales a su salario formal? Esta gente fue contratada por usted bajo ciertas condiciones, que obviamente incluyeron sus salarios, bonos y gastos de representación. Lo que la comisión tiene que contestar es: ¿Cometieron delitos los que pagaron supuestos “sobresueldos”, los que los que recibieron o ambos?

El expresidente Cristiani y su secretario privado Arturo Tona sostuvieron que todos los pagos que durante su mandato hicieron provenientes de los fondos reservados fueron legales y debidamente auditados. Usted sólo recitó, siguiendo el guión de la comisión, la lista de los funcionarios que recibieron pagos de su secretario privado Elmer Charlaix, pero ni siquiera tocó el tema de si estos pagos tenían base legal o no. Y tampoco le hicieron esta pregunta. Los diputados inquisidores estaban más que satisfechos con escuchar los nombres que usted soltó.

No sé en qué van a terminar estas comisiones de la (no tan) santa inquisición, la de las ONGs y la de los “sobresueldos”. Hasta ahora no da señales de que van a aportar a la transparencia, más bien parece que están creando distracciones y cortinas de humo en un show mediático. Que interesante que sólo con usted han tenido éxito y conseguido lo que querían escuchar. El dilema jurídico y moral detrás de los nombres y montos no les interesa.

Conociéndolo, Tony, me da tristeza verlo reducido a un instrumento propagandístico de un gobierno que a todas luces le gana al suyo en corrupción y abuso de poder. Hoy, cuando al final usted pudo hablar en público, no aprovechó la oportunidad de reivindicarse ante el pueblo.

Saludos, Paolo Luers