Carta al ministro de Defensa: El deshonor de un soldado

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Familiares que llegaron al lugar señalaron que las víctimas regresaban de una curación en una clínica privada, donde María Estebana recibió atención por una lesión que tenía en el brazo. Foto EDH/ David Martínez

Por Paolo Lüers

2020-08-21 4:57:42

Estimado señor contralmirante René Merino Monroy:

El honor es un concepto esencial para la Fuerza Armada. Es su alma. Solo pueden asumir la responsabilidad de llevar armas a nombre del Estado mujeres y hombres de honor. Solo pueden asumir el mando sobre unidades armadas personas de honor. Su pérdida causa baja deshonrosa.

Usted perdió el honor al mentir. Un oficial que miente ante un órgano del Estado que tiene el derecho constitucional de interpelar e interrogarlo no puede continuar siendo miembro del Alto Mando, ni servir de ministro de Defensa Nacional. Es su deber renunciar al gabinete y al uniforme. No lo va a hacer, porque está seguro de tener el respaldo total y absoluto del presidente de la República. Pero no tiene el respaldo de la Constitución.

La mentira: no recibí ninguna orden del presidente para el dispositivo militar en la Asamblea, el 9 de febrero. Los efectivos militares actuaron en el contexto del procedimiento del Estado Mayor Presidencial para brindar seguridad al presidente de la República.

Esto es falso. Ningún procedimiento de seguridad para el mandatario incluye la presencia masiva en el Salón Azul de unidades con armas largas y que no están bajo el mando del Estado Mayor Presidencial.

De todos modos, si fuera el procedimiento rutinario a cargo del Estado Mayor Presidencial, ¿por qué se apersonaron usted y el Director General de la PNC y asumieron el mando? Si el 9 de febrero no pasó nada que requería instrucciones del presidente, ¿a qué se refería usted cuando en la noche anterior dirigió un mensaje de Twitter al presidente, diciéndole: “Estamos esperando órdenes de nuestro Comandante General Nayib Bukele”?

Todas sus demás mentiras (y las continuas respuestas evasivas) se derivan de la mentira madre, en la que usted incurrió al negar que el presidente le dio las instrucciones y usted las trasladó a los efectivos militares a que tomaran control del recinto parlamentario. 

Con esta mentira madre usted protege al presidente y se protege usted mismo, porque al reconocer que el presidente ordenara ocupar militarmente la Asamblea lo acusaría de un delito grave, y al reconocer que usted trasladó estas órdenes confesaría el mismo delito. Porque su deber como soldado hubiera sido rechazar una orden tan claramente ilegal.  

Si de protegerse de posibles acusaciones penales se trataba, por lógica usted tenía que negar incluso la existencia de un operativo militar y alegar que solo se trataba de asegurar la seguridad y vida del presidente. Dos alegatos absurdos. 

Ambos, el presidente y usted, cometieron el 9 de febrero graves delitos que tocará a la Fiscalía definir y acusar en su momento, o sea cuando ya no les proteja el fuero que gozan. Ayer tuvo usted, ante la Asamblea y la nación, la oportunidad de oro de salvar su honor, haciéndose cargo de su responsabilidad de las graves violaciones de la Constitución que cometieron el 9 de febrero. No tuvo el valor ni la dignidad de hacerlo. Usted prefirió cambiar su honor de militar fiel a la Constitución contra una actitud de un militante fiel a un líder partidario. Son dos lealtades incompatibles, y usted escogió mal.

Es por esto que le digo que perdió el derecho de vestir el uniforme y dirigir a la Fuerza Armada. Porque personas como usted la dirigen al pasado militarista.

Saludos, Paolo Lüers