Carta al ministro de Seguridad: No entienden nada

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Por Paolo Luers

2018-11-23 8:13:17

Estimado comisionado Ramírez Landaverde:

Gracias por el tip. Sin su intervención, tal vez nunca hubiera leído los comics del “Oscuro”. Cuando sus subalternos en San Vicente decomisaron miles de los folletos con el comic, y cuando usted salió en televisión denunciando que con estos artefactos están envenenando a los jóvenes con “apología” de la violencia y de las pandillas, pensé: Tienen que ser buenos estos comics…

Y cabal: Los amigos de FUNDE (la organización que los distribuye en colonias a los jóvenes en colonias “de alto riesgo”) me mandaron las 6 entregas de “Oscuro” – y son buenísimos. Pegan precisamente con el lenguaje que entienden los bichos. No los sermonean. Les hablan de situaciones que viven diariamente y los provocan a reflexionar sobre el círculo vicioso de la violencia.

Se nota que estos comics no son escritos específicamente para salvadoreños, usan términos que no son guanacos. Pero no importa, son escritos de gente que conocen el fenómenos de los barrios y sus pandillas, entienden la dinámica de las venganzas – entre pandillas y entre ellas y la policía. Son fenómenos casi universales. Y el arte, la literatura, cuando realmente es buena, los capta y los entiende – y cualquiera que vive esta realidad, sea en Los Angeles, en Filipinas, o en Soyapango.

Nunca he sido gran consumidor de comics, ni de chiquito, porque nunca sentí que sus figuras, héroes y villanos, tenían algo que ver con la realidad que vivía. Pero si fuera bicho hoy, pandillero o víctima de pandillas, viviendo en uno de los barrios marginales de El Salvador, los personajes de “Oscuro” me serían familiares – y sus historias me harían reflexionar.

Esto es exactamente el propósito de estos comics, y por esto una fundación responsable como FUNDE los distribuye a los jóvenes. Todos hablan de prevención, cualquier proyecto caro y a lo mejor ineficiente navega con esta bandera, pero esta iniciativa de FUNDE realmente tiene alcances, porque llega a los jóvenes.

Y entonces, viene la policía, detecta los folletos, los abre, ve hombres tatuados y armados – y bingo: decomisan este veneno. Algún subcomisionado quiere saber más, comienza a leer. Y qué descaro: En el comic #2 cuentan la historia de una ejecución extrajudicial, una pareja de policías matan a un joven desarmado y persiguen a un testigo para matarlo antes de que les ponga el dedo. Esto es propaganda a favor de las pandillas. Alguien está contaminando a los jóvenes. Da la orden de buscar en todos los lugares donde se reúnen los bichos – y con su ejemplar eficiencia policial logran decomisar más de 7 mil folletos con historias del “Oscuro”.

Reportan el caso a la dirección de la PNC. Se informa al ministro de Seguridad. A Usted, comisionado Landaverde. Y ahí la farsa se vuelve patética. Ni el director Cotto ni usted, el ministro, entienden los comics. Comparten el criterio de sus agentes en San Vicente que ahí alguien está divulgando artefactos a favor de las pandillas y contra las autoridades. Usted sale en la tele: Contento de haber pegado otro golpe a la delincuencia. Denunciando a los sinvergüenza que divulgan tal horrorosos contenidos.

No voy a hablarle a usted que esta acción policial de decomisar folletos de contenido literario riñe con la libertad de expresión y de las artes. Obviamente no lo entiende, o le vale…
Le voy a hablar de lo que más me preocupa en este caso. Es evidente que ustedes (del agente destacado en algún pueblo, pasando por el subcomisionado de la delegación departamental y por el director general de la PNC, hasta llegar al ministro de Seguridad) no entienden estos comics.

No entienden las historias que cuentan. No entienden los personajes, los malos y los buenos y sobre todos los que andan en la zona gris entre malos y buenos: los pandilleros que quieren salir del círculo vicioso de venganzas. Y si no lo entienden en el comic, es porque no lo entienden en el mundo real, en los barrios donde entran para poner orden.
Y si no entienden la realidad que los jóvenes viven, sus miedos, las

presiones que viven tanto por parte de las pandillas como de la policía, están condenados a fracasar. Y esto es exactamente lo que está pasando. Qué triste…

Saludos, Paolo Lüers