Carta al hombre vergüenza para el periodismo nacional

Aprovecho este día para declarar, a nombre de los periodistas salvadoreños honestos, la definitiva expulsión de su persona de este gremio. Es una expulsión simbólica, porque el gremio no es una asociación formal, sino una entidad simbólica y moral en la cual nos une nuestro compromiso compartido con la verdad y con la justicia.

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Foto de referencia/ Archivo/ EFE

Por Paolo Lüers

2019-08-01 6:00:53

Señor Mauricio Funes Cartagena:

Parece el colmo de ironía que la noticia de la nueva burla que usted está haciendo a la justicia haga titulares precisamente el Día del Periodista.

Usted consiguió obtener la nacionalidad nicaragüense, cortesía de Daniel Ortega, el presidente que ya nadie quiere en su propio país. Con esto piensa que la Constitución de Nicaragua lo protege. Veremos. Aunque su nacionalización huele a fraude de ley, queda protegido mientras Ortega esté en el poder. Pronto llegará el día que Ortega irá a la cárcel, y usted con él. Con amigos como Ortega se puede burlar a la justicia, pero no por siempre.

Primero, su defensa fue que es víctima de persecución política, o sea que todos los cargos de corrupción contra usted y su familia son inventados por razones políticas. Por lo tanto, usted solicitó (y consiguió) asilo político en Nicaragua, aprovechando las buenas relaciones del FMLN con Ortega. La tesis fue siempre: Funes es un perseguido político, no un delincuente.

Ahora, con las múltiples acusaciones contra usted consolidándose, esta tesis ya no es sostenible, ni siquiera en la ficción de Estado de Derecho que reina en Nicaragua. Como extranjero con asilo político, la Constitución nicaragüense solo le protege contra persecución política, pero no contra acusaciones de delitos comunes. En este sentido, la movida de hacerse nicaragüense y así blindarse contra la extradición, incluso por delitos comunes, significa que al fin usted y Ortega reconocen que la tesis de la persecución política contra usted ya no es sostenible. Enhorabuena.

Regresemos al Día del Periodista que celebramos este 31 de julio. Aprovecho este día para declarar, a nombre de los periodistas salvadoreños honestos, la definitiva expulsión de su persona de este gremio. Es una expulsión simbólica, porque el gremio no es una asociación formal, sino una entidad simbólica y moral en la cual nos une nuestro compromiso compartido con la verdad y con la justicia.

No podemos ni siquiera considerarlo a usted experiodista. Aunque muchos no lo querían ver en aquel entonces, usted hizo carrera de periodista, no para honrar el compromiso con la verdad y la justicia, sino para posicionarse en la opinión pública como carta política, para luego saltar a la política y al poder —y para enriquecerse—. Esta es la triste historia de un entrevistador oportunista que se volvió político oportunista y presidente corrupto.

Cuando en el 2005 lo despidieron de Canal 12, escribí en El Faro una columna titulada “Nadie es imprescindible”, que comenzó con este párrafo: “Para llegar al grano de un solo: era tiempo de sustituir a Mauricio Funes. Dirigía un noticiero mal hecho, poco profesional, sin dirección periodística, sin planificación. Como entrevistador era aburrido, prepotente, hablaba demasiado, operaba con prejuicios políticos”.

Yo sabía que con esto me hacía de un enemigo poderoso en el mundo de los medios, mas no que poco después será “enemigo íntimo” de un presidente, que además resultó de lo más vengativo imaginable…

Pero, bueno, 5 años en Casa Presidencial son largos, pero se acaban. Para alguien como usted, se acabaron de manera traumática y humillante. Se queda con un montón de pisto, pero por lo demás sin nada: sin amigos, sin dignidad, sin libertad para viajar, porque en cualquier país civilizado lo detienen y mandan a El Salvador a enfrentar sus juicios. Ni siquiera puede pasearse libremente en Managua, porque los nicas honestos lo detestan. Y ahora ni siquiera puede llamarse periodista. Es asesor de Ortega.

Disfrute su cárcel dorada en Managua mientras pueda…

Paolo Lüers

(Si quieren leer la columna “Nadie es imprescindible”: https://columnatransversal.blogspot.com/2005/02/nadie-es-imprescindible.html)