Carta a los funcionarios que cada año se toman fotos en chumpas y botas a la última moda

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Las torrenciales lluvias en el país han causado seis muertos y más de mil damnificados. Foto EDH / Archivo

Por Paolo Lüers

2019-10-16 4:02:52

Estimados ministros, directores y comisionados presidenciales:

Dos días de lluvia y el país está en emergencia. No son huracanes, ni siquiera son grandes tormentas tropicales, solo es un temporal como son habituales en Centroamérica durante los inviernos. Así como hay países donde siempre cae nieve en enero o febrero, aquí siempre llueve en octubre.

Nunca entendí como un país que cada año tiene inviernos con temporales cada año se deja sorprender por lluvias. 

Los huracanes son imprevisibles, igual que los terremotos. Lo único que pueden hacer los países en zonas propicias a estos desastres es construir un sistema profesional de emergencia, con buenas comunicaciones y con estructuras claras de ejecución de planes. 

Pero los desastres que cada año se repiten de la misma forma, pegando duro a las mismas poblaciones, en las mismas zonas del país, no deberían agarrarnos nunca sin preparación y sobre todo, sin prevención. La gente en la zona baja del Lempa cada año tiene que abandonar sus casas y pierde sus cosechas. En las colonias suburbanas, pero también en comunidades cerca de las playas, las mismas quebradas cada año se convierten en ríos salvajes inundando las comunidades. Uno se pregunta: ¿Y por qué cada invierno las lluvias encuentran a las comunidades y las familias en las mismas condiciones de vulnerabilidad?

Hoy se ha puesto de moda hablar de las inversiones que hay que hacer en las comunidades y hablar del tejido social que hay que reparar para asegurar el control territorial. Pero lo primero que habría que controlar es la extrema vulnerabilidad que se manifiesta cada año en las mismas zonas, como si fuera un asunto de destino tener que perder cada año su casa y sus pocas pertenencias y sus cosechas.

Cada octubre nos demuestra cuáles deberían ser las prioridades para prevenir que las lluvias se conviertan en emergencias: construir diques donde hacen falta; diseñar para las aguas de lluvia sistemas confiables de desagüe que no se tapen cada año con basura, causando inundaciones perfectamente evitables; construir bóvedas en las quebradas donde se pueda; construirle casas seguras a la  gente que vive donde nadie debería vivir arriesgando cada año su vida; dar a los municipios las competencias y los fondos necesarios para invertir en la prevención y mitigación…  

Esto es la intervención y presencia del Estado que esperan las comunidades precarias y vulnerables del país, igual que acceso a agua potable y sistemas limpios de aguas negras. Claro que las canchas deportivas y las bibliotecas o cubos son importantes, pero como dicen los gringos, first things first“: primero las cosas prioritarias.

No necesitamos a políticos que anden exhibiendo sus prendas de moda ‘outdoors’, celebrando reuniones en medio de un río (y de un mar de fotógrafos oficiales); necesitamos funcionarios profesionales que elaboren y coordinen planes eficientes e intervenciones estatales a largo plazo.

Si entienden esto como un reclamo, lo entendieron bien. No es un reclamo solo a los funcionarios actuales, igual han fallado los gobiernos anteriores. 

Y una pregunta: ¿qué pasó con Protección Civil? Da la impresión de que fue desmantelada para no dejar ni huella del trabajo de 10 años de Jorge Meléndez. No son los gobernadores cuya ausencia preocupa, sino la de un aparato nacional de Protección Civil. 

Saludos, Paolo Lüers