Carta a los creadores culturales de El Salvador: Son la riqueza del país 

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El edil fue amarrado de las manos y arrastrado. La policía intervino y lo rescató. Foto EDH / Fotocaptura

Por Paolo Lüers

2019-10-09 4:33:06

Hablemos de cultura y arte. Demasiado poco espacio ocupan en mis columnas y cartas. No es expresión de desprecio, sino más bien de la exagerada concentración en temas políticos, partidarios, ideológicos y electorales dentro del debate nacional, dejando al lado las otras facetas de la vida pública: educación, artes, cultura, lenguaje, literatura… Todos estos temas son parte no reemplazable de mi vida. Cuando decidí hacerme periodista, no fui a estudiar comunicaciones, periodismo o economía, sino literatura y lingüística. La verdad es que mi sueño fue dirigir la sección literaria y cultural de uno de los grandes periódicos alemanes, aunque por las sorpresas de la vida me convertí primero en reportero, luego en cineasta documentalista y finalmente en periodista político.

A esta altura, los que siguen las redes sociales, sospecharán que escribo esto porque me acusan de tener menosprecio por la cultura nacional salvadoreña. Pero para mí, la cultura nacional es una ficción oficialista. ¿Cómo decir que amamos la cultura nacional cuando esta incluye tantas cosas tan diferentes, algunas despreciables, otras mediocres y otras poco extraordinarias? Y para declararse amante de la cultura nacional, ¿también hay que aplaudir todos los usos (incluyendo los abusos) que el oficialismo, la política o el comercio pueden hacer de ella? 

Hablemos de algunas de las distintas expresiones de cultura y arte que nacen en El Salvador, las malas, las feas y las buenas. Tengo profundo respeto y admiración por lo que Marcela Zamora, Arturo Menéndez y otros están haciendo por hacer cine en El Salvador. Pero no puedo decir que admiro al cine salvadoreño‘, porque esto incluiría películas mal concebidas y mal producidas como ‘Voces Inocentes’ y ‘Sobreviviendo Guazapa’. 

Admiro lo que mis amigos del Museo de la Palabra están haciendo para que nos enfrentemos con nuestra reciente historia, igual que el esfuerzo de Ricardo Simán y el equipo de producción de ‘Archivos Perdidos del Conflicto. Cultura ‘Made in El Salvador’ de la mejor…

Aunque casi no consumo teatro, el trabajo de Robby Salomón es un aporte cultural al país extraordinario, tanto en su trabajo como director como el de gestor con el ‘Teatro Luis Poma’. ¡Y qué actrices más maravillosas han surgido en El Salvador, empezando con Isabel Dada, terminando con Alejandra Nolasco, Egly Larreynaga y Paola Miranda! Hablando de Egly: su idea y realización de ‘La Cachada’, su proyecto teatral con mujeres del mercado, es algo que a nivel internacional comienza a cambiar la imagen de El Salvador…

En la danza siempre hay sorpresas muy agradables en El Salvador. Lo que presentan las hermanas Diana y Neca Aranda me emociona igual que la danza árabe de las hermanas Albar y Maricela Escobar de Laialy o las coreografías de Byron Nájera. Pero esto no significa que no se está produciendo mucha basura…

En El Salvador hay grupos muy diversos que me hacen optimista, no solo en cuanto a la cultura, sino pensando en el país, en su futuro, su convivencia, su creatividad: el Centro Arte para la Paz en Suchitoto; el Teatro Azoro; Los Torogoces de Morazán; Be a Dancer; la Biblioteca Humana, creada por Claudia Cristiani; los bichos de break dance de Valle del Sol en Apopa; la Gaceta de Suchitoto; los grupos de teatro y literatura en los penales de pandilleros; Forever de Alejandro Gutman; los talleres de radio que hacen en Casa Tomada; la orquesta de cuerdas compuesta por muchachas pandilleras recluidas en el Centro de Inserción Social Femenino (para solo mencionar los que conozco personalmente)…

Todo esto lo admiro, lo disfruto y trato de apoyarlo como puedo. ¿Tengo que echar flores a cualquier expresión cultural solo porque el Estado, la publicidad o los medios las declaran representativos de la cultura nacional? No. Hay expresiones culturales que no me gustan, pero que respeto, porque entiendo el rol que juegan y el esmero profesional de sus integrantes. Por ejemplo la Orquesta Sinfónica o el Ballet Folclórico. 

La cultura y las artes normalmente rayan con lo feo cuando se vuelven oficialistas, pomposas y cuando son instrumentalizadas con fines políticos o comerciales. Cosas que en otros contextos pueden ser bellas, de esta manera pueden perder el encanto de la creatividad y volverse panfletarias, aburridas o abusivas. Ahí hace falta crítica cultural.

Un saludo a todos los creadores culturales. Los necesitamos. Son la riqueza del país. 

Saludos, Paolo Lüers