Una policía destacada en la subdelegación de Mejicanos; una madre de dos niños que se dirigía con ellos a denunciar a su esposo en la Policía de Apopa por violencia intrafamiliar; así como una comerciante de la zona del Mercado Tinetti, junto con su hermana de 7 años, quienes fueron raptadas y asesinadas por pandilleros, están entre las 146 mujeres asesinadas en San Salvador en 2017.
Este departamento, junto con La Libertad, que tuvo 51 crímenes, y Santa Ana, que cerró con 43 víctimas, están a la cabeza de los lugares donde las autoridades registraron, el año anterior, la mayor cantidad de hechos violentos contra las mujeres.
Los reportes de la Fiscalía General de la República, la Policía Nacional Civil, el Instituto de Medicina Legal y el Ministerio de Salud indican que el año pasado hubo más de 20, 800 casos de violencia contra las mujeres. La mayoría de víctimas tenía entre 15 y 29 años y los principales agresores eran parientes o personas allegadas a ellas.
Según un informe elaborado por la Dirección General de Estadísticas y Censos (Digestyc), los delitos que tuvieron mayor incidencia fueron los sexuales (violación, abuso, estupro, acoso, inducción a la prostitución, pornografía y exhibiciones obscenas), así como la violencia física (lesiones leves, graves y muy graves) y las muertes violentas.
Los datos señalan que San Salvador contabilizó 1,320 casos de violencia sexual y 2,361 de violencia física. Mientras que Santa Ana registró 788 víctimas de delitos sexuales y 835 de violencia física. La Libertad reportó 660 casos de violencia sexual contra las mujeres y 823 agredidas físicamente.
Después de estos departamentos se posicionaron los de la zona oriental. En Usulután fueron cometidos 385 delitos sexuales y 275 casos de violencia física. La Unión tuvo 368 víctimas de violencia sexual y 190 agresiones físicas. San Miguel terminó con 366 y 465 casos respectivamente.
En cuanto a otras zonas geográficas del país, como la Central y Paracentral, hubo agresiones de tipo sexual que superaron los 300 casos en Cabañas y osciló entre 186 y 275 casos en Chalatenango, San Vicente, Cuscatlán y La Paz. En cambio, las agresiones físicas oscilaron en estos lugares entre 173 y 323 casos.
En los otros dos departamentos de la zona Occidental: Sonsonate y Ahuachapán, los hechos de violencia sexual alcanzaron los 318 y 460 respectivamente, pero superaron los 420 casos los de violencia física.
Morazán, en la región oriental, reportó 209 casos de violencia sexual y 148 de violencia física.
Violencia que termina en muerte
Aunque las estadísticas oficiales indican que en 2017 los delitos sexuales y de violencia física superaron a las de muertes violentas de mujeres, las investigaciones señalan que la mayoría de mujeres que fue asesinada (la mayoría a manos de sus parejas) sufrió por mucho tiempo episodios de violencia física, sexual y patrimonial.
Los departamentos que reportaron más asesinatos de mujeres fueron San Salvador, que cerró con 146 víctimas, San Miguel con 70, y La Libertad con 51.
En Santa Ana murieron 43 mujeres de forma violenta; en Usulután 28, en Sonsonate 25 y en La Paz 21. En Morazán y Ahuachapán hubo 16 casos, en Cuscatlán 14, en La Unión 13; en Cabañas y San Vicente 10 y Chalatenango cerró con 6.
La semana pasada fueron divulgados los resultados de la primera Encuesta Nacional de Violencia contra las Mujeres 2017, realizada por la Red de Investigadores del Banco Central de Reserva (REDIBACEN) y que tomó como base una muestra de 4,104 entrevistas, reveló que siete de cada diez mujeres, a partir de los 15 años ha sufrido algún tipo de violencia en su vida.
El estudio está respaldado por una muestra de cuatro mil mujeres, una por cada hogar a nivel nacional.
El trabajo, que fue coordinado por el Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer (ISDEMU) y la (Digestyc), también arrojó que el problema de violencia lo sufren casi por igual las mujeres que viven en la zona urbana y rural del país.
El sondeo también destacó que en este clima de violencia solo seis de cada 10 mujeres denuncian ante la Policía, Fiscalía o Juzgado que sufre cualquier tipo de violencia.