Trabajadores salvadoreños se las ingenian para enfrentar el alza en el precio de los combustibles

Desde el martes, El Salvador experimenta el octavo incremento consecutivo en el precio de la gasolina. Conductores de carga, del transporte público y alquiler, así como de vehículos particulares resienten en sus bolsillos las continuas alzas.

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Foto EDH/Mauricio Cáceres

Por Tania Urías

2019-05-07 9:47:35

Aunque el país tiene el precio de combustible más bajo de la región, el parque vehicular ya supera los 1,189,007 autos (hasta diciembre de 2018) y suma 93,814 automóviles más que en 2017, que sumados a los congestionamientos por el cierre de vías, obligan a los automovilistas a hacer malabares para enfrentar el nuevo aumento del precio del combustible.

Taxistas, picacheros (comerciantes que transportan hortalizas o mercaderías), traileros, conductores del transporte público y particulares, ya sienten la presión en sus bolsillos, algunos de manera directa y otros, en los ingresos que reciben por transportar personas o mercaderías.

El precio de los derivados de petróleo subió por primera vez el 29 de enero y la última y octava ocasión, el pasado lunes 6 de mayo. A la fecha, la gasolina especial ya acumula un alza de $0.80 y la gasolina regular, $0.75.

El precio del diésel, que es más utilizado por el transporte público y de carga, también ha variado aunque no tanto como el de las gasolinas.

Según los precios de referencia que publica cada 15 días el Ministerio de Economía (Minec) este combustible solo ha subido $0.33 por galón en lo que va del año y el diesel bajo en azufre, solo $0.39. Sin embargo, para quienes se dedican al transporte público o de carga, el aumento ya impacta al sector.

Así lo expresó recientemente el presidente de la Asociación de Transportistas de Carga de El Salvador (Atcasal), Guillermo Massana.

A manera de ejemplo explicó que un furgón que va de El Salvador a Honduras gasta 140 galones de diésel; lo que suma $431.20; es decir que su costo ha incrementado $43.40 en lo que va del año.

“Ese costo lo estamos absorbiendo los transportistas y si esto sigue así tendríamos que renegociar las tarifas de los fletes con las empresas”, señaló Massana.

Jonathan Vásquez, motorista de la ruta 113 que conduce de Cojutepeque a San Salvador, también se siente afectado por el incremento pues a él le supone que en ocasiones deba quedarse sin los $2 que el patrón le da para comida.

Jonathan que lleva cinco años en este empleo, tiene un sueldo de $20 diarios, que debe ser descontados de los ingresos diarios que entrega al dueño del autobús y que son fijos. Además debe añadir los $60 diarios de diésel, y si las cuentas no salen, sacrifica los $2 de comida y en ocasiones hasta su sueldo y del cobrador de la unidad.

Jonathan teme, como la mayoría de sus compañeros de oficio, que el combustible siga subiendo.
Según el Minec, esta nueva alza se debe a las reducciones de inventarios de petróleo en Estados Unidos así como a la finalización de las exenciones que el país americano le daba a Irán, uno de los cinco mayores productores de petróleo en el mundo.

El Salvador, que es importador neto de combustibles, debe ajustarse a estos precios internacionales, que se modifican cada quince días.

El precio que vemos en las estaciones de servicio se calcula con base a una fórmula de referencia que toma en consideración el precio de importación, los costos por flete y los costos de comercialización. A ese costo se le agregan al menos seis impuestos estatales.

Foto EDH/Mauricio Cáceres

Rafael Pérez, 25 años de ser taxista

Aunque lleva más de dos décadas en este oficio, Rafael usa un taxi alquilado. Se mueve en los alrededores de la nueva terminal de oriente y cuando más le impacta el costo de la gasolina es cuando debe trasladar pasajeros desde Soyapango hasta el centro de San Salvador.

“Yo le doy al dueño una cantidad ya fija, sin importar que suba el costo de los combustibles, así que para tratar de ganar trato de subirle un poquito al cliente, un dólar no más, pero no todos quieren y lo más difícil son las carrera largas, ahí pierdo”, explicó.

Rafael dice que no puede cambiarse de trabajo porque ha hecho lo mismo por más de la mitad de su vida y aunque ve reducidos sus ingresos y no siempre gana los 17 a 20 dólares a los que estaba acostumbrado, solo espera que el combustible no siga subiendo.

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Miguel Ángel Manzares, conductor de la ruta 304

“Yo comienzo mi día a las 5:45 de la mañana cuando salgo de La Unión hacia San Salvador. El viaje no siempre rinde. El cobrador y yo tenemos un salario fijo que el dueño de la unidad ha puesto y ya no es igual por que hay que pagar caro el diésel. Le echamos 30 o 32 galones por día y no está rindiendo igual.

A mí me afecta , pero es según como esté el movimiento así se le da al patrón, pero algunas veces hasta hemos salido sin sueldo, por que siempre hay que darle al dueño la cuota. Un día bueno anda por los $380 la vuelta y un día malo, $170. El sueldo mío son $20 y el cobrador $15, pero si el día es malísimo no me dan sueldo, depende de que saquemos al menos los $170 para el patrón, sino nos toca sacar de lo propio para completar.

En un día bueno, agarramos el sueldo que nos debían de otro día que no salieron las cuentas, pero vivimos del ingreso diario y si sigue subiendo la gasolina y el diésel ya se pone complicado este trabajo, pero como uno no sabe hacer otra cosa, no hay de otra”.

 

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Wilfredo González, comerciante de frutas y verduras

Wilfredo y su esposa Iselda tienen 20 años de dedicarse a vender frutas y verduras en su pick up con el que recorren cuatro colonias del área metropolitana de San Salvador, trabajo que les permite pagar, el vehículo que todavía deben, la vivienda que alquilan, la luz, el agua, la comida, todo.

Wilfredo e Iselda, padres de tres niños, comienzan en la madrugada y terminan hasta que el producto se acaba. Su pick up es, dice, es su herramienta de trabajo y el incremento del combustible, una de sus preocupaciones.
“Antes nos duraba tres días los $10 de gas, hoy dura un día o día y medio. Hasta el calor afecta, que se vaya más rápido. Yo la compraba a $2.95 el galón, hoy casi $$3.50 y le echo dos galones y medio y no alcanza, se va rapidito” dijo.

El comerciante mencionó que todavía no ha sentido del todo el golpe en sus ingresos pero sí está preocupado que la gasolina siga subiendo, porque deberá reducir los recorridos. “Este carrito es el sustento de la familia y si siguen los aumentos (del combustible), vamos a sentirlo en todo lo que pagamos”, expresó.

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Salvador Jiménez, conductor de camión de carga

“Yo vivo en Olocuilta y trabajo en San Salvador y he sentido el aumento (de la gasolina) desde los viajes cuando voy para la casa, antes gastaba $10 y hoy son $15.

También en los viajecitos aquí cerca, yo me dedico a transportar arena, bloques y grava y con lo caro que está el diesel intento subir al cliente un par de dólares por viaje pero no quieren pagar más.

Si uno cobra 15, debe darle $3 al ayudante, $5 del diésel y solo quedan $7 por viaje y solo es uno que se hace al día, apenas y alcanza para la comida.

A veces se hacen tres viajes y a veces, ninguno. En un día bueno antes ganaba hasta 30 dólares, hoy 20 máximo por día, pero yo tengo temor que siga subiendo la gasolina y no pueda cobrar más, entonces no sé qué vamos a hacer, porque he trabajado en esto por treinta años, quizá más y me preocupa que ya no gane lo suficiente” .

Frank Denis Henríquez, tres años como taxista

Frank comienza su jornada a las cinco de la mañana y la termina a eso de las seis de la tarde, es padre soltero de Alan, de siete años y ese empleo, en el que lleva tres años, es el único ingreso para él y su hijo.

El incremento de la gasolina regular ya comenzó a afectarle porque pierde clientes al intentar trasladarles un pequeño costo de ese incremento. “La gente no quiere pagar más, cuando uno les explica que está subiendo la gasolina no lo entienden”, contó.

Frank dice que el aumento de los combustibles, sumado a la competencia de otros servicios de transporte de alquiler y hasta las altas temperaturas , comienzan a golpear su bolsillo. El permanece en los alrededores del Hospital Bloom y aunque el vehículo es suyo, dice que los $15 diarios que le pone al tanque ya no le rinden igual. “Uno no debe ruletear tanto, pero como taxista sino me muevo no gano”, comentó.