Salvadoreña en San Francisco conquista los corazones latinos con un exquisito toque en Abanico Coffee Roasters

La cultura salvadoreña, su pasión por el café de especialidad y el bagaje adquirido al vivir en una ciudad donde hay gran diversidad latina es la combinación que hace que cada visitante de Abanico Coffee Roasters se transporte "de regreso a casa".

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Ana Valle, creadora de Abanico Coffe Roasters. Foto Cortesía Rocio Russo Pearce

Por Xiomara Alfaro

2021-06-24 8:22:16

Ana Valle es una salvadoreña radicada en San Francisco a quien su exquisito gusto por un buen café y la conexión con sus raíces culturales la han llevado a conquistar su más grande sueño.

El 17 de mayo pasado inauguró su primera cafetería llamada Abanico Coffee Roasters, un espacio donde tomarse una taza de café, preparada por expertos, es como estar de regreso en casa.

En el menú 100 % bilingüe (inglés - español) se encuentra toda una lista de opciones tradicionales de varios países de Latinoamérica como el café con leche, el café de olla, muy propio de algunas regiones en México; hasta el café con morro, una bebida preparada a base de espresso  que va mezclado con horchata salvadoreña y una miel elaborada con semillas de morro.

Foto cortesía Rocio Russo Pearce

Abanico Coffee evoca la cultura latina, pero también hace una conexión con los sentimientos y las emociones de quienes desde sus orígenes han disfrutado de una taza de café en familia o en una tarde de amigos.

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"Cuando tomo una taza de café pienso en mi abuelita, cuando era muy pequeña de unos cinco años nos sentábamos con ella a tomar café con pan dulce, esos recuerdos siempre se han quedado conmigo y es lo que me ha inspirado en este sueño", relata esta salvadoreña quien además ha mezclado en un solo concepto la multiculturalidad de San Francisco, ciudad conocida por raíces latinas muy arraigadas.

"El café que estamos tostando llega de diferentes países. Mi favorito por supuesto es el café de El Salvador que es de Loma La Gloria", comenta Ana.

El café de la finca La Gloria, ubicada en la zona del cráter de El Boquerón, en San Salvador, es de prestigio internacional ya que se exporta a Estados Unidos, Europa, Asia y Australia. Loma La Gloria es conocida por sus cafés Honey y Natural, cuidadosamente procesados y ??clasificados por variedad.

Foto cortesía Rocio Russo Pearce

Abanico Coffee Roasters también obtiene café de otros países de Latinoamérica como Honduras donde su proveedor es Catracha Coffee Company, y en México, Chiapas Bella Vista, entre otros.

"En El Salvador uno crece cerca de las montañas, cerca de las plantaciones de café. Mi inspiración son esos recuerdos de mi país. Tenemos un menú bilingüe de tal manera que otros latinos que llegaron a  este país como yo, cuando eran pequeños, sientan esa conexión que nos evoca el crecer entre dos culturas", añade.

"Quiero transmitir esa conexión con la cultura, pero también tener el énfasis de servir el café con calidad", continúa mientras explica que el menú también ofrece otras opciones que han sido inspiración propia, las cuales han surgido de la convivencia con nativos de otros países como Cuba donde tienen una cultura muy fuerte con el café, por ejemplo el "café con espumita", explica es un café de inspiración caribeña.

La idea de Abanico Coffee Roasters nació en 2013, pero no fue hasta 2017 que empezó a operar con ventas al mayor y este año abrió su primera cafetería. Este rinconcito cafetero está ubicado en el 2121 Mission Street, en la entrada del café un mural en la pared de fondo simula una galería de arte da la bienvenida. La obra "es del artista Jason Jagel que fue contratado por el dueño del edificio", narra Ana quien es graduada en Comunicaciones de la Universidad Estatal de San Francisco.

Foto cortesía Rocio Russo Pearce

Una vida ligada al café

Ana proviene de una familia muy unida, tiene dos hermanos quienes asegura han sido su gran apoyo para realizar sus sueños.  Ella es catadora Q grades, acreditada por el Coffee Quality Institute, que establece estándares de calidad de cafés especiales.

Sus recuerdos de infancia junto a su familia bebiendo cafecitos en su natal El Salvador ha sido la cereza del pastel para ahora hacer lo que más le apasiona.

Ana relata que desde que finalizó la universidad se desempeñó en varias áreas de trabajo. "Hice de todo tratando de encontrar lo que a mi me gustaba o buscando el camino para ver dónde llegaba", comenta.

"Hace 8 años con mi esposo viajamos a El Salvador y llevamos con nosotros  a un amigo japonés; recuerdo que andábamos por varios lugares mostrándole El Salvador. En un momento tomábamos una taza de café y ahí empezó la conversación de por qué no emprender un coffee shop, que ofrezca un café de calidad, un café de especialidad, así es como empezó la idea de Abanico Coffee Roasters", explica.

"La gente que no conoce la cultura de los latinos pero que disfrutan de un buen café están bien interesados, bien curiosos de los ingredientes que estamos usando, de cómo se sirve el café y cómo se habla del café, quieren saber qué es el morro, de dónde viene y ahí empezamos a platicar".

Ana Valle, FRASE.

Esta salvadoreña de 42 años asegura que pensar en esta idea la transportó rápidamente a sus momentos de infancia en su país natal "Empecé a pensar en todo lo que me hace feliz  y en recuerdos de cuando tenía cinco años y nos sentábamos con mi abuela a tomar una taza de café y comer pan dulce", rememora.

Ana llegó a los Estados Unidos cuanto tenía 7 años, junto a sus padres y sus hermanos. Emigraron en 1986, durante la guerra civil en El Salvador. Parte de su familia había emigrado durante los años 70 por lo que sus padres, explica, se vieron motivados a tomar esta decisión.

A su llegada retomó sus estudios y en 2002 se graduó con especialidad en Comunicaciones de la Universidad Estatal de San Francisco.

"Al principio se sentía como estar en medio de dos mundos, empecé a adoptar la cultura americana y mantener la cultura salvadoreña, empezamos a conocer a un montón de latinos, a conocer gente de India,  africanos, y crecer en medio de tantas culturas me ha inspirado", dice.

A su llegada a San Francisco se establecieron en Daly City, pero a menudo viajaban a la ciudad y, en particular, a La Misión. "Para mi es un honor estar en la Misión", añade al referirse a la reciente inauguración de su tienda.